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¿Qué pasa cuando se paga la deuda?

Existe un gran repudio a los fondos buitres y a los especuladores. Pero muchos trabajadores se preguntan qué pasaría si no se paga. Cala el sentido común que crea la burguesía a través de sus políticos y periodistas: “nos caemos del mundo”, “no somos previsibles”. Es “terrorismo mediático” para que nos comamos el sapo.

Pablo Anino

3 de julio 2014

¿Qué pasa cuando se paga la deuda?

Existe un gran repudio a los fondos buitres y a los especuladores. Pero muchos trabajadores se preguntan qué pasaría si no se paga. Cala el sentido común que crea la burguesía a través de sus políticos y periodistas: “nos caemos del mundo”, “no somos previsibles”. Es “terrorismo mediático” para que nos comamos el sapo.

Pese al discurso de “desendeudamiento” y que se desembolsaron u$s173 mil millones, la deuda subió de u$s126 a u$s215 mil millones desde 2005. En 2014 el 9% del presupuesto corresponde a pagos de intereses de deuda (se incrementó cada año) mientras que a educación sólo se destinó el 7,1% y a salud 3,4%. Pagar y pagar no resolvió el problema. Hoy tenemos una nueva crisis de deuda.

“Y si pagamos y nos sacamos el problema de encima”

Es lo que dicen muchos en las fábricas, lugares de trabajo y en las charlas familiares. Lo que hay que entender es que la deuda externa no es lo mismo que los préstamos que saca un laburante. Es un mecanismo imperialista para saquear las riquezas y dominarnos. No sólo Argentina sino también a los países latinoamericanos y otros semicoloniales, como muchos asiáticos y africanos. La deuda asumida por la dictadura, luego fue reciclada con el Plan Brady bajo Menem, con el “blindaje” y “megacanje” de la Alianza y con los canjes K en 2005 y 2010. Los bancos y especuladores hicieron grandes negocios. Está demostrado que la deuda ya se pagó varias veces. Grandes crisis argentinas como las de los ‘80 o la de 2001, estallaron por pagar y no por no pagar.

Los dólares que nos prestan ¿no van al pueblo?

El discurso es que nos prestan para obras públicas, infraestructura y beneficios para el pueblo. Lo cierto es que la deuda que se toma va a pagar la deuda anterior. El gasto público jerarquiza el pago de la deuda y los subsidios a las empresas. Con la dictadura la deuda se utilizó para la especulación y en 1981 parte de la deuda privada Cavallo la nacionalizó. Benefició a Sevel (en ese momento del Grupo Macri), Acindar (de dónde provenía Martínez de Hoz, ministro de la dictadura), Techint, Ford, IBM, Fiat y varias empresas y bancos que no pagaron un peso. Más de la mitad de la deuda de 1983 correspondía a esta estafa. En los ’90 la deuda se utilizó para “sanear” las empresas públicas y privatizarlas. Los empresarios son los que se benefician de la deuda.

Entonces ¿qué tiene que ver la deuda con nosotros?

A veces se puede creer que no afecta la vida del pueblo trabajador. No es así. Cada préstamo y reestructuración viene con un “plan de ajuste”. El FMI o el Banco Mundial, los “inversores” o los buitres dan dinero a cambio de recortes en educación, salud, jubilaciones y sueldos estatales. Cada renegociación sienta las bases de la futura crisis. La deuda es un “Caballo de Troya” para exigir leyes de flexibilización para contratar trabajadores precarios y luego echar a bajo costo. En los ’90 pidieron privatizaciones. Las empresas extranjeras se quedaron con la electricidad, las telefónicas, YPF, Aerolíneas y otras. Ahora hacen lo mismo en países como Grecia, España y Portugal. Aunque en Argentina el FMI perdió prestigio por el gran rechazo a sus políticas, lo que hace el gobierno es reclamado por el establishment financiero. En enero devaluó el peso y dio un zarpazo al salario. Aplica tarifazos en transporte, en agua y gas. Buscó imponer techos salariales. Muy parecido a un plan de ajuste. Ahora bien, el gobierno lo hizo para conseguir dólares que son escasos en la economía. Pagarle a Repsol y al Club de París requiere recursos de algún lado. Y bien, se los saca al pueblo trabajador.

