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Libertades Democráticas

“TARDES DE ACCIÓN” POR EL 13

Sonría... llegó la policía

Desde el 12 de agosto, Canal 13 emite de lunes a viernes “Tardes de Acción”. El mismo formato de “Policías en Acción” (la serie nocturna que desde la época de Blumberg se mantiene en pantalla) pero edulcorado para la hora del té.

Daniel Satur

11 de septiembre 2008

Robos, peleas callejeras, allanamientos, persecuciones… ¿lo que le faltaba a tus tardes?

Desde el 12 de agosto, Canal 13 emite de lunes a viernes “Tardes de Acción”. El mismo formato de “Policías en Acción” (la serie nocturna que desde la época de Blumberg se mantiene en pantalla) pero edulcorado para la hora del té.

Y no sólo la búsqueda de más rating impulsó este estreno televisivo. También hay un objetivo “cultural” detrás de este verdadero “operativo humanización” de las fuerzas represivas. Ya no más rudos oficiales relatando hechos con lenguaje acartonado; ahora comprensivos ciudadanos de uniforme, sensibilizados con la realidad. Ya no gordos bigotudos dispuestos a todo por una pizza; ahora, los patrulleros conducen a verdaderos garantes de la paz. La comisaría dejó de ser ese misterioso muro detrás del cual el vecindario no sabía qué pasaba; ahora la tele muestra un lugar familiar, donde cualquiera puede refugiarse si está lejos de su casa y tomó unas copas de más.
Podríamos pensar que se trata de una telenovela (el programa va a las 17 hs., justo entre “Mujeres de Nadie” y “Patito Feo”), pero las imágenes y los protagonistas, aunque sean de terror, son sacados de la realidad.

¿Humanizar la represión y la policía de la dictadura?

El canal que dirige Adrián Suar, acompañando el cambio de humor de la clase media, viene esforzándose por correr la “agenda mediática” cada vez más a la derecha, destacando en sus noticieros la “inseguridad”; y como parte fundamental del Grupo Clarín, amplificando el discurso de la oligarquía sojera. Lo hace, además, en el marco de que por abajo corre una negociación con el gobierno por una nueva Ley de Radiodifusión (en reemplazo de la vigente 22.285 de la Dictadura).

“Tardes de Acción” se suma así a la grilla televisiva, efectuando una especie de doble operación ideológica. Por un lado, se intenta “humanizar” y recomponer una imagen ética y moral de la policía, aunque esto implique borrar de un plumazo una realidad inocultable. ¿Cómo blanquear el prontuario de los 9000 agentes que están en funciones desde la dictadura, hoy bajo las órdenes de Scioli? ¿Es posible presentar como justiciera a la misma fuerza que desde 1983 carga con más de 3000 muertes por gatillo fácil, torturas y desapariciones? ¿Qué compromiso “moral” pueden tener quienes manejan la trata de personas, las redes de prostitución, el narcotráfico, la piratería del asfalto, el juego clandestino? ¿Los mismos que hace más de 700 días “chuparon” a Jorge Julio López, pueden ser amigos de los niños y los ancianos desprotegidos?

Palos contra la pobreza; protección para la opulencia capitalista

Doble operación ideológica, porque por otro lado cada tarde los televidentes se enfrentan a un nuevo bombardeo criminalizador de la pobreza y la miseria. Sea un borrachín inofensivo al que hay que vigilar, o bien una banda de “pibes chorros” que entraron en alguna casa del barrio lindante a la villa, casi todos los casos presentados en “Tardes de Acción” suceden en barriadas obreras, asentamientos y villas del Conurbano o del interior más empobrecido. Un robo, un conflicto familiar violento, una pelea entre vecinos, un allanamiento; todo debe ser resuelto en la Comisaría, con mayor o menor acción. Eso sí, de los miles de pobres que ven pasar día a día la obscena opulencia de los habitantes de los barrios privados, ni hablar. De la vida cotidiana de millones de trabajadores que sufren la explotación de patrones tan “civilizados y “honestos”, ni noticias. De la inseguridad alimentaria y sanitaria que hoy mata a 8 chicos por día en Argentina, sin comentarios. Para las 500 mujeres muertas por año a causa de abortos clandestinos, para las decenas de mujeres violadas por día, para las miles maltratadas, abusadas y golpeadas por patrones o maridos; ni cámaras, ni micrófonos.

Es necesario plantearnos la única “acción” realmente progresiva y necesaria en cuanto a la policía: su desmantelamiento y disolución. Ningún cambio de imagen, reeducación o reforma al interior de esta institución podrá abolir el verdadero rol que esta banda de hombres armados cumple en la sociedad: defender la vida y la propiedad de la clase dominante. No hay maquillaje ni efecto especial que pueda camuflar la esencia reaccionaria de la Federal, la Bonaerense o cualquier otra policía provincial. Desactivar a estas “fuerzas del orden” (capitalista) es el mejor “servicio a la comunidad” que nos podemos proponer.

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