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Historia

1972-1974 La vuelta de Perón y el pacto social

9 de marzo 2006

Como desarrollamos en la primera entrega de esta serie, el año 1969, con el Cordobazo, da inicio a una etapa revolucionaria en la Argentina. Esta etapa se cierra con el golpe militar del 24 de marzo 1976.
El año 1973 significó un punto de inflexión en esta etapa con el retorno del peronismo al poder como recurso burgués para frenar el ascenso obrero y popular.
Sin embargo, como veremos, esta operación de la patronal no significó la derrota del ascenso sino su desvío: los trabajadores retomarán la lucha, ahora contra el que consideraban “su” gobierno.

El GAN y el ”desvío” del ascenso obrero y popular

La caída de Onganía tras el Cordobazo y de Levingston con el “Viborazo”, en el marco de las movilizaciones populares y el surgimiento de sindicatos combativos y clasistas, convencieron a las clases dominantes de la necesidad de buscar la vía de contener la insurgencia obrera desplegada en los años previos.
Se ensayarán distintas variantes para encauzar la movilización de las que participó el propio Perón como fue la negociación con los radicales en la Hora del Pueblo para intentar una apertura política1. Así, el propio peronismo irá apareciendo como la única carta que le quedaba por jugar a la burguesía y la salida electoral como la vía a seguir.
Lanusse fue el encargado de diseñar la política que permitiera incorporar al peronismo en una compleja operación política que culminó en el Gran Acuerdo Nacional que se establecía sobre la base de la legalización del partido peronista y la apertura electoral.
Junto con esta política el gobierno recurrió a la represión para doblegar la movilización social. Además de la represión de la guerrilla cuyas acciones se encontraban en ascenso, siendo uno de los hitos la masacre de militantes mayoritariamente del PRT-ERP que escaparon del penal de Rawson, la llamada “masacre de Trelew”, el gobierno encarceló dirigentes gremiales, retiró la personería jurídica al SITRAC-SITRAM y el ejército ocupó las plantas de Fiat.
Avanzando en las negociaciones hacia las elecciones, Cámpora fue designado delegado de Perón pero será éste quien estará detrás de la constitución del FREJULI2.
La izquierda peronista apostó a esta salida electoral alentando las expectativas en que el regreso de Perón significaría el comienzo de la “patria socialista”, siendo parte fundamental del engaño a las masas, y particularmente a la vanguardia, que la política del régimen implicaba.
La guerrilla marxista por su parte planteó una política abstencionista frente al proceso que, asentada la vía electoral, involucraba a las amplias masas y a una parte mayoritaria de la vanguardia. Sólo el Partido Socialista de los Trabajadores, PST, planteó una la alternativa independiente frente a las elecciones para que se expresara lo mejor de la vanguardia surgida tras el Cordobazo.

El tercer gobierno peronista (1973-1976)

El «desvío» operado en el ascenso obrero y popular fue posible debido a una serie de condiciones. Por un lado, el papel jugado por la burocracia sindical: desde su política de utilizar la movilización de las masas para presionar a los gobiernos de turno, su alineación tras Perón para canalizar esa movilización, hasta su contribución en la constitución del GAN. Por otro lado, desde el punto de vista de las masas, la movilización obrera y popular se había dado de manera desigual; el eje del ascenso había sido el interior del país, mientras el Gran Buenos Aires y la Capital Federal, es decir, el centro neurálgico del proletariado, quedó más rezagado. Esta desigualdad se vio facilitada por el peso mayor de la burocracia sindical en los sectores centrales del proletariado; mientras el gobierno lograba asestar importantes derrotas a la vanguardia, como lo fue la disolución de los sindicatos clasistas. Por último, la clase dominante contaba con el reaseguro de Perón y de la vía electoral. Es central el papel del peronismo como carta de recambio para la burguesía con la colaboración de la burocracia sindical.
Por esto, en última instancia, el desvío fue posible debido a la enorme debilidad que para el proletariado argentino significó su adhesión política a un partido burgués y el peso de organizaciones sindicales burocratizadas y estatizadas. Más allá de las expectativas de los trabajadores por recuperar sus conquistas perdidas, como partido burgués, el peronismo volvió para cumplir con su papel: retomar el control sobre el movimiento obrero y reencauzar a los trabajadores en su política de conciliación de clases, eliminando el desafío a la sociedad capitalista que significaban sus combativas acciones. Perón volvía para convertirse en garante de la unidad nacional y salvador de la burguesía; los límites que le impondrá la lucha de clases se revelarán en poco tiempo.
Como veremos, si la clave del desvío fueron las expectativas de las masas en el retorno de Perón, estas expectativas motorizaron una serie de luchas que darán lugar al fortalecimiento de la vanguardia obrera, al crecimiento del peso de las corrientes de izquierda en el proletariado y a un importante proceso de experiencia de la clase obrera con el peronismo en el poder.

