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LIBERTADES DEMOCRÁTICAS

Sergio Massa, un precursor del control social con drones

Con la mira en las elecciones de 2015, Sergio Massa adoptó a dos colaboradores que ilustran perfil: Sergio Bendixen, asesor de Barack Obama en la campaña por el voto latino de 2012, y Juan José ˜álvarez, secretario de Seguridad de Duhalde durante el asesinato de Maximiliano Kosteky y Darío Santillán y ex miembro de la SIDE durante la dictadura. Massa es un amigo de la embajada de EE.UU. y campeón de las políticas de mano dura, a la par del gobernador Scioli.

Miguel Raider

12 de junio 2014

Sergio Massa, un precursor del control social con drones

Con la mira en las elecciones de 2015, Sergio Massa adoptó a dos colaboradores que ilustran perfil: Sergio Bendixen, asesor de Barack Obama en la campaña por el voto latino de 2012, y Juan José ˜álvarez, secretario de Seguridad de Duhalde durante el asesinato de Maximiliano Kosteky y Darío Santillán y ex miembro de la SIDE durante la dictadura. Massa es un amigo de la embajada de EE.UU. y campeón de las políticas de mano dura, a la par del gobernador Scioli.

Bajo esta asesoría, Massa propuso la reinstauración del “juicio de residencia” para “reponer organismos de control” y “construir un sistema de respeto a la ley de parte de los funcionarios públicos” como mecanismo contra la “corrupción” (La Nación, 3/6). El juicio de residencia era una institución de la colonia que regía hace más de dos siglos por el cual la monarquía española ejercía un “control sobre la moralidad” de sus funcionarios del Virreinato cuando finalizaban sus mandatos. Esta institución del derecho castellano pasó a la historia por los escándalos de fraude a que dio lugar, razón por la cual fue reformada en 1799 por Carlos IV (salvaguardando a virreyes, gobernadores, ministros, corregidores, intendentes y alcaldes) hasta que fue suprimida por la Primera Junta en mayo de 1810. De haber sido sometido a este tipo de juicio sobre su intendencia en Tigre, Massa hubiera zafado por sus negociados inmobiliarios del barrio Nordelta en favor de las grandes constructoras, y en desmedro de los barrios precarios donde viven los trabajadores de la zona. La propuesta del líder del Frente Renovador está por detrás incluso de la reaccionaria Justicia en vigencia, la que sin esperar el fin del mandato llamó a declaración indagatoria por el caso Ciccone al vicepresidente Amado Boudou, compañero de ruta de Massa durante su paso por la ANSES, introducido a instancias de Duhalde en 2001.

Obviamente, ese celo por el “control” no está dirigido a los resortes del poder. Massa fue el primero en Latinoamérica que introdujo la idea de usar “drones y cuadricópteros de vigilancia ciudadana” para recopilar información ilegal violando los derechos humanos así como la intimidad privada de las personas, complementando el sistema de televigilancia con más de 1.000 cámaras en la intendencia de Tigre. Un fan de las políticas “big brother” (http://bwnargentina.blogspot.com.ar/). En EE.UU. se utilizan estos robots espías para conseguir “testimonios” contra los “delincuentes”, un eufemismo que esconde el afán de ejercer el control social y la criminalización de la protesta. Según la experiencia desarrollada en Afganistán, el sitio Living Under Drones indica que estos dispositivos tienen un plus pues “son un arma de precisión quirúrgica y eficaz que proporciona la capacidad de asesinar selectivamente terroristas”. En la misma dirección, la American Civil Liberties Union señaló que los fabricantes de drones domésticos, ofrecen equiparlos con armas (no letales por el momento), como balas de goma, pistolas Táser y gas lacrimógeno.
La labor pionera de Massa despertó el entusiasmo de Macri y del gobierno kirchnerista para fabricar drones a gran escala bajo la excusa de la “guerra contra el narcotráfico” como denunciaron Juan Tokatlian, Carlos Gabetta y Horacio Verbitsky, entre otros, señalando que así violan “el estado de derecho” “sin ninguna regulación ni transparencia” (La Nación, 7/6). Massa, Macri, Scioli y Cristina se pelean por el cetro pero se entienden perfectamente cuando suena la música del ajuste contra los trabajadores.

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