logo PTS

LIBERTADES DEMOCRATICAS

Violencia policial en Villa Celina

Pocas horas después de consumada la “fiesta de la democracia”, la violencia policial volvió a meter la cola en el barrio de Villa Celina, acorde a las políticas de mano dura impulsadas por el kirchnerismo y la oposición derechista. Giovani Barrientos, un joven boliviano de 23 años, fue baleado de muerte por cinco delincuentes que vestían el uniforme de la Policía Federal.

Miguel Raider

31 de octubre 2013

Pocas horas después de consumada la “fiesta de la democracia”, la violencia policial volvió a meter la cola en el barrio de Villa Celina, acorde a las políticas de mano dura impulsadas por el kirchnerismo y la oposición derechista. Giovani Barrientos, un joven boliviano de 23 años, fue baleado de muerte por cinco delincuentes que vestían el uniforme de la Policía Federal. A la par de su hermano Bertis, quien también resulto herido, el joven remisero intentó evitar el robo de $15.000, suma que había ahorrado su tío con mucho esfuerzo para comprar un terreno. Entre dimes y diretes, varios referentes vecinales acusaron no sólo que eran policías reales sino que también había “territorio liberado”. Inmediatamente, más de 500 miembros de la comunidad boliviana marcharon por las calles para exigir justicia, al mismo tiempo que denunciaron los constantes atropellos a los que son sometidos diariamente, solicitando la remoción de la policía y su reemplazo por la Gendarmería.
Ante la falta de respuestas, los ánimos se caldearon y cientos más se movilizaron a la comisaría local donde fueron reprimidos salvajemente por la Guardia de Infantería en una auténtica batalla campal. Con entera legitimidad, se defendieron lanzando piedras e interponiendo tres autos incendiados, mientras cortaban durante dos horas los cuatros carriles de la autopista Riccheri. El jefe de la Bonaerense, Hugo Matzkin, se vio obligado a intervenir removiendo a toda la cúpula de la comisaría distrital noroeste, sustituyéndola por 150 efectivos de Gendarmería.
La violencia policial en los distritos de La Matanza arroja pruebas irrefutables como la desaparición del joven Luciano Arruga en un destacamento de Lomas del Mirador. La comunidad boliviana es un blanco permanente de las políticas de “seguridad ciudadana” que expresan el racismo difundido por las clases dominantes y los medios de comunicación. A diario, la policía efectúa allanamientos ilegales en los domicilios de los inmigrantes con amenazas de armado de causas, apoyada sobre las dificultades para obtener los documentos de identidad. La complicidad de la policía es la garantía para el funcionamiento de cientos de talleres textiles clandestinos sin habilitación que proveen prendas para las grandes marcas, bajo el régimen esclavista de “cama caliente”. Cientos de talleres en condiciones precarias que generan “accidentes” letales, tal como ocurrió en marzo de 2006 en el taller de la calle Luis Viale, que segó la vida de seis personas bolivianas, cuatro de ellas niños de 3, 4 y 10 anos. Sin embargo, el reemplazo por la Gendarmería más que un remedio sería una nueva enfermedad. La fuerza estrella seleccionada por la extinta ministra Garré para instaurar la “seguridad democrática” está implicada en el Proyecto X, mediante el cual espiaba e infiltraba a las organizaciones obreras combativas en función de las políticas de criminalización de la protesta social. Tras el Operativo Centinela en villas y asentamientos del sur de GBA, fue objeto de infinidad de denuncias por hostigamiento y robo a jóvenes pobres. Como señala el programa del FIT, hay que terminar con “las mafias policiales del gran delito” y “poner fin a la miseria social que causa el capitalismo, reemplazando el aparato de represión de este Estado al servicio de los explotadores por organizaciones de trabajadores en el camino de la lucha por su propio gobierno”.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: