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Símbolos

Hay símbolos que denotan un irrefutable desprecio por la vida humana. 6 millones de litros de leche fueron arrojados al desperdicio desde los tambos y los camiones lácteos. Una ilustración suficiente para demostrar la desidia de los piquetes de los patrones agrarios y de los contrapiquetes de los patrones transportistas de cereales, alentados por la chequera del gobierno.

Miguel Raider

12 de junio 2008

Hay símbolos que denotan un irrefutable desprecio por la vida humana. 6 millones de litros de leche fueron arrojados al desperdicio desde los tambos y los camiones lácteos. Una ilustración suficiente para demostrar la desidia de los piquetes de los patrones agrarios y de los contrapiquetes de los patrones transportistas de cereales, alentados por la chequera del gobierno. Este insulto para millones de pibes desnutridos de los estratos más bajos de las clases subalternas encima viene acompañado del aumento de los precios de 9 productos lácteos básicos al 9% mientras el resto de los lácteos subió 30%, bajo autorización del secretario de Comercio Guillermo Moreno.

“Con la comida no se jode”, decía el gobernador Scioli. No, pero con la comida también se puede dañar la salud. La presentación gubernamental de la viandada de Swift de 340 gramos como “comida popular” al alcance de sectores humildes a un precio de $2,5 fue uno de los tantos anuncios políticos que hizo Cristina como parte de la pugna política con la patronal agraria. Claro que la viandada no es un alimento saludable, son los desechos de las vacas viejas, llamadas vacas de conserva, combinadas con conservantes. Son alimentos nocivos para los ancianos y los que padecen colesterol y presión alta. Es la comida en lata que se suministraba como ración de sobrevivencia en la mochila de los soldados en la Segunda Guerra Mundial. El presidente del monopolio norteamericano Swift lo presentó como un producto “de bajo valor transformado en alto valor”. Entiéndase por “bajo valor” un picadillo de desechos y grasas sometido a altísimas temperaturas para realizar el termoprocesado y “matar todos los gérmenes”. Nada muy distinto de la promoción de la miseria que hacía Alfonsín con las cajas PAN, seguido por Menem y Duhalde mediante las bolsas de alimentos repartidos por las redes de manzaneras. ¡Por qué motivo cuando hay gran crecimiento de la economía y todos los patrones embolsan fortunas, los trabajadores sólo podemos aspirar a comer basura!

¡Qué clase de “seguridad alimentaria” pretenden garantizar el gobierno y los patrones del agro!

Estos símbolos son los de una clase social de criminales que ya no tiene más nada que ofrecer al desarrollo de la humanidad, más que muerte y destrucción.

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