La hipótesis más “benévola” para la región es que continúen los rescates para prolongar la agonía de las economías en crisis. Pero esto no significa, como la burguesía latinoamericana pretende, crecer sin contradicciones y toda una época de puros beneficios, en el marco de los fuertes desequilibrios mundiales. Tampoco tomando precauciones como propone la CEPAL se podrá aprovechar la “oportunidad”. En oposición a su propia propaganda la CEPAL advierte que en el corto plazo la tendencia a la apreciación cambiaria y al incremento de los precios de materias primas acentúa los incentivos a una especialización primario-exportadora.

En los países semicoloniales el ingreso de capitales no implica una contribución al cambio estructural, ni siquiera a un proceso de inversiones productivas significativo, sino el aprovechamiento de condiciones para realizar ganancias rápidas.

Los términos del intercambio favorables y la especulación financiera están fortaleciendo a los sectores más reaccionarios ligados al comercio exterior y a las finanzas. Esto solo abre las posibilidades de una mayor semicolonización de América Latina, lejos de un horizonte de “desarrollo” como pretenden los gobiernos latinoamericanos de tono “nacional y popular” o “progresistas” [1].