Alfredo Wiedemann, obrero de Lear

Llegó el día. Lear elige. Cuánta agua pasó debajo del puente, cuántas maniobras por parte de la empresa y la burocracia. Pero estamos acá, de cara a una nueva elección. El ambiente de fiesta que se vive en cada uno de los activistas celestes contagia a los demás compañeros, la campaña que venimos realizando día a día demuestra que este grupo está más afianzado que nunca. El activismo es uno de los pilares fundamentales de esta comisión interna clasista y combativa. La pelea es por cada voto, contra los candidatos burócratas, faltos totales de ideas, argumentos y principios de lucha. El activismo los expone delante de los compañeros, desenmascarándolos como lo que son: candidatos de la empresa. Sí, llegó el día. Los fiscales estamos preparados para asumir la responsabilidad de marcar el terreno y no dejarnos apretar e intimidar por los burócratas presentes y los veedores del Ministerio. Así se impone nuestro parecer. Se sellan todos los votos. Todos los fiscales participamos en el escrutinio y hasta el presidente de mesa es nuestro. La votación se desarrolla con total normalidad. Casi 12 horas después comienza el conteo. Los nervios se apoderan de todos. Afuera la expectativa por saber qué pasa adentro. El cansancio se empieza notar, pero los votos empiezan a dar forma a otra victoria Celeste. Es la 1:00 AM. Ya pasaron 16 horas del comienzo y la Celeste ganó de vuelta. Nuestro esfuerzo, el de todos los activistas y el de la comisión interna se vio reflejado en las urnas. Luego de las firmas de rigor, los fiscales podemos salir. Abrazos interminables, lágrimas, el puño bien arriba y el festejo se traslada a la puerta de Lear. Siguen los abrazos, los cantos, el baile. Una verdadera fiesta, somos muchos los responsables de este triunfo. Seguimos peleando por los derechos de todos los compañeros de Lear y apoyando la pelea por mejores condiciones de trabajo de toda la clase obrera.