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Internacional

Obama y el fraude del Estado palestino

Poco antes de comenzar su gira por Europa, Barack Obama se reunió con AIPAC, el poderoso lobby sionista, y pronunció un discurso a favor de reiniciar las negociaciones entre israelíes y palestinos, así como de la formación de un Estado palestino sobre los límites anteriores a la Guerra de los Seis Días, es decir trazado sobre Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén oriental, territorios ocupados por las tropas israelíes desde 1967.

Miguel Raider

26 de mayo 2011

Poco antes de comenzar su gira por Europa, Barack Obama se reunió con AIPAC, el poderoso lobby sionista, y pronunció un discurso a favor de reiniciar las negociaciones entre israelíes y palestinos, así como de la formación de un Estado palestino sobre los límites anteriores a la Guerra de los Seis Días, es decir trazado sobre Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén oriental, territorios ocupados por las tropas israelíes desde 1967. La iniciativa fue rechazada por el derechista primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, quien no está dispuesto a realizar ninguna concesión. Sin embargo, a pesar de las diferencias, tanto Obama como Netanyahu aseguraron que la amistad entre EE.UU. y el Estado de Israel es una relación estratégica e “inquebrantable”.

El coordinador de la ONU para el Proceso de Paz en Medio Oriente, Robert Serry, declaró que de persistir las diferencias en la cuestión palestina, la Autoridad Palestina sostendría la propuesta de crear un Estado palestino en la próxima sesión de la Asamblea General de la ONU, a desarrollarse en septiembre, un objeto que Obama pretende eludir para evitar “el aislamiento de Israel”. Desde su asiento con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, EE.UU. se propone evitar un escenario que abriría un vendaval de críticas contra el Estado judío, pues como admite Obama, “la legitimidad de Israel no es tema de discusión”.

De consumarse este escenario, quedaría al desnudo la oposición de Netanyahu al derecho de retorno, un derecho elemental que afecta a 7,1 millones de palestinos dispersos en la diáspora, de los cuales 6,6 millones residen en campos de refugiados en Líbano, Siria, Jordania, sin derechos civiles ni políticos. Parado desde su alianza estratégica, EE.UU. bloqueó todas las propuestas de condena internacional contra el Estado judío, tal como el asesinato de los nueve pacifistas del convoy humanitario que se proponía sortear el aislamiento de Gaza en mayo de 2010, así como la masacre de más de 1.400 palestinos durante la operación Plomo Fundido entre diciembre de 2008 y enero de 2009. Por eso Obama aclaró que no había “nada particularmente original” en su discurso, pues “este marco básico para las negociaciones ha sido por mucho tiempo la base para las discusiones entre las partes, incluso en los anteriores gobiernos norteamericanos”, reconociendo así la continuidad con las políticas de Bush.

Simultáneamente, Obama se propone restaurar la hegemonía de EE.UU. en Medio Oriente tras los fracasos en Irak, Afganistán y Pakistán, agravados por el desarrollo de la primavera árabe que cuestiona a los gobiernos dictatoriales asociados con EE.UU. en los negocios del petróleo y la “lucha contra el terrorismo”. En ese sentido, Obama también acusa recibo de los hechos del 63° aniversario de la Nakba, cuando miles de refugiados palestinos se movilizaron hasta las líneas de la frontera israelí desde Siria, Líbano, Cisjordania, Gaza y Jerusalén oriental reclamando el derecho de retorno a sus tierras originarias expropiadas en 1948, una movilización secundada por la marcha de decenas de miles de jóvenes en Egipto, solidarios con la causa palestina.

De todos modos, la iniciativa de Obama de crear un Estado palestino independiente en las fronteras anteriores a la Guerra de los Seis Días no es más que un fraude. Ningún Estado independiente puede surgir de Gaza y Cisjordania, dos porciones de tierra sin unidad territorial, en tanto Cisjordania está atravesada por colonias y asentamientos con 500.000 colonos que ocupan el 50% de las tierras. Ningún Estado palestino independiente puede crearse cuando es el Estado de Israel el que controla recursos estratégicos como el agua, la energía y las telecomunicaciones, así como las fronteras y el espacio aéreo. ¿Qué clase de Estado soberano surgiría si la seguridad pública estaría en manos conjuntas del Ejército israelí y la Autoridad Palestina? ¿Cómo podría Jerusalén oriental ser la capital palestina cuando más de la mitad de su superficie está ocupada por emprendimientos de colonos?

Sin embargo, tampoco nada progresivo puede surgir de la ONU, la que ya en 1947 resolvió arbitrariamente la partición de la vieja Palestina histórica otorgándole el 50% de las tierras a los árabes palestinos que conformaban más de dos tercios del total de la población. Tanto la Resolución 194 como la 242, que supuestamente hace años estipulan los derechos inalienables de los refugiados palestinos, duermen el sueño de los justos mientras continúa la ocupación.

El pleno derecho a la autodeterminación nacional del pueblo palestino sólo puede provenir de su propia autoactividad y movilización y apoyado sobre los pueblos árabes oprimidos que luchan contra las burguesías árabes colaboracionistas de EE.UU. y su aliado, el Estado de Israel.

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