El pasado 8 de septiembre, Ford, General Motors España, y Seat, en una decisión conjunta y acordada, anunciaron, a la misma hora, recortes en sus plantillas. Ford presentó un ERE (Expediente de Regulación de Empleo, solicitud de suspensión, despido o reducción de la jornada) temporal, que afectará a entre 1.000 y 1.200 empleados y la decisión de eliminar el turno noche en la fábrica de Valencia. En la misma línea GM España (Opel) presentó un ERE de un año que afectaría a 600 trabajadores del turno noche de su planta de Figueruelas (Zaragoza). Seat ha llegado a un acuerdo con el Comité de Empresa para suprimir el turno noche de la producción de la línea de modelos Altea y León, que recortará en 300 coches la producción de su fábrica de Barcelona, y que afirman no provocará recortes en la actual plantilla ya que se compensará con la bolsa de horas ya establecida. Aun así, también ha anunciado un ERE que afecta a 750 trabajadores entre noviembre y diciembre y a 500 entre enero y julio. 3.900 se verán afectados por paros temporales. Por último, también Renault ha anunciado 5.000 despidos a nivel europeo.

Opel, un ejemplo de lo que está por venir

En la planta de Opel la situación es especialmente grave. A la medida ya citada, hay que unir el despido anunciado hace semanas, ahora de momento paralizado, de 900 trabajadores, el 9% de la actual plantilla. También la empresa ha anunciado que durante el mes de octubre la factoría parará la producción, durante prácticamente todo el mes. A todo esto hay que unir que en la negociación del actual convenio la empresa ofrece una subida de salario, del IPC oficial, menos un punto, es decir, menos de un 4%, para los próximos tres años, además de un aumento notable de la flexibilidad laboral (...) Estos despidos ya están afectando en las numerosas empresas auxiliares de Opel (...)

Por un Plan de lucha contra los despidos en el sector del automóvil
(...) Los aires económicos internacionales y españoles no traen nada bueno, tampoco para el automóvil. Pensemos que firmas como GM están al borde de la suspensión de pagos en EE.UU. Esta situación hace urgente que la izquierda sindical del sector del automóvil, empezando por CGT, empiece a plantear una política sindical ofensiva en defensa del empleo y las condiciones laborales.

Para ello se hace imprescindible revertir el anti-democrático sistema de representación obrera.No se puede esperar a las próximas elecciones sindicales, sino que hay que ponerse manos a la obra inmediatamente, especialmente en las fábricas donde ya están los ataques encima de la mesa.

Se tienen que denunciar todas las negociaciones secretas a espaldas de los trabajadores, y en la medida de lo posible hacerlas públicas si la CGT puede tener un observador en las mismas. Al mismo tiempo hay que trabajar por la convocatoria de asambleas generales de trabajadores deliberativas y resolutivas, no solamente informativas. (...) La democracia directa debe oponerse a las prácticas burocráticas del sindicalismo oficial, contra sus traiciones se debe proponer la elección de delegados revocables y con mandato en las secciones de la fábrica o la misma asamblea, y que sea a través de esos representantes que se dirija la lucha. CGT debe apostar por acciones de oposición más fuertes (...) Por último hay que tratar de coordinar con el conjunto de fábricas afectadas, especialmente las auxiliares y los trabajadores de subcontrata.

Sólo logrando quitarnos la losa de la burocracia sindical podremos hacer frente a esta situación y poder así imponer una salida obrera a la crisis del automóvil que pase por el reparto de horas de trabajo, sin reducción salarial, ante la disminución de la producción, y en caso de cierre la ocupación de la fábrica para evitar su remate y la lucha por su nacionalización bajo control de los trabajadores.

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