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Internacional

La crisis golpea a Europa

La caída de entidades financieras se ha extendido a la Unión Europea. En un sólo día, los gobiernos de siete países han tenido que salir al rescate de cinco entidades financieras. Francia está estudiando qué hacer para evitar el colapso de algunos de sus grandes bancos. El rescate de Fortis por parte de los gobiernos de Bélgica, Holanda y Luxemburgo, con la inyección de 11.200 millones de euros a cambio del 49% de su capital, fue la primera de una tanda de caídas.

Juan Chingo

2 de octubre 2008

La caída de entidades financieras se ha extendido a la Unión Europea. En un sólo día, los gobiernos de siete países han tenido que salir al rescate de cinco entidades financieras. Francia está estudiando qué hacer para evitar el colapso de algunos de sus grandes bancos. El rescate de Fortis por parte de los gobiernos de Bélgica, Holanda y Luxemburgo, con la inyección de 11.200 millones de euros a cambio del 49% de su capital, fue la primera de una tanda de caídas.

Posteriormente, otra entidad de peso como el banco franco belga Dexia, fue socorrida por las autoridades de ambos países. La crisis combinada de estas dos instituciones bancarias ha significado una fuerte conmoción política en Bélgica.

A esto le siguió la nacionalización por parte del gobierno británico del banco hipotecario Bradford & Bingley, haciéndose cargo del portafolio de 50.000 millones de libras (91.000 millones de dólares) de hipotecas y otros créditos. El gobierno pagó además 18.000 millones de libras (33 millones de dólares) para facilitar la venta de las cajas de ahorro de Bradford & Bingley, incluyendo la totalidad de sus sucursales minoristas, al español Banco de Santander, el segundo más importante de Europa, que anunció que pagará 612 millones de libras (1.100 millones de dólares) por las 197 sucursales de Bradford & Bingley y los 20.000 millones de libras en depósitos.

El mismo día, mediante una inyección de 35.000 millones de euros provenientes de fondos públicos y privados, fue rescatado, Hypo Real State, el segundo banco hipotecario de Alemania. Esta entidad emite bonos que están en las carteras de muchas instituciones monetarias en todo el mundo, por lo que su quiebra podría haber generado un fuerte efecto cascada similar al que hubiera tenido la quiebra de la aseguradora AIG- nacionalizada por el gobierno norteamericano hace dos semanas.

Por último, en Dinamarca el Roskilde Bank tuvo que ser intervenido por el Banco Central, que posteriormente vendió sus sucursales a otras tres entidades. Mientras, en Islandia el Ejecutivo acordó quedarse con el 75% de Glitnir Bank, el tercer mayor banco del país por capitalización bursátil, por 600 millones. Esto demuestra que el sistema financiero está en una espiral infernal que no para. Como dice el economista marxista francés Isaac Joshua: “Hemos llegado incluso a un efecto dominó que anticipa su propio movimiento. Una vez que una pieza ha caído, los actores de las finanzas buscan cuál será el próximo, persuadidos de que habrá otro. Cada vez que es designada una víctima, la jauría de lobos la rodea, la aísla, fijando sobre ella sus ojos ardientes, esperando que caiga para despedazarla, sin dejar de lamentarse de la espantosa crisis. La lógica de la crisis financiera se mantiene ya a sí misma” (Rouge n° 2267, 25/09/2008).

Lo sucedido esta semana en Europa es una señal de alarma sobre el sistema financiero y los bancos expuestos a la crisis norteamericana y a la acumulación de las deudas del mercado inmobiliario de países como Inglaterra o el Estado Español. Agreguemos a esto que muchas entidades bancarias europeas son “demasiado grandes para dejarlas caer”, pero “demasiado grandes para ser salvadas” por los gobiernos nacionales de sus respectivos países, si no se pone en marcha un mecanismo de salvataje a nivel continental. En este marco, tal vez lo más excepcional ha sido la decisión del gobierno de Irlanda de garantizar los depósitos de los bancos del país durante dos años y sus emisiones de deuda con el objetivo de calmar a la población y sostener a su sistema financiero. Esta nacionalización de hecho del conjunto del sistema financiero está siendo investigada por las autoridades regulatorias europeas para ver si se trata de un comportamiento anti-competitivo, que le daría ventajas sobre el resto de Europa, lo que ha llevado a las autoridades francesas a considerar un esquema similar. Si Francia lo termina adoptando, llevaría a que hagan lo mismo los demás gobiernos europeos y los depositantes tendrían que decidir qué garantía soberana es la más segura. Estaríamos ante el comienzo de una lucha despiadada por el escaso capital entre los distintos imperialismos europeos, lo que pondría en cuestión su unión monetaria.

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