La judicialización de la protesta social, no sólo tiene el objetivo de amedrentar y hacer desistir de la lucha a los dirigentes obreros y populares, sino además de estigmatizarlos ante la opinión pública. Y esta estigmatización es aún mayor cuando se trata de obreros con militancia política de izquierda. El espionaje del “Proyecto X” y la burla de uno de los ideólogos del relato kirchnerista, el periodista Horacio Verbitsky (HV), volvió a poner en el centro de la escena a Javier “Poke” Hermosilla, delegado de la interna de Kraft.
HV escribió en dos oportunidades caratulando al Poke de “alienado al PTS”. Con esta chicana, que pretende ser extensiva a todo militante obrero de izquierda, el escriba oficial retoma lo peor de la tradición macartista del peronismo y la burocracia sindical, que siempre tildó a los obreros clasistas de foráneos y de no ser obreros “genuinos” (parece que para HV los obreros fueron, son y serán peronistas). Presentar a la izquierda revolucionaria como “infiltrada” en el movimiento obrero es el inicio de la persecución.

¿Quién es el “Poke” Hermosilla?

Javier “Poke” Hermosilla tiene 35 años y tres hijos. Sus padres son paraguayos y vinieron a la Argentina en la década del ‘60. Su madre trabajó siempre en casas de familia y su padre en la industria del calzado. “Ellos alquilaban una piecita en capital, luego se mudaron a San Martín, a un barrio obrero, donde yo nací y vivo actualmente”.

El primer trabajo de su padre fue en una fábrica de Chacarita, en 1969. De él heredó el oficio de obrero del calzado y también su fanatismo por Chacarita Juniors. Ese año, Chacarita era el primer equipo chico que se consagraba campeón ganándole una final histórica a River por 4-1.

A los 14 años, Poke debió dejar el secundario para ir a trabajar. A los 16 entró en una fábrica de zapatos donde trabajó hasta 1998. “Después hice changas, trabajé de cartero hasta que pude entrar en otra fábrica de calzados”.
En esa época Poke terminó sus estudios en la nocturna y luego cursó el CBC, “Cuando estaba por comenzar la carrera, mi viejo se quedó sin trabajo. Me tenía que matar laburando para poder ayudar en la casa y eso me impidió seguir estudiando”.

Cuando se le pregunta cómo fue que se empezó a interesar por las ideas de izquierda, Poke responde: “de adolescente me atraía la historia de la colonización de América, la historia de opresores y oprimidos, porque me chocaba muchísimo el genocidio que se había hecho de los pueblos originarios. El contacto que más tarde tuve con compañeros del PTS, me sirvió para entender que esa historia continuaba, pero que nosotros, los obreros, éramos los que producíamos todas las riquezas de la sociedad y los únicos que podíamos cambiar esa situación de opresión”.

A los 20 años, Poke tuvo su primera experiencia sindical. La fábrica en la que trabajaba estaba por cerrar. Junto a otro compañero, tuvo la iniciativa de ir a hablar con la delegada para ver qué se podía hacer. Al día siguiente, ambos fueron despedidos. “Ahí saqué la conclusión del rol que cumple la burocracia sindical y de que cuando a los empresarios les va mal en sus negocios, los que pagan los platos rotos son siempre los trabajadores”.

En el 1999, Poke ingresó en otra fábrica de calzado, en Villa Libertad, donde conoció a su actual compañera y madre de sus hijos. “Trabajábamos 12 horas y cobrábamos el sueldo de a puchos”.

A fines del 2000 ingresó a Terrabusi. “En ese momento estaba muy fuerte el trabajo por agencia. Te llenaba de bronca e impotencia ver cómo a compañeros de los que te ibas haciendo amigo los usaban como personal descartable. De alguna manera, me había decidido a terminar con esa situación”.

En 2005 Poke ingresa como delegado a la comisión interna, opositora a Daer. “A pesar que ésta contaba con muchas limitaciones y no tenía una política para frenarle la mano a la patronal, el ingreso a la interna me permitió tener más libertad para poder organizar al turno noche. Gracias a esa organización pudimos dar muchas peleas por la estabilidad laboral, que en ese tiempo era el principal problema”.

Lo que viene después ya es conocido. En 2009, Poke fue el único delegado que se niegó a firmar el acta en el Ministerio de Trabajo que dejaba afuera a más de 50 trabajadores, y luego encabezó la lista clasista que ganó la dirección de la fábrica y que ya lleva dos mandatos consecutivos.

¿Cuál es el precio que tiene que pagar por defender los derechos obreros? El Poke acumula once causas penales por corte de ruta y un embargo que llegó a ser de $290.000 sobre sus “bienes”. El Poke se ríe. “Gano $ 4.500. Una vez tuve una motito que después la tuve que vender porque no me alcanzaba el dinero para mantener a mi familia”. Se ríe aunque sabe que la persecución no es chiste. Pero el apoyo de sus compañeros de Kraft y sus convicciones ideológicas lo hacen seguir adelante.

Una ley de la democracia capitalista

Hace ya un tiempo, Cristina decía en un discurso que “hace 100 años no existían los derechos sociales; hace 100 años estaba prohibida y era casi un delito la actividad sindical”. Para Poke Hermosilla ese pasado es bastante actual.

El espionaje apañado por la ministra Garré vuelve a demostrar que el Estado burgués no duda en pisotear sus propios derechos constitucionales cuando la propiedad privada de los medios de producción se ve mínimamente amenazada por una huelga.

El discurso kirchnerista se desvanece en los hechos. La persecución que sufre Poke Hermosilla, como el resto de los lu chadores procesados, por supuesto no es la misma que sufrieron los obreros anarquistas a quienes el Estado oligárquico le imponía la Ley de Residencia. Pero como decía Lenin, “No hay Estado, incluso el más democrático, cuya Constitución no ofrezca algún escape o reserva que permita a la burguesía lanzar las tropas contra los obreros, declarar el estado de guerra, etc. ‘en caso de alteración del orden’ -en realidad, en caso de que la clase explotada ‘altere’ su situación de esclava e intente hacer algo que no sea propio de esclavos-”.

Hermosilla, y ciento de sus compañeros de Kraft – HV lo sabe- fueron reprimidos y desalojados por las “tropas” de la maldita policía de Scioli y Casal. Lejos de ser un “alienado”, con su denuncia, el Poke demuestra ser un obrero conciente que sabe de lo que se trata.