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Nacional

SIGUE LA PELEA ENTRE EL GOBIERNO Y CLARIN

Ley de Medios: para los trabajadores nada

Sigue la pelea entre el gobierno y Clarín, que alista a su tropa contra el en defensa de la apropiadora de menores y dueña del Grupo, Ernestina Herrera de Noble.

Daniel Satur

22 de abril 2010

Ley de Medios: para los trabajadores nada

Clarín alista a su tropa contra el gobierno y en defensa de la apropiadora de menores y dueña del Grupo, Ernestina Herrera de Noble. Ahora se defiende de los afiches que fueron pegados en el centro porteño, durante la marcha del jueves pasado en favor de la Ley de Medios, que “escrachan” a periodistas del Grupo. Pero aunque intente hacer pasar como simples trabajadores a Van der Kooy, Kirschbaum o Morales Solá, nadie desconoce que muchos de ellos son verdaderos “gerentes” y operadores políticos del mayor grupo mediático del país.

En su desesperación por recuperar prestigio (el diario es el que más cayó en ventas el último año), Clarín parece no poder esquivar el ridículo. En la emisión de “Código político” por TN, Carlos Escudé (sionista confeso e ideólogo de las relaciones carnales menemistas) dejó boquiabiertos a Van Der Kooy y Blanck, acusando a los medios de ser injustos con Cristina por no valorar su encomiable política de estrechos lazos con el imperialismo. Un amigo… Aunque si de caer en el ridículo se trata, tampoco el “club de la buena onda” K se queda atrás. 6 7 8 usó en un informe al propio Escudé para sumar porotos contra Clarín, sin prever que su invitado, el encuestador Artemio López, iba a terminar sugiriéndoles que apelen a “otros ejemplos mejores para defender al gobierno”.

Así, ambos bandos reavivan su pelea. Ese jueves, mientras miles se movilizaban en Capital (en su mayoría organizaciones oficialistas) apoyando a la Ley de Medios, los noticieros hablaban del “caos de tránsito” provocado por la manifestación. Claro, en la movilización nadie comentaba que por esas horas Amado Boudou presentaba el “canje” en EE.UU., haciendo gala de la “desinformación” para disfrazar de “soberano” este nuevo negociado para los fondos buitres y la banca internacional.

¿Y los trabajadores?

El gran tabú de la “agenda” de los medios sigue siendo la realidad que viven cotidianamente las familias trabajadoras. En primer lugar, la de los propios trabajadores de los medios, donde impera la flexibilización laboral y el ataque a la organización gremial. Desde La Verdad Obrera denunciamos oportunamente el rol liquidador de las organizaciones gremiales desempeñado por Pedro López Matheu en empresas del grupo Clarín. Un rol que intentó repetir como gerente de Kraft durante el conflicto del año pasado. También en estas páginas hablan los propios trabajadores de prensa, como los compañeros del diario Crítica en la entrevista que incluimos en este número.

Como dijo Carlos Mangone, profesor de la UBA, en el programa “Pateando el Tablero” que se emite por Radio Splendid, sobre la Ley de Medios: “tiene 149 páginas, una fundamentación teórica enorme, una bibliografía, una anotación crítica (…) pero hay muy poco lugar para los trabajadores de los medios de comunicación (…) Ni lo discutieron en sus bases, ni está presente en la ley. Y no es casual entonces que al mismo tiempo que se desarrollan estos conflictos en varios medios de prensa de todo el país, en varios multimedios, los gremios periodísticos fundamentalmente apoyen la ley”.

La nueva ley promete “democratizar” las comunicaciones pero ningunea ni más ni menos a quienes “mueven la palanca”, los cronistas, redactores de radio y TV, locutores, productores, camarógrafos, fotógrafos, editores y técnicos. Ni siquiera menciona formalmente el Estatuto del Periodista, una conquista histórica (promulgada en 1946) que es avasallada constantemente por las patronales mediáticas y por el propio Estado.

Gremios como la UTPBA, que dicen defender el Estatuto, apoyan con fervor una ley que ni siquiera lo nombra, cuando gran parte de quienes transitan diarios, radios y canales lo hacen mediante las modalidades de “facturación” o “pasantías” que llegan a durar años. Estas formas de negreo se han extendido tanto que ya es “costumbre” de las patronales echar decenas de trabajadores de los medios, de un día para el otro, jugando con la vida y el futuro de muchos jóvenes que no encuentran otra que aceptar esas condiciones para ingresar a trabajar. Una perversa “costumbre” que es aprovechada para imponer precariedad, mientras las empresas ganan millones en publicidad y otros negocios (entre ellos la publicidad oficial, que en 2009 se calculó en más de mil millones de pesos).

La libertad…

En la discusión de la Ley de Medios tanto el gobierno como sus poderosos adversarios tienen un acuerdo: la absoluta garantía de la libertad de expresión… para los dueños de los micrófonos, los cables, las antenas, las cámaras, los soportes y las redes informáticas. Por eso para quienes carecen de esa propiedad, es decir, para la gran mayoría de la población, la libertad de expresar sus opiniones e ideas por los grandes medios parece una quimera.
Es necesario plantear abiertamente la necesidad de transformar a todos los medios en verdaderos medios públicos, que pongan sus minutos de pantalla, de sonido y sus páginas al servicio de la más amplia expresión de las organizaciones de trabajadores y populares. Quienes dirigen los gremios de los trabajadores de prensa como UTPBA (CTA) y FATPREN (CGT) acuden muy rápido a los actos de Cristina o a negociar en secreto con las patronales, pero se oponen a tomar las medidas mínimas para defender a sus propios afiliados.
Esos gremios deben poner al servicio de las luchas, de todas las luchas, las decenas de comisiones internas y delegados que tienen en los grandes medios, para exigir espacios gratuitos (gráficos, sonoros y audiovisuales) que sirvan para difundir la realidad que se vive en los barrios, las fábricas, los hospitales, las escuelas. Si las burocracias y el Estado son muy respetuosos de la sacrosanta información capitalista, quienes teclean las letras y aprietan los botones deben derribar la censura y enfrentar la verdadera “ley” de los medios, la que no será modificada ni por la norma que este gobierno acaba de promulgar, ni mucho menos por la “libertad” de los empresarios para mentir y fabricar realidades de cotillón.

Hoy es necesaria la más amplia solidaridad con los trabajadores de los medios, de todos los medios, que se organizan y luchan contra el despotismo patronal (privado o estatal). Una medida de primer orden para poner sobre la “agenda” pública la realidad silenciada por las patronales, que con gran solidaridad de clase (burguesa) ocultan la lucha de sus trabajadores.

Sobre esas medidas elementales podremos avanzar hacia la necesaria expropiación y puesta en manos de los trabajadores y el pueblo de toda la infraestructura de la comunicación, el papel prensa y las imprentas para las publicaciones, las antenas, cámaras y micrófonos para hacer escuchar la voz de las mayorías.

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