¿Qué son los fondos buitres? Parece que el gobierno negocia duro con ellos…

Los fondos buitres son capitales especulativos, dirigidos por magnates, que compran barato bonos de deuda de los países en crisis. Esos bonos los emiten los Estados para financiarse, particularmente cuando tienen déficit. En Argentina compraron bonos (en algunos casos a pequeños ahorristas desesperados) enormemente desvalorizados en la crisis de 2001 y posteriormente. Varios compañeros creen que el gobierno defiende la soberanía porque el oficialismo hace declaraciones altisonantes. No es así. En los canjes de 2005 y 2010 Néstor Kirchner, Roberto Lavagna y Boudou reconocieron la jurisdicción de EE.UU. Muchos de los buitres entraron el canje aprovechando que habían comprado los bonos por centavos. Pese a la quita hicieron una ganancia que pudo llegar al 250%. Por eso, no es verdad lo que dice el gobierno que hay “acreedores buenos y acreedores malos”. Los fondos Gramercy y Fintech del mexicano David Martínez (accionista de Telecom, Personal, Arnet y socio del Grupo Clarín en Cablevisión) que entraron al canje compraron los bonos por centavos. Son todos buitres. Los que litigan en Nueva York son apenas el 1% del total de la deuda reestructurada. Una minoría que no se contentó con el 250% y que quiere el 1600%. El gobierno, aun cuando denuncia una “extorsión”, busca pagar y respetar la justicia imperialista. “Honrar la deuda”, dijo CFK. En realidad quiere decir honrar a los buitres, al imperialismo y a los explotadores.

“Vamos pagando en cómodas cuotas, como con la tarjeta”

La idea que la deuda se paga con tranquilidad no es cierta. Con los arreglos con el Ciadi (un tribunal del Banco Mundial al servicio del imperialismo), con Repsol, el Club de París y si se llega a pactar con los buitres, los pagos anuales de intereses y capital de deuda promediarán u$s 12 mil millones anuales hasta 2022. Equivale a que los 15 millones de trabajadores paguen un impuesto de $6.600 anuales para la deuda externa. Se está hipotecando al país con una carga insoportable por más de veinte años. Los que hoy son recién nacidos estarán pagando cuando lleguen a la adolescencia, los jóvenes de hoy cuando tengan que jubilarse.

¿Y si no pagamos?

Las veces que se cayó en default fue porque el país estaba exhausto de tanto pagar. Siguieron ataques brutales, como la devaluación en 2002, al servicio de reestablecer los negocios de la burguesía, y apenas pudo volvió a pagar. Durante la última década gran parte de lo que era deuda externa se pagó creando deuda pública, por ejemplo con Anses, o sea un pagadios a jubilados y sectores populares. El no pago que proponemos es lo contrario. Es para liberar recursos para la vivienda, mejorar los salarios, la salud y educación. Claro que el no pago impuesto por la movilización iniciaría una ruptura con los lazos de dominación del imperialismo, que seguramente querrá imponer represalias llevándose los dólares o bloqueando la economía. Por eso, el no pago debe estar ligado a medidas como el monopolio del comercio exterior y la nacionalización de la banca para evitar las maniobras de las multinacionales exportadoras y los bancos. Esto permitiría importar y exportar en función de satisfacer necesidades sociales y que el crédito vaya a los trabajadores o a los pequeños comerciantes ahogados por el gran capital. La propia dinámica de los acontecimientos impondrá la necesidad de la clase trabajadora de expropiar a las multinacionales, incluso los grandes aglomerados de la burguesía local, que se ubicará del lado del imperialismo. Hay que unirse con los pueblos oprimidos de Latinoamérica y otros continentes para enfrentar el saqueo imperialista. Se inicia un camino de lucha. ¡Esa es la idea!

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