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Un desfile militar nac & pop

Si algo caracterizó los festejos del Bicentenario fue el espíritu progresista general que signó los diversos eventos culturales con artistas populares y destacados stands de organismos de derechos humanos.

Miguel Raider

27 de mayo 2010

Un desfile militar nac & pop

Si algo caracterizó los festejos del Bicentenario fue el espíritu progresista general que signó los diversos eventos culturales con artistas populares y destacados stands de organismos de derechos humanos. En la inauguración de la Galería de los Patriotas Latinoamericanos, Cristina aportó un retrato con la imagen del Che Guevara, mientras en su discurso de cierre recordó que en la celebración del primer Centenario regía el Estado de sitio y los trabajadores inmigrantes enrolados en ideas anarquistas eran reprimidos y despojados de sus derechos. Precisamente por estos trazos, causó polémica el contraste establecido con el desfile militar del día 22, cuando 5.000 efectivos de las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Seguridad marcharon entre las avenidas Belgrano y Corrientes para terminar en avenida de Mayo, nada menos que frente a una carpa construida con las rondas de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo como estatuas de un pasado, cuando Julio López continúa desaparecido y Silvia Suppo fue asesinada por declarar como testigo contra varios genocidas. Es que se trata de las mismas fuerzas represivas que implementaron el terrorismo de Estado en 1976 mediante el secuestro de 30.000 detenidos-desaparecidos y el secuestro ilegal de más de 500 bebés que nacieron en el cautiverio de 500 centros clandestinos de detención. Se trata de las mismas fuerzas que en defensa de los terratenientes y los grandes capitalistas lanzaron numerosos golpes de Estado durante todo el siglo XX, y reprimieron a sangre y fuego a los trabajadores en la Semana Trágica, la Patagonia Rebelde, la Revolución Libertadora y la convulsiva década del ’70.

Qué gran paradoja: mientras las galas del Bicentenario celebraban la “diversidad cultural” de los pueblos originarios, a su vez legitimaban al Ejército que consumó la expropiación de las tierras históricas de esos pueblos y su consiguiente exterminio en aras de una Argentina “occidental y cristiana”, ignominia que continúa en la actualidad con los desalojos compulsivos implementados por los grandes empresarios de la soja y la policía.

Sorprendentemente, una periodista de Canal 7 destacó el papel desempeñado por la Marina en la guerra de Malvinas. Probablemente Astiz sea la mejor síntesis que represente a esa institución: un cobarde que se rindió a los ingleses sin disparar un solo tiro y un genocida muy audaz a la hora de efectuar secuestros y torturas, arma cuyo actual jefe, el almirante Godoy, participó de los grupos de tareas en Mar del Plata.

Canal 7 no olvidó saludar a los integrantes de la Fuerza Aérea como parte de los Cascos Azules que participan en la “misión de paz” en Haití junto a las tropas de Brasil, Uruguay, Chile y Bolivia, aunque, obviamente, omitió que ese contingente tiene denuncias por violaciones y asesinatos, y tras la tragedia del terremoto colabora con los 12.000 militares norteamericanos que mantienen a raya a las grandes masas pauperizadas.

Por último marcharon la Policía Federal y la Gendarmería, las que junto a la Bonaerense y la Prefectura fueron empleadas en tareas represivas por los sucesivos gobiernos constitucionales ante el desprestigio masivo de las Fuerzas Armadas a la salida de la dictadura.

Una crisis de Estado

El faltazo de Cristina para presidir el desfile como Comandante en Jefe de las FF.AA. obedece precisamente a esta crisis irresuelta ante una base social “progresista”. Como enunciamos en el documento político reproducido en la revista Estrategia Internacional n° 26, “el genocidio de 30.000 personas y la derrota de Malvinas, sumada a la lucha permanente de los organismos de derechos humanos, significó para las FF.AA. el desprestigio ante las grandes masas …Este desprestigio dificulta enormemente recuperar el ‘poder de fuego´ sobre la población civil que mantuvieron durante gran parte del siglo XX …Todos estos elementos muestran la crisis de los destacamentos armados, que combinan deslegitimación con descomposición, afectando su rol como principal sostén del Estado burgués”. Esa crisis de poder de fuego del Estado estalló recurrentemente en 1989, cuando emergieron los levantamientos del hambre contra la hiperinflación de Alfonsín, así como en 2001, cuando las masas movilizadas en las calles voltearon al gobierno de De la Rúa. En ese sentido, los Kirchner se orientan a resolver esta crisis de Estado mediante la subordinación de la FF.AA. a la democracia y sus élites, sobre la base de juicios a cuentagotas de unos pocos genocidas emblemáticos, una “política de Estado” acordada con todos los bloques parlamentarios, como señaló Horacio Verbitsky (Página12, 16/05). Evidentemente, eventos como el desfile militar demuestran que los Kirchner alientan lo que sus funcionarios más cercanos llaman “la operación de reinserción en la sociedad de las Fuerzas Armadas” (La Nación, 23/05), una política claramente en dirección a la “reconciliación nacional”.

Como denunciaron los compañeros de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, “nos encontramos ante un agravio inaceptable por parte de todos aquellos que venimos luchando por la vigencia de los derechos humanos y la lucha contra la impunidad en la Argentina”. Por eso, desde los organismos de DD.HH. independientes del gobierno y las organizaciones obreras combativas es necesario redoblar la lucha contra la impunidad para que todos los genocidas se pudran en la cárcel.

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