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Lucha de Clases N° 6

1934

La Huelga de Toledo

La huelga de Toledo de 1934 fue significativa por su radicalidad, por el alto grado de militancia obrera en los piquetes, y por mostrar por vez primera el gran papel que podían desempeñar los desocupados en apoyo a una huelga de obreros industriales.

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1ro de octubre 2008

La huelga de Toledo de 1934 fue significativa por su radicalidad, por el alto grado de militancia obrera en los piquetes, y por mostrar por vez primera el gran papel que podían desempeñar los desocupados en apoyo a una huelga de obreros industriales.

Toledo, ciudad industrial el estado de Ohio. La desocupación llega al 70% Allí se había organizado la Liga de Desocupados bajo el impulso del American Workers Party (AWP) del pastor Muste (Ted Selander, Sam Pollock y Louis Budenz fueron sus referentes).

En Toledo se formó también el “Sindicato Federal de Trabajadores 18834” (FLU 18834), que agrupaba a los obreros de varias fábricas automotrices.

El 23 de febrero de 1934, los trabajadores de la automotriz Auto Lite salen a la huelga, exigiendo el reconocimiento sindical y un aumento salarial del 10%. La huelga finaliza a los 5 días, con el compromiso de la patronal de otorgar un aumento del 5%, y negociar luego las otras demandas. Ante el incumplimiento, el FLU vota otra huelga para el 12 de abril.

La primera acción del AWP es rodear la planta con cientos de desocupados en piquetes. Ante la orden judicial del juez Stuart para prohibirlos, la Liga responde: “vamos a violar deliberadamente esta prohibición que busca impedir nuestros piquetes pacíficos en apoyo a la huelga de los trabajadores de Auto-Lite”. Entre el 7 y el 9 de mayo, Selander y Polock son arrestados dos veces y luego liberados con sentencias en suspenso.

La patronal recluta 1500 rompehuelgas para reabrir la planta y recomenzar la producción. Guardias armados y agentes del Sheriff (pagados por Auto-Lite) custodian el ingreso de los rompehuelgas.
La Liga de Desocupados responde con piquetes masivos frente a la planta. El 21 de mayo Budenz hablará en un acto frente a mil personas. Al día siguiente los piquetes agrupan a 4000 y el 23 de mayo llegan a 6000.

La “Batalla de Toledo” comienza esa tarde, cuando los hombres de Sheriff arrestan a Budenz frente a los manifestantes. La multitud responde furiosamente, lanzando piedras, ladrillos y botellas. Los agentes se refugian al interior de la fábrica y junto al personal jerárquico arman barricadas. Los guardias armados disparan gases desde el techo, y durante 7 horas sin pausa los obreros y desocupados responden con piedras. Varios autos del estacionamiento son incendiados y con las cámaras de los neumáticos se improvisan gomeras. Cerca de la madrugada del día siguiente, los manifestantes intentan romper las puertas de la fábrica, para enfrentarse cara a cara con los “sitiados”. Pero la policía sale en su auxilio, disparando contra la multitud.

A las 5:30 am del 24 de mayo llegan las tropas de la Guardia Nacional. Durante todo el día siguen los enfrentamientos. Los soldados comienzan a disparar asesinando a Frank Hubay (27 años) y Steve Cyigon (20), sumados a la lucha en solidaridad.

Los ánimos se encienden, y la batalla se extiende a seis manzanas a la redonda. Las tropas en Toledo alcanzan los 1300 efectivos, la mayor cantidad nunca vista en Ohio en épocas de “paz”.

Se producen arrestos masivos, sin embargo la línea de piquetes se mantiene con alrededor de 5000 personas, aunque las acciones empiezan a decaer: habían pasado ya 5 días de lucha radicalizada.
Mientras que 85 sindicatos (sobre los 103 que integran la AFL local) han votado impulsar una huelga general en apoyo, el líder de la AFL busca postergarla negociando con el gobierno nacional. Roosevelt envía un mediador a Toledo.

En el interín de las negociaciones, la AFL cierra un acuerdo sectorial para los electricistas. El temor a la huelga general sigue latente, cuando la noche del 1 de junio más de 20.000 personas recorren las calles en una marcha de antorchas. El gobierno, en un intento de evitar la huelga, presiona a la patronal, quien finalmente accede a un acuerdo: aumento salarial del 5%, reconocimiento del sindicato y un plan de reincorporaciones (la patronal logra imponer la inclusión de los rompehuelgas). Muste y Budenz se oponen a este punto, pero el acuerdo finalmente es aceptado por el sindicato.

Así y todo, se ha obtenido un triunfo. El 9 de junio, los trabajadores festejan en una manifestación masiva.

La huelga de Toledo, donde la acción combativa y solidaria de los desocupados fue central, va a acelerar un proceso de sindicalización masiva de trabajadores industriales en todo el estado.

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