Durante varios años la burocracia sindical de SMATA hizo creer que los trabajadores mecánicos éramos inmunes a la precarización laboral. Hoy el convenio Renault, firmado en Córdoba, significa un “asalto” en las condiciones laborales, pero ya con el conflicto de Lear se había puesto de manifiesto cual era la causa de los despidos y el ataque a la opositora lista Celeste de la cual soy parte.

Precarización de la mano de la burocracia de SMATA…

“Parece una estupidez”, dijo Omar Dragún, jefe del SMATA Córdoba, ex Ministro de trabajo de la provincia, refiriéndose al convenio Renault, “pero se ahorran 50 minutos por trabajador”. Antes de que Dragún vuele a Francia donde se terminó de firmar el convenio, el camino estaba labrado. Clima de miedo e incertidumbre dentro de Renault, que obliga a un sector de trabajadores, que se ven amenazados por la empresa con dejarlos en la calle, a ceder. Comenzaron a ingresar a la fábrica a las seis en lugar de las siete. Modificaron el horario de comida, poniéndolo al final de la jornada. Como todo buen peronista, Dragún pensó “hay que seducir al capital”. Flexibilizada la jornada laboral para no interrumpir el ciclo productivo quedaba avanzar sobre el salario.

Entonces los viejos ceden, los nuevos también. Estos últimos ingresarían con un salario inicial que sería un 30% inferior, durante el primer año, quedando a consideración de la empresa, según “rendimiento”. La rebaja salarial la “ofrecimos nosotros, ellos no lo pidieron”, confesaría sin culpa y con la complaciente distinción de un burócrata sindical que no encontró oposición como si la encontró Pignanelli con nosotros en Lear.

A como de lugar…

Varias de las autopartistas instaladas en la zona norte de Buenos Aires nacieron con convenios similares a los que hoy conocen los trabajadores de Renault. Procesos productivos que no se cortan, eliminación de la grasa productiva, polivalencia, tenían que significar para las empresas de la rama mayores niveles de producción y ganancias.

Lear exigía un nuevo convenio para ponerse a tono. SMATA no los podía hacer esperar. En diciembre del 2011 nos obligan a firmar un convenio a la baja. Nos negamos como interna apoyados por la gran mayoría de la fábrica. Habían pasado unos días del triunfo de la lista Celeste. El Ministerio de Trabajo, aún con nuestra negativa, terminó siendo cómplice en lo que sería una baja, no solo en el salario, sino en las condiciones de trabajo de los compañeros. La empresa quiso implementarlo, pero no lo pudo hacer como quería. Unidad y fortaleza, fueron los combustibles que inflamaron nuestra confianza. La Lista Celeste no era una idea linda, era la defensa contra la flexibilización que buscaba la empresa y que cada día se sentía en los brazos. Tres años tuvieron que pasar, y necesitaron que Débora Giorgi les de vía libre para traer mazos de cables de afuera así no paraba la FORD. Pero no les bastó, tuvieron que traer a la Gendarmería Nacional, la Infantería Bonaerense. Mostraban con eso que la burocracia estaba imposibilitada de ganar. La resistencia que dimos ya es conocida y hasta dónde puede llegar el peronismo para seducir al capital, también.

Los seducidos por el capital festejan el “día del trabajo”

Daniel Scioli, al igual que lo hiciera Massa en Kraft, cerraba filas con la multinacional norteamericana Lear. Hay que seducir al capital, no combatirlo, dijo. Omar Dragún, también hizo gala del legado del General Perón, cuando dijo que estas son cosas de la filosofía peronista. Ricardo Pignanelli, quien anda de buenas con Scioli para seducir al capital, no escatimo recursos para que hoy Lear tenga la terrible imagen de un campo de concentración y el régimen patronal llegue al extremo de haber dejado sin representación sindical a los trabajadores. No hay casualidad en las cosas, el convenio Renault es una muestra clara de por qué el peronismo nos combate en gremios como SMATA.

Ellos dicen que son solidarios con los trabajadores más pobres, pero se desdicen cuando confiesan que el empleo se cuida flexibilizando convenios y combatiendo rabiosamente a quienes nos oponemos a ello. La seducción es incertidumbre, miedo e inestabilidad, pilares sobre los que se levanta el confiado ímpetu de los empresarios.

A pocos días de la conmemoración del 1° de Mayo, los militantes del PTS hacemos nuestras sus banderas sabiendo que solo mediante la lucha la clase obrera ha obtenido las conquistas que hoy la burocracia sindical entrega. Ellos festejarán el día del trabajo intentando borrar el protagonismo de la izquierda en la luchas del movimiento obrero. Nosotros sabemos dónde vamos a estar.