Dos casos de abuso sexual cometidos contra estudiantes en las inmediaciones de la Facultad de Filosofía y Letras fueron el motor que impulsó un enorme proceso de lucha que arrancó en la UNT hace más de 2 meses. Los estudiantes pusimos en boca de toda la sociedad el problema de la violencia de género y la complicidad política y policial en el encubrimiento y la impunidad. Ya en la primera semana de las tomas rechazamos el “Plan de Seguridad” que nos ofrecieron Alperovich, el rector y su gabinete camporista, que pretendían llenarnos de cámaras y militarizar las facultades y sus alrededores. Nuestro mensaje siempre fue claro: ¡La policía es la que banca la trata y la impunidad! Denunciamos su necesaria complicidad en el secuestro de mujeres, o que en las comisarías, cuando las mujeres acuden a denunciar la violencia a las que son sometidas, o son revictimizadas, cuando no violadas por los mismos oficiales.
Desde que comenzó el conflicto, los estudiantes venimos sufriendo una profunda persecución y sistemáticos aprietes. Desde listas negras elaboradas por las autoridades; policías de civil en las facultades tomadas, hasta patotas a sueldo dirigidas por el ex Gendarme, Mario Leguizamón[1]. Mientras el rectorado acusa al movimiento estudiantil de “golpista”, dio órdenes para que la policía impida que grupos de más de diez personas se encuentren reunidas en la Facultad de Ciencias Exactas.
En los últimos días, y en sintonía “fina” con el giro a derecha del gobierno nacional que quiere criminalizar a la juventud bajando la edad de inimputabilidad, esta persecución dio un salto. Ya son 5 los estudiantes que sufrieron el abuso policial, 3 de los cuales fueron directa y arbitrariamente detenidos en la Comisaría 2°. En todos los casos, incluso luego del levantamiento de las tomas, los estudiantes reaccionamos organizando escraches y convocando a cientos de estudiantes para exigir la inmediata liberación de nuestrxs compañeros. Demostramos la fortaleza y legitimidad que conquistamos con nuestra organización y hasta directivos de la UNT tuvieron que hacerse presentes en las comisarías, reconociendo que a los estudiantes nos persiguen por luchar.
Tucumán es la provincia de la impunidad, donde la justicia absuelve proxenetas y encubre a los hijos del poder, mientras la policía se jacta de estar formada por el Malevo Ferreyra, donde el Proyecto X tiene su propia versión en el conocido servicio de inteligencia llamado “D2”[2], y donde el oficialismo y la oposición tejen el manto de impunidad que hace de soporte.
Nuestras demandas están pendientes, nuestra lucha continúa y se hace necesario poner en pie un gran movimiento de profesionales y trabajadores, junto a los estudiantes para pelear contra la criminalización de la protesta, contra el abuso policial y que se proponga defender los más elementales derechos democráticos de la juventud, las mujeres y pueblo pobre.
Con este espíritu, es que en la última asamblea interestudiantil resolvimos convocar a todos los organismos de Derechos Humanos de la provincia para coordinar y llevar adelante una gran campaña por la anulación del Código Contravencional que existe desde la dictadura y que otorga a los comisarios atributos de jueces, dejando rienda libre a la policía para amedrentar, perseguir y detener a la juventud, a las chicas trans y a los sectores empobrecidos. Asimismo discutimos redoblar nuestro esfuerzo para continuar la lucha proponiéndonos sumar miles de estudiantes que se hicieron eco del reclamo con el objetivo de multiplicar nuestra fuerza en las calles.

[1]Ver http://apaprensa.com.ar/el-ex-gendarme-que-dirige-la-patota-del-rector/
[2] Ver http://www.lanacion.com.ar/1504941-la-policia-de-alperovich-hace-espionajes-a-opositores