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EDITORIAL

Negociados para los empresarios y especuladores, techo salarial para los trabajadores

Con el dólar paralelo en franca escalada, el equipo económico anunció un blanqueo mediante el lanzamiento de bonos para el financiamiento energético y certificados para la construcción inmobiliaria, como oferta para quienes deseen “blanquear” sus dólares.

Ruth Werner

9 de mayo 2013

Negociados para los empresarios y especuladores, techo salarial para los trabajadores

Con el dólar paralelo en franca escalada, el equipo económico anunció un blanqueo mediante el lanzamiento de bonos para el financiamiento energético y certificados para la construcción inmobiliaria, como oferta para quienes deseen “blanquear” sus dólares. El objetivo es que el Estado pueda captar dólares para poder contrarrestar la tendencia alcista, conseguir financiamiento para inversiones en el sector energético e intentar reactivar el mercado inmobiliario.

Después de meses de negar cualquier nubarrón en la economía, los anuncios son un “blanqueo” de que el “modelo nacional y popular” está en crisis.

En esa Conferencia de Prensa, los que todos los días vamos al supermercado y ni siquiera podemos ahorrar un peso de nuestro salario, escuchamos por enésima vez que la inflación es la que dice el INDEC intervenido por Guillermo Moreno y su patota. El blanqueo de dólares es una amnistía impositiva y una serie de ventajas para quienes vinieron acumulando dólares no declarados ante el Estado. La apuesta a la pesificación, que impulsaba el kirchnerismo, terminó en una capitulación ante los tenedores de la divisa norteamericana y en una “dolarización” del mercado inmobiliario; y el “famoso” desendeudamiento, si el plan funciona, culminará en una nueva deuda en dólares con la que cargará el estado. Puede ser, además, un negociado para los especuladores y los empresarios lavadores de dinero, muchos de ellos,subsidiados por el gobierno con millones de pesos, que sólo sirven, debido a la nula inversión, para enriquecer a quienes masacran cada tanto al pueblo trabajador como sucedió en el Ferrocarril Sarmiento. Los Cristóbal López, los Roggio, los Cirigliano, los Pescarmona, los Bulgheroni, ¿quién sino ELLOS, tanto oficialistas como “opositores”, son los poseedores de bolsas de “verdes” que podrían apostar a lo grande en el bono de YPF o el CEDIN para comprar viviendas?

Las medidas son un reconocimiento del agotamiento del “modelo”, como antes la Reforma judicial –que acaba de aprobar el Senado- una confirmación de la crisis de hegemonía que sufre el gobierno. Con las leyes de Reforma, pretende garantizarse impunidad y cambiar el carácter de las próximas elecciones con un artilugio. Con los anuncios sobre el dólar, emparchar las grietas de un “modelo” en crisis.

Ni siquiera puede augurarse el éxito de las nuevas medidas. Los especuladores o aquellos que tengan dólares pueden seguir viendo como más seguro (en un contexto de debilidad del gobierno kirchnerista) y sobre todo más rentable, la apuesta al dólar paralelo o a tenerlo guardado “en billetes”. Mientras tanto, las razones de fondo que hacen subir al dólar “blue” no se atacan. La inflación, pese al congelamiento de precios, avanza de manera persistente. La escasa inversión no alcanzó para sostener un crecimiento sólido, lo que generó no sólo problemas de competitividad para los productos argentinos en el mundo, sino que ya está provocando un parate en la creación de empleo. Nada de esto se resuelve dándole beneficios a los evasores.

Ante la crisis del “modelo” hay que hacer lo opuesto a lo que propone el gobierno: no hay que premiar a los que se llevan las riquezas que producimos los trabajadores sino justamente atacar sus intereses. Son 26 mil millones de pesos lo que ganaron de 2004 a 2012 los bancos y financieras que cotizan en bolsa. Por eso hay que nacionalizar la banca sin indemnización y conformar una banca estatal única bajo control de trabajadores y usuarios. Hay que atacar a la gran burguesía agraria y a las mineras contaminantes estableciendo el monopolio del comercio exterior para acabar con la fuga de capitales y el envío de remesas a las casas matrices de las multinacionales. Hay que imponer impuestos progresivos a los capitalistas, a las grandes fortunas, dejar de pagar la deuda externa y terminar con el vaciamiento de la Anses y el robo a los jubilados. Hay que nacionalizar sin pago y bajo control obrero a todas las empresas privatizadas, para acabar con el curro de los subsidios. El dinero recaudado debe servir para fortalecer a la única clase productora del país, para favorecer las necesidades obreras y populares, para un plan de obras públicas orientado a construir viviendas populares, cloacas, caminos, escuelas y hospitales. No será este gobierno ni ninguna de las alternativas patronales los que impongan estas medidas. Sólo un gobierno de la clase trabajadora, reorganizando la economía sobre nuevas bases, puede llevar hasta el final esta salida.