Cámpora: el comienzo de las ”rebeliones antiburocráticas”

El 25 de mayo de 1973 asumió el gobierno de Cámpora. Su asunción fue acompañada por decenas de miles de trabajadores. Ese día 40.000 manifestantes se dirigieron al Penal de Villa Devoto para exigir la inmediata libertad de todos los presos políticos y asegurarse su liberación, sin esperar la sanción de la ley de amnistía. Cámpora debió decretar esa misma noche el indulto a todos los presos políticos. Fue el «Devotazo», la primera movilización durante el gobierno peronista.
En junio el gobierno firmó con la CGT y la CGE, la central empresarial, un acuerdo conocido como Pacto Social que establecía el congelamiento salarial por dos años, el congelamiento de precios y la supresión de las negociaciones colectivas. Era un intento de alcanzar la “paz social” que permitiera restablecer mínimas condiciones de dominación para la burguesía.
El 20 de junio Perón regresaba al país3. Al día siguiente, decía por televisión: «Es preciso volver a lo que fue en su hora el apotegma de nuestra creación: de casa al trabajo y del trabajo a casa, porque sólo el trabajo podrá redimirnos de los desatinos pasados». Sin embargo, ya los propios trabajadores estaban demostrando que los «apotegmas» peronistas habían sido resignificados en su conciencia por años de lucha en defensa de sus conquistas; y la contradicción entre sus objetivos y lo que el gobierno y las clases dominantes podían y estaban dispuestos a dar, estallará, planteando la posibilidad de una ruptura entre la base peronista y la dirección.
Efectivamente, la asunción del gobierno peronista no implicó un descenso de la conflictivdad aunque ahora las luchas estaban alentadas por las ilusiones y las expectativas de los trabajadores en el peronismo. Estas expectativas abrieron una etapa caracterizada por un aumento de los conflictos sindicales ahora en las principales fábricas del conurbano bonaerense: se dio así una oleada de luchas por recuperar el terreno perdido en los años previos con una oleada de huelgas y ocupaciones de lugares de trabajo y de universidades. Con la CGT inmersa en el Pacto Social, este proceso se dio contra la burocracia sindical, fueron las “rebeliones antiburocráticas”. (Ver recuadro)
Pese a la política de conciliación nacional de Cámpora, la situación amenazaba con derrumbar el andamiaje del Pacto Social; y considerado cumplido el papel de la izquierda del movimiento peronista en el engaño a las masas, un golpe de la derecha del movimiento obligará a la renuncia de Cámpora en julio de 1973.

Perón-Isabel: el ataque del gobierno y el desafío de los trabajadores

Lastiri, presidente de la cámara de diputados asumió interinamente el gobierno y se convocó a nuevas elecciones. La fórmula Perón-Perón (con la esposa del líder, Isabel, como vicepresidente) triunfó ampliamente.
Perón reafirmó el Pacto Social, manteniendo el congelamiento salarial, los aumentos sólo podían ser decididos por el gobierno y según la productividad del trabajo. Por otro lado, reafirmó la colaboración de la burocracia sindical a través de la Ley de Asociaciones Profesionales que reforzaba el control del Estado sobre los sindicatos y de la burocracia sindical sobre el movimiento obrero.
Fortaleciendo el rol de la burocracia sindical y el control estatal sobre los sindicatos, Perón intentaba retomar el control del movimiento obrero. Así, las luchas profundizarán sus tendencias a hacerse antiburocráticas y a redundar en un fortalecimiento de la vanguardia. Por esto, mientras fortalecía a la burocracia, Perón dirigía la represión a la vanguardia.
La agudización de la política represiva encontró su máxima expresión en la primera aparición de la Triple A: la Alianza Anticomunista Argentina, que cumplirá el rol de amenazar, atacar y asesinar a miembros de la izquierda y de la vanguardia obrera y popular, como antesala, en pleno gobierno peronista, de la represión desatada por la dictadura que sobrevendría poco tiempo después.
Pese a la represión, los conflictos se mantienen, junto con las reivindicaciones por condiciones de trabajo, crecen las demandas por aumentos salariales, por la reincorporación de trabajadores y activistas despedidos y por la recuperación de comisiones internas e incluso de seccionales sindicales, como la gran lucha de los metalúrgicos de Villa Constitución en el “Primer Villazo”. (Ver recuadro)
Con la muerte de Perón en julio de 1974 y la asunción de Isabel se agudizaron las contradicciones: el gobierno recrudece la represión e intenta un ataque a las masas en lo que se conoció como el “Rodrigazo”.
Sin embargo, en 1975 las luchas obreras darán un nuevo salto en el corazón del proletariado argentino creando organismos de autoorganización: las “Coordinadoras interfabriles”.

1De estas variantes participó el Partido Comunista con la creación del Encuentro Nacional de los Argentinos como intento de intervenir en la política de “conciliación nacional”.
2Frente Justicialista de Liberación Nacional. Los aliados del justicialismo eran: el Movimiento de Integración y Desarrollo, el Partido Popular Cristiano, el Movimiento Socialista para la Liberación Nacional y el Partido Conservador Popular.
3 El 20 de junio, una multitud lo espera en Ezeiza, pero Perón no se presentará ante ella. En cambio, la llegada de Perón será el escenario del feroz ataque de la derecha peronista contra la izquierda del movimiento.

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