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Comunicados de prensa

KIRCHNER RECONOCIÓ QUE BOTNIA NO SE PUEDE RELOCALIZAR

Traición a la entrerriana

“La planta ya está ahí, no hay nada más que hacer”. Once palabras bastaron para que Kirchner admitiera durante su gira en Nueva York una verdad, acaso la única pronunciada durante todo el conflicto, que se fue construyendo durante dos años: la imperialista Botnia, ya completamente edificada sobre el río Uruguay, no se va a relocalizar.

Diego Lotito

4 de octubre 2007

Quitarse la careta

“La planta ya está ahí, no hay nada más que hacer”. Once palabras bastaron para que Kirchner admitiera durante su gira en Nueva York una verdad, acaso la única pronunciada durante todo el conflicto, que se fue construyendo durante dos años: la imperialista Botnia, ya completamente edificada sobre el río Uruguay, no se va a relocalizar.

“¡Traidor! ¡Canalla! ¡Por fin se quitó la careta!” fue la honesta reacción de un asambleísta. Es que todavía resuena aquello del “medio ambiente como causa nacional”... Pero la declaración no fue ni un arrebato ni un ataque de honestidad del presidente. Fue una acción calculada.

Botnia ya está en condiciones de producir, pero por decisión de Tabaré Vázquez no empezará a echar humo hasta después de las elecciones de octubre. ¿Devolución de favores? Que va.

En Uruguay todos consideran el gesto de Kirchner un gran paso para solucionar el conflicto y, de paso, para no desairar a la corona española y su despintado facilitador Yáñez Barnuevo.

Pero el conflicto por las pasteras es un tema delicado para andar diciendo cualquier cosa… y menos a un mes de las elecciones presidenciales. Por ello, a poco de decir, Kirchner comenzó a desdecirse y a ratificar que sigue reclamando la relocalización de Botnia. “Los entrerrianos, que sepan que soy un patagónico de ley”, dijo el presidente. Ya son muchos los entrerrianos que han aprendido a que leyes responde el patagónico.

Experiencia política

“Deploramos y repudiamos las declaraciones del Presidente”, se dijo ante más de dos mil asambleístas que el viernes pasado cortaron la ruta nacional 14. La denuncia es el resultado de dos años de lucha cuyo balance, tras haber confiado en la estrategia del gobierno, es que Botnia va a producir frente a las playas de Gualeguaychú. Como dijo una asambleísta, “aunque íntimamente sabíamos que Kirchner no iba a hacer nada más que lo de La Haya, siempre teníamos alguna esperanza de que se impusiera sobre Tabaré”.

Si reflexionamos sobre esto, sería tan incorrecta la actitud del pedante que razona que “el pueblo tiene los gobiernos que se merece”, como la del ingenuo que, en este caso, desconozca que entre los asambleístas de Gualeguaychú tuvieron influencia punteros y dirigentes que ante cada encrucijada empujaron hacia salidas institucionales. Pero lo cierto es que hay una experiencia política hecha.

Estrategias

La lucha del pueblo de Gualeguaychú contra Botnia ha sido el conflicto ambiental de mayor repercusión en la región en los últimos años. En él se combinaron la decisión de los pobladores entrerrianos, con una crisis diplomática mayúscula. Pero también ha sido un verdadero teatro de estrategias frente a la crisis ambiental argentina.

El gobierno de Kirchner, fue de la indiferencia a la demagogia, llevando el conflicto a la vía muerta del aristocrático Tribunal de La Haya, mientras Botnia se seguía construyendo (y en Argentina producen una docena de pasteras contaminantes); la “oposición” burguesa no hizo mas que pedir el desalojo de la ruta, mientras que las centrales sindicales tuvieron una actitud testimonial, como la CTA, o de completa desidia como la CGT.

Lo que faltó fue una estrategia independiente de los trabajadores que, apoyada en la voluntad de lucha los asambleístas de Gualeguaychú por expulsar a las pasteras, propusiera una salida de fondo: nacionalizar bajo control de los trabajadores la industria forestal y del papel en Uruguay y Argentina. Sólo en ese camino era posible soldar la unidad con los trabajadores y el pueblo uruguayo, contrarrestando el chauvinismo que, como dice el poeta litoraleño Aníbal Sampayo, “no es más que un nacionalismo de derecha”.

El cuidado del ambiente es una tarea de los trabajadores y el pueblo que sólo puede llevarse a cabo enfrentando a las multinacionales imperialistas y los gobiernos que las representan, como los de Kirchner y Tabaré Vázquez.

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