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EL PLAN AGROALIMENTARIO y AGROINDUSTRIAL KIRCHNERISTA

Para los dueños de la tierra y los traficantes de granos

El plan kirchnerista, que se reproduce en los medios oficiales con elevada argentinidad, es una declaración de intenciones que sólo busca extender los negocios agroindustriales capitalistas en favor de los monopolios graneros, los pools sojeros y la burguesía terrateniente.

Hugo Echeverre

8 de septiembre 2011

El plan kirchnerista, que se reproduce en los medios oficiales con elevada argentinidad, es una declaración de intenciones que sólo busca extender los negocios agroindustriales capitalistas en favor de los monopolios graneros, los pools sojeros y la burguesía terrateniente.

Cristina Kirchner, envalentonada con el apoyo electoral, presentó en Tecnópolis el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial (PEA) del gobierno, y volvió a pedirle al Congreso Nacional que avance en el proyecto de “ley de tierras” (ver aparte).

Semejante apuesta “estratégica” del kirchnerismo descansa centralmente en la demanda de China y la India, y no modifica la estrecha matriz agroexportadora sojera ni supera una producción fundamentalmente primaria. Sus lineamientos generales aspiran a incrementar en millones la producción de granos (soja, maíz, girasol y trigo), junto con proyecciones de aumento en carnes y leche.

Los pooles sojeros y las cerealeras aplauden el plan

Con todo, el Plan no busca la diversidad de alimentos sino la exportación de producción primaria para el desarrollo de un ambicioso marco de rentabilidad y ganancias capitalistas.

Y ese cuadro implica un gran negocio (una vez más) para las empresas imperialistas que acopian, comercializan y transportan los granos como Bunge, Dreyfus, AGD y Cargill (que aplaudía emocionado a Cristina), y para las multinacionales como Monsanto, Syngenta, Nidera, Bayer y Cia., que monopolizan las semillas,los agrotóxicos y la siembra directa.

Por eso, en la presentación se destacaron junto al gobierno “nacional y popular”, el titular de Cargill y el presidente de la Bolsa de Cereales, los dueños de los frigoríficos y los empresarios molineros. Junto a ellos, aplauderon a Cristina los miembros de los “pooles sojeros” y el presidente de APRESID (Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa), que se acomodó al lado del titular de la cooperativa AFA de la Federación Agraria (FAA).

¿Más toneladas de soja para la “mesa de enlace”?

El diseño de semejante Plan (PEA), corrió por cuenta del Ministerio de Agricultura y Pesca. Y participaron más de 50 universidades, escuelas agrotécnicas y complejos productivos agropecuarios, y contó con el asesoramiento de varios técnicos de la FAA.

De forma general, Cristina anunció un incremento de la producción de granos para el 2020, de 160 millones de toneladas. En particular la cosecha de soja -expresó- pasaría de 52 a 71 millones de toneladas, y la producción bovina se incrementaría en un 40%.

Horas después, la “Mesa de enlace” a través de Clarín y La Nación saludó la iniciativa presidencial y ya comenzó a exigir el “apoyo crediticio oficial” [1]. La aspiración económica del Plan es sustanciosa y la oligarquía no piensa quedarse fuera de un negocio que pretende alcanzar los 100.000 millones de dólares en exportaciones agropecuarias.

Brutal extensión de la frontera agrícola

Para llevar adelante tales niveles de negocio, el gobierno anunció la extensión de la superficie sembrada, que actualmente es de 34 millones a 42 millones de hectáreas. Tal política deberá avanzar aun más sobre la deforestación .

Esta proyección capitalista necesitará entonces ampliar la frontera agrícola y la concentración, que profundizarán los “señores feudales” y terratenientes que controlan los gobiernos provinciales, continuando la expoliación del Chaco, Corrientes, Formosa, Salta, Jujuy, Tucumán, norte de Córdoba y Santiago del Estero. Expoliación de la cual también participaran -como ya lo vienen haciendo- sectores de la burguesía agraria (los “chacrers”, según Clarin), los mismos que descaradamente se presentan como “pequeños productores”.

Avanzarán sobre los pueblos originarios y pequeños campesinos, enviando a la marginalidad a miles. A la vez, semejante “agro negocio” será llevado adelante mediante siembra directa y agrotóxicos; arrasando bosques y poblaciones, que profundizan el cambio climático, contaminan el agua, provocan inundaciones terribles y agotan aún más los suelos.

Nada dice por supuesto (naturalmente) de los derechos de los obreros rurales, que continúan bajo regimenes de semiesclavitud en el campo y menos dice de la “ley videlista” que continua vigente para el trabajo rural. Menos aún habla de una producción diversificada de alimentos baratos y vitales como verduras, hortalizas, legumbres, frutas.

Expropiación de la burguesía agraria y control del comercio exterior

En este marco “estratégico”, un plan así no puede crear más puestos de trabajo rurales y menos sobreabundancia de alimentos baratos para la población, como plantea el gobierno, sino más bien profundizar la entrega de riquezas y la degradación de recursos no renovables.

Algo acorde a la lógica capitalista que impulsa desde hace años el kirchnerismo, tanto para la producción agraria como para la minería y el petróleo.

El resto, es verso kirchnerista. Un discurso demagógico que pretende vender “soberanía alimentaria” y “desarrollo nacional” bajo el mando y control de las empresas imperialistas y los terratenientes. Un plan que sólo busca multiplicar productos primarios para exportación, y ampliar nuevos marcos de rentabilidad en base a la siembra directa y la concentración de la propiedad capitalista.

Por eso solamente, nacionalizando la tierra y expropiando a la oligarquía y a la burguesía agraria, podremos garantizar alimentos baratos y de calidad, mediante formas de producción que protejan el medio ambiente. Una perspectiva así, sólo podrá materializarse mediante la acción unificada de la clase trabajadora del campo y la ciudad, ganando el apoyo del conjunto de los explotados y oprimidos, cuestión que requiere de un programa que incluya la nacionalización de la banca y del comercio exterior.

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