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La experiencia del movimiento estudiantil con el PC de Camila Vallejo

El movimiento estudiantil chileno, que comenzó a luchar hace años por la gratuidad educativa, importante pilar del neoliberalismo chileno impuesto por Pinochet, ha avanzado hacia el cuestionamiento del legado neoliberal de Pinochet, que se continúa hasta hoy de la mano de los partidos patronales.

Isabel Infanta

12 de septiembre 2013

El movimiento estudiantil chileno, que comenzó a luchar hace años por la gratuidad educativa, importante pilar del neoliberalismo chileno impuesto por Pinochet, ha avanzado hacia el cuestionamiento del legado neoliberal de Pinochet, que se continúa hasta hoy de la mano de los partidos patronales.

La rotunda negativa tanto del gobierno de Bachelet como del derechista Piñera a otorgar este derecho elemental a los hijos de los trabajadores, muestra el peso que tiene la burguesía ligada al negocio de la educación y el temor a que esa conquista envalentone y genere nuevas demandas.

La tenacidad de la “juventud sin miedo” que al calor de la lucha se ganó la simpatía de importantes sectores sociales, ha provocado una profunda crisis en los partidos tradicionales del régimen, tanto a los partidos de derecha, como el del presidente Piñera, Renovación Nacional, o al partido pinochetista por excelencia, la UDI, cuya crisis no encuentra piso, sino también a los partidos de la Concertación que gobernó Chile desde la salida de la dictadura, el PS, la DC y el PPD.

Los partidos de la Concertación encontraron en el PC un importante aliado para lavarse la cara y maquillarse de izquierda. La mismísima Camila Vallejo, principal figura pública del movimiento estudiantil en lucha, se encuentra en plena campaña electoral bajo el alero de la candidatura de Michelle Bachelet en esta nueva coalición denominada “Nueva Mayoría”.

Después de haber sido ninguneados a lo largo de los últimos 20 años de “democracia” concertacionista, el PC se ganó este papel gracias al rol jugado en la contención y desvío hacia la cueva parlamentaria de las energías que el movimiento estudiantil puso en las calles. Sin embargo, la probable diputación de Camila Vallejo le costó su desplazamiento de la cabeza del movimiento. Fue una elección acorde a su estrategia reformista, que se expresa a pequeña escala.

El movimiento estudiantil, sin embargo, persiste en las calles y lejos de ser derrotado, ha buscado incipientemente ligarse al movimiento obrero en lucha, como demostró en el último Paro General del 11 de julio. Este es un hecho de suma importancia.

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