La violencia de las fuerzas represivas del Estado contra los pueblos originarios no cesa. Por el contrario se incrementa de manera sistemática. Maximiliano Pelayo, jóven qom de 22 años, fue asesinado el domingo 30 por dos agentes de la policía chaqueña del gobernador ultrakirchnerista Jorge Capitanich. Fue en el barrio cacique Pelayo de la localidad de Fontana. Los relatos de los vecinos estremecen y existe un video que daría sustento a los testimonios: fue un fusilamiento a sangre fría con cuatro disparos por la espalda.
La situación generó la movilización inmediata de familiares y vecinos a la comisaría de Fontana y se preparaban para realizar un corte en la ruta 11 para exigir justicia. Mientras tanto, el subsecretario de Seguridad Pública de la provincia, Mauro Flores, pidió cínicamente “un poco de mesura” ya que, dijo, “podría ocurrir lo mismo que en Castelli”, haciendo referencia a la reciente muerte de Florentín Díaz, quien fuera asesinado en el marco de una represión policial y que, según el propio gobierno, su muerte fue producto de mero un accidente de tránsito.
Ya son 19 los asesinatos a integrantes de pueblos originarios que salieron a la luz en estos últimos cinco años. Todos bajo gobiernos kirchneristas. Ninguno de ellos resuelto. Todo lo contrario. Cada nueva muerte es inmediatamente silenciada para que no salten los culpables y los responsables políticos de este verdadero etnocidio perpetrado para defender los intereses de los terratenientes y grandes productores del cultivo estrella del “modelo”: la soja.
Las amenazas, persecución, procesamiento y represión se intensifican cotidianamente contra los familiares de las víctimas y miembros de las comunidades que se organizan, denuncian y cuestionan la violencia sufrida por los pueblos originarios en esta Argentina “de los derechos humanos”.

Juicio y Castigo a los asesinos de Maximiliano Pelayo y sus encubridores
Toda nuestra solidaridad con los pueblos originarios
¡Basta de etnocidio!