Los peronistas de Perón

Hugo Moyano presentó en el Luna Park su Partido por la Cultura, la Educación y el Trabajo. “Somos el verdadero peronismo”, se gritó desde el palco para mostrar a un equipo sumamente confiable para el establishment: el devaluador y socio de Duhalde, Roberto Lavagna, los amigos de Menem, Jorge Busti y Jorge Yoma, el empresario De Narváez, y el protagonista, Hugo Moyano, quien al frente de la CGT opositora, se postula como garantía de “gobernabilidad” para controlar las “calles” ante cualquier amenaza “díscola” que pueda venir de la clase trabajadora. El nuevo polo opositor, al que hay que sumar al privatista José De la Sota, se prepara para disputar la sucesión del cristinismo por derecha y para, desde ahora, marcar una relación de fuerzas, encolumnando a todo el peronismo disidente, a fin de negociar en mejores condiciones con Mauricio Macri de cara a las elecciones de 2015.

Ni una palabra se dijo en este acto de cómo seguirla después del paro del 20N o de cómo enfrentar la dureza del gobierno y las patronales en las paritarias. Similar camino sigue Pablo Micheli de la CTA opositora quien parece que se “olvidó” de que convocó un paro para el 15 de mayo, y también quiere jugar en política. Claro que apostando a alguna variante de la centroizquierda referenciada en el sojero Hermes Binner del FAP, que está atravesada, sobre todo en la Ciudad de Buenos Aires, por fuertes divisiones. Mientras tanto, desde el Cronista Comercial, las patronales auguran un “tiempo tenso en materia de negociaciones colectivas”. Se viene un tira y afloje que puede incluir medidas de fuerza cuando aún no cerraron las paritarias en importantes gremios.

La bronca viene de abajo

Una abogada del estudio patronal De Diego & Asociados, alerta que “las nuevas generaciones de trabajadores no se sienten representadas por los líderes sindicales tradicionales, con lo cual inician sus propios reclamos y avanzan con medidas de fuerza diferenciadas”. Es en el terreno fértil de bronca a la burocracia, donde crece la izquierda combativa. Las fábricas de la alimentación acaban de plantarse con un paro fuerte pese a los métodos con que lo convocó la burocracia de Rodolfo Daer. Los trabajadores, sobre todo en las grandes empresas como Kraft, Pepsico y Stani, donde tiene peso la izquierda clasista, tomaron en sus manos la medida de fuerza y no están dispuestos a aceptar la provocadora oferta patronal de un 19% de aumento. También la clase obrera se hace sentir en resonantes luchas duras como la de la autopartista Lear en la zona norte del Gran Buenos Aires contra los despidos o en Rosario donde pelean los metalúrgicos de Liliana por el pase a planta, el cese de los despidos y el aumento de salario.

Ni Hugo Moyano, ni Pablo Micheli, ni hablar de Antonio Caló de la CGT oficialista, van a defender las necesidades de los trabajadores. No buscan torcerle el brazo al gobierno sino desgastarlo (en el caso de los opositores) para alentar a distintas variantes patronales. Nuestra propuesta a los delegados, activistas, comisiones internas antiburocráticas y las organizaciones de izquierda, es la de pelear al interior de los sindicatos contra las direcciones de las CGTs y las CTAs por medidas de fuerza contundentes y un programa que levante las reivindicaciones de los trabajadores: para acabar con los techos en paritarias, eliminar el impuesto al salario y el trabajo en negro, y otorgar el 82% móvil a los jubilados.

El Frente de Izquierda, como hemos planteado en el acto del 1° de mayo en Plaza de Mayo, se prepara para levantar en las próximas elecciones una “alternativa de los trabajadores y la izquierda”. Hay que fortalecer una perspectiva de independencia de clase para que la decadencia del ciclo kirchnerista no termine fortaleciendo a nuevas variantes patronales.

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