El 15 de agosto, en medio de una complicada renegociación de las obras de ampliación, el gobierno panameño y la prensa internacional celebraron los 100 años de la apertura al tráfico del Canal, como una grandiosa obra de ingeniería que abrió “nuevos rumbos al comercio y el progreso”. Sin embargo, ocultan la siniestra historia de colonialismo, intervenciones y explotación, que desde sus mismos comienzos convirtió al Canal en un símbolo de la dominación norteamericana sobre nuestro continente.