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CULTURA

A MODO DE OBITUARIO DE JUAN GELMAN

La poesía del dolor y la esperanza

A los 83 años falleció el poeta argentino Juan Gelman en México. Dejó una extensa obra de más de medio siglo que incluye una treintena de títulos

Demian Paredes

23 de enero 2014

La poesía del dolor y la esperanza

A los 83 años falleció el poeta argentino Juan Gelman en México. Dejó una extensa obra de más de medio siglo que incluye una treintena de títulos: Violín y otras cuestionesGotánCólera bueySi dulcemente, AnunciacionesDibaxuValer la penaDe atrásalante en su porfía y Hoy  –de prosa poética–, solo por mencionar algunos. Creador de sorprendentes neologismos, acoplamientos diversos, “síntesis” y junturas/combinaciones de palabras –con la transformación de sustantivos en verbos y viceversa–, además de “densas metáforas”, Gelman buscó, así, expandir el lenguaje como fundamento de la capacidad artística en la escritura poética (amorar, mundar, destener, fuegar; bueyar, huesar, osculuz, almacarne…). Y tampoco faltó, en sus primeras obras especialmente, la combinación de temas “universales” (la naturaleza, el amor, la muerte) con el habla coloquial, la vida cotidiana y hasta el lunfardo. Señala la Enciclopedia de literatura argentina (1970): “De algún modo Gelman recupera lo poético-narrativo, patrimonio del antiguo idioma de la poesía, coincidiendo en esto con otros poetas de vanguardia”. Las (primeras) influencias de César Vallejo y Raúl González Tuñón son evidentes, como reconoce el mismo Gelman; alguna dimensión en su escritura se la puede emparentar con la del gran Nicanor Parra y sus proyectos de “antipoesía”.

Su obra entonces es lo principal de su vida; lo que perdurará como parte integrante de la poesía en lengua castellana.

Por otra parte, la militancia política de Gelman siempre estuvo errada: como periodista primero en el estalinista Partido Comunista; tras la Revolución cubana –y luego de estar un tiempo “en el aire”, como explicó él mismo– en la organización guerrillera FAR, y de ahí a Montoneros. Su apuesta por el reformismo “gorila” del PC, y luego por (intentar) “radicalizar” el nacionalismo burgués de Perón desde una “juventud armada” fracasaron.

Cuando Montoneros se propuso la llamada “Contraofensiva” en 1978-79, Gelman, ya en el exilio, romperá con la organización. Y luego, ya en democracia, discutirá contra la teoría de “los dos demonios” del escritor Ernesto Sabato y el presidente Alfonsín, simpatizando el último tiempo con el kirchnerismo. Principalmente su “accionar político” pasará por la actividad periodística, desde las contratapas del diario Página/12, escudriñando la prensa imperialista (norteamericana en particular) –sus discursos, su propaganda–, denunciando lo que en muchos casos se sabe/presiente/intuye: las mafias, los intereses económicos, las guerras e invasiones militares que asolaron (y todavía asolan) países como Irak, Afganistán, Haití…

Gelman también batalló en el terreno de los derechos humanos, consiguiendo algunas victorias, desde la denuncia a los crímenes de las dictaduras latinoamericanas pro-imperialistas, en la búsqueda de su hijo, nuera y nieta “desaparecidos”. (Decía en Carta Abierta (1980) respecto a su hijo: “no quiero otra noticia sino vos/ cualquiera otra es migajita donde/ se muere de hambre la memoria”.) Logró recuperar a su nieta, apropiada por los militares, y el cuerpo de su hijo. (Hubo incluso una campaña mundial con cartas públicas; una encabezada por Günter Grass y más de 20.000 escritores, artistas e intelectuales europeos dirigida al presidente de Uruguay entonces, Sanguinetti.) Su nuera –también militante como su hijo y llevada a dar a luz al país hermano en el marco del “Plan cóndor”– sigue “desaparecida”.

Los temas de la derrota y la tragedia familiar lo(s) tocó –al igual que el de las esperanzas revolucionarias con Cuba, la militancia, sus amigos desaparecidos Haroldo Conti, Rodolfo Walsh y Paco Urondo–, escribió, en varios de sus libros: una gran parte de su obra que es calificada por muchos (críticamente) como “menor”; producida “en piloto automático” y excesivamente dolida, sufrida y reiterativa.

Otra cosa a destacar es que Gelman fue solidario con los trabajadores de la fábrica Zanon bajo gestión de sus trabajadores/as, permitiendo que el control obrero pudiera producir con sus poemas una colección de cerámicos (ver nota aparte).

Lamentablemente, una gran causa popular, como la exigencia de justicia ante el asesinato de Mariano Ferreyra no lo contó entre los muchísimos firmantes de una solicitada que incluyó a simpatizantes y funcionarios del kirchnerismo.

La época de Gelman, que fue la del “corto” (pero convulsivo) siglo XX, incluyó esperanzas revolucionarias, vanguardia, experimentación y creación artísticas, y también (erradas) opciones políticas…

Lo esencial es que Gelman vivió de poesía: (d)escribiendo su vida, su dolor (el exilio) y las muertes del genocidio. Su corazón (su escritura) podía ser, como dijo en “Apuestas”, “un lugar donde llueve”; pero aspiraba también a que “del abismo saliera/ la vidamundo, la tinta/ que no escribe dolor”.


Los obreros de Zanon y Juan Gelman

En la fábrica FASINPAT (Fábrica sin Patrón –ex Zanon-), el compañero Ricardo Ramayo nos cuenta que allá por el 2005 de la mano de la Editorial Limón, Andrés Kurfirst llegó a nuestra fábrica con la idea de hacer un metro cuadrado de poesía (N.E.: así denominaron a la colección de libros –murales que la Editorial y los trabajadores pensaron en común). Después de idas y venidas vimos esta idea hecha realidad y en el sector TERCER FUEGO se materializó y a pedido de la gente este libro cerámico llegó desde Purmamarca –en Jujuy- hasta Ushuaia –en Tierra del Fuego, destinada a colegios, comedores comunitarios, universidades, etc.

El primer título de la colección fue una antología de Juan Gelman; volumen titulado: “Dar la voz”

Estas son unas palabras que Juan Gelman nos envío para imprimir en la contratapa del LIBRO CER˜áMICO –como lo bautizamos-

“Envío a los trabajadores de Zanon todo mi apoyo solidario a su más que justa lucha.
Esta lucha ayuda a la reconstrucción del país, tan saqueado por dictaduras militares y gobiernos civiles que prolongan sus crímenes con un perdón que ninguna víctima les facultó otorgar. Esta lucha también es un acto poético.” Juan Gelman

Pie de página de la misma contratapa:

Dar la voz, de Juan Gelman

De la colección 1m² de poesía

Se terminó de imprimir en abril del 2005

En Cerámica Zanon Bajo Control Obrero

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