Dos de los realizadores de “Memoria para reincidentes” estuvimos presentes durante el 34° Festival Internacional del que participó la película, para conocer y establecer lazos de amistad con realizadores latinoamericanos y cubanos, con gente de la cultura y saber las opiniones del público. En las dos proyecciones oficiales de la película en el cine “Glauber Rocha” y el “Cine Infanta” de La Habana, los trabajadores, estudiantes, profesionales, escritores que se sintieron atraídos por la historia argentina nos plantearon que para ellos fue importante conocer de primera mano la lucha de los trabajadores que en nuestro país abrazaron ideas de izquierda, sobre todo por los testimonios orales y el archivo rescatado. Otro planteo recurrente fue el impacto que les producía la mirada distinta sobre el peronismo en el poder en los ‘70, del cual no tenían esa información. Recordemos que “Memoria...” trata en una de sus líneas narrativas el enfrentamiento de un sector de las bases obreras con el gobierno peronista, que llega incluso a crear la triple A para atacar a las direcciones clasistas y la creciente influencia de la izquierda en el movimiento obrero.

Durante la estadía pudimos compartir debates y largas charlas con escritores, cineastas y artistas de la isla, y enterarnos de muchas de las discusiones que atraviesan su “campo cultural”. Muy interesante fue conocer la enorme difusión que tiene en Cuba, en papel y sobre todo digital, el libro “El hombre que amaba los perros” de Leonardo Padura cuya figura principal es nada menos que León Trotsky, y esto en un momento en que según nos dijeron está planteado “discutir todo” ante la difícil situación que vive el país y las medidas procapitalistas del gobierno. Así es que pudimos compartir no sólo nuestra película de los ‘70, sino también dejar en distintos Centros ejemplares del libro “Mi vida, un intento autobiográfico” de Trotsky recientemente editado por el CEIP y la Casa Museo de México, los cuales fueron recibidos con gran entusiasmo, e incluso obsequiarle uno al mismo Padura; al igual que compartimos varias copias del cortometraje “Mi nombre es Trotsky”.

Al finalizar el 34° Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, el documental de Contraimagen fue distinguido con el premio colateral “Memoria”, otorgado por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, en un acto realizado en su sede, el Hotel Nacional de Cuba. El jurado destacó “lo minucioso del proceso de investigación y la recopilación de archivo fílmico de la época”, “el rescate de los procesos de lucha y el uso creativo, certero y sin excesos, del lenguaje audiovisual en función de la historia”, entre otros argumentos como el “ejercicio de sacar a la luz archivos de gran valía, para que los jóvenes no olviden la historia que les pertenece”. En el acto nosotros destacamos entre otras cosas que este reconocimiento es al grupo Contraimagen, que es parte del cine político y militante de Argentina, así fue que la agencia “Prensa Latina” destacó el planteo de que el “propio título de la película constituye un testimonio del cine político y militante que interesa a sus realizadores”. Como dijimos en el acto, nosotros no rescatamos la historia para los museos, sino como un puente al presente, para que las nuevas generaciones de jóvenes trabajadores no partan de cero y se propongan transformar el presente. El premio documental incluye una obra donada especialmente por la artista plástica cubana Diana Balboa, junto a publicaciones del sello ediciones “La Memoria” del Centro Pablo. En el mismo acto fueron también premiados por otras instituciones el film “Violeta se fue a los cielos” (Chile), de Andrés Wood; “La película de Ana” (Cuba), de Daniel Díaz Torres; “Elefante blanco” (Argentina, España, Francia), de Pablo Trapero; y “No” (Chile, Estados Unidos, México), de Pablo Larraín, film que finalmente se alzaría con el primer premio Coral, como mejor película. Los realizadores de Contraimagen creemos que el mayor premio para nuestras películas es poder generar debates, abrir interrogantes, crear puentes con la historia revolucionaria de la clase obrera y abrir el camino a las ideas marxistas revolucionarias para las nuevas generaciones que se proponen cambiar el mundo, en cualquier calle, en cualquier plaza, en cualquier fábrica, hay que seguir haciendo memoria para los reincidentes.