Quienes militamos por una revolución obrera que siente las bases de una nueva sociedad sin explotados ni explotadores nos declaramos enemigos de la injerencia del Estado en la vida y las relaciones de las personas. A partir de la posición del PTS sobre esta posible nueva conquista de derechos, varios compañeros nos criticaron por lo que parecería una contradicción en nuestros términos, principios y programa: el planteo de la “obligatoriedad” del voto para quienes se incorporarían a las elecciones. Algo que niegan el kirchnerismo en sus proyectos de ley publicados hasta ahora y también la plana mayor del radicalismo. Kirchneristas y radicales por el voto “voluntario”, la izquierda revolucionaria por el “obligatorio”. ¿El mundo al revés?

El poder del gobierno y los patrones (y las familias)

Sin hacer de esto una posición de principios, creemos que hoy la “voluntariedad” del voto para la franja de argentinos entre 16 y 18 años y los inmigrantes, es una trampa que habilita, promueve y fomenta el clientelismo y el despotismo del gobierno y los patrones, y hasta el tutelaje de los padres.

El gobierno tiene el poder de emisión de los DNI y cuenta con los militantes pagos de La Cámpora y el Movimiento Evita, amén de miles de funcionarios nacionales, provinciales y municipales para distribuirlos “a piacere”.
A su vez una gran porción de los trabajadores jóvenes e inmigrantes se ve obligada a trabajar los domingos. Si el voto es “voluntario”, ¿por qué los patrones los van a dejar ir a votar? Ni hablar de los padres que desconocen o desprecian el pensamiento político de sus hijos...el domingo de votación pueden impedirles salir de sus casas basándose en la “autoridad paternal”.

Antecedentes

En países como EE.UU. el voto no es obligatorio -hay que inscribirse meses antes de la votación-, y encima los comicios son en día hábil (segundo martes de noviembre), dejando a voluntad de los patrones quién puede ir a votar. En California, por ejemplo, los latinos y asiáticos-americanos son más de la mitad (53%) de los casi 38 millones de habitantes, pero representan menos del 30% de los votos registrados. En Chile también hay que inscribirse antes. Según un estudio “en Las Condes (barrio rico), un 53,4% de los jóvenes de entre 18 y 19 años están inscriptos en los registros, mientras que en La Pintana (barrio muy pobre) -donde existe la misma población en ese rango- las inscripciones llegan sólo al 3,2%”.

Obligatoriedad = derecho

Enfrentamos al Estado y su poder punitivo. Quienes plantean la “voluntariedad” del voto entre los jóvenes e inmigrantes como una conquista son los que lo defienden. Igualarlos con los mayores de 70 años exentos de la obligatoriedad es un sinsentido. En su inmensa mayoría, esta franja, ya no tiene el poder despótico de los patrones y ni que hablar de las familias.

Claro está que nos opondremos a cualquier eventual sanción (hoy por hoy inexistentes) para quienes no voten. Pero hoy la “obligatoriedad” del voto es un derecho para los explotados y oprimidos.