El martes 8 de marzo, en una masiva asamblea, los trabajadores del Astillero votaron aceptar la propuesta de incorporar 18 % al básico, la recategorización de casi 1.400 compañeros y el compromiso de la empresa de que cuando se ponga en funcionamiento el comedor de la planta, éste será sin cargo y se mantendrá el adicional por comida de $ 180 que hoy percibimos. El 18 % al básico representan para la categoría inicial $ 104 de bolsillo (lo que lleva al ayudante inicial a $1.400) y $ 369 para la categoría máxima con 40 años de antigüedad. La recategorización comienza con 450 categorías a partir del 1° de marzo para los compañeros Ayudantes y Medio Oficiales. A partir del 1° de abril, 450 categorías para los Oficiales y Especialistas, y el resto por tandas hasta diciembre. La recategorización significa entre 20 y 50 pesos más depende de las categorías. Este era un viejo reclamo que involucra a la mayoría de compañeros rezagados, que estaban de 3 a 15 años sin ascender.
En la asamblea, algunos compañeros plantearon aceptar la propuesta, otros que planteaban “sigamos peleando y pidamos 2 pesos más al básico” o “rechacemos la propuesta, sigamos peleando por la canasta familiar y marchemos el día de una nueva reunión para presionar”.
Desde La Marrón planteamos que considerábamos insuficiente la propuesta, que nosotros habíamos impulsado la necesidad de recuperar lo que perdimos con la inflación y eso significaba que el Ayudante inicial cobrase $2.000, pero éramos conscientes de que para lograr esto iba a ser muy difícil y que tendríamos que desarrollar una dura lucha. Que la política del gobierno le puso un techo a la negociación salarial con el magro acuerdo para los docentes y estatales y que los dirigentes sindicales de la CTA habían aceptado, que lo que teníamos que tener en claro era que estábamos dispuestos a hacer si se decidía rechazar esto, para lograr los $ 2.000 para el Ayudante inicial, nosotros opinábamos que había que organizar una gran lucha, convocando a coordinar a todos los estatales, una lucha hasta conseguir nuestros reclamos como fueron contra la ocupación de los Albatros, o contra la privatización. Luego de la asamblea un viejo compañero nos dijo, “está bien lo que dicen ustedes, hasta acá llegamos, aceptamos esto porque para lograr la canasta familiar tenemos que hacer un quilombo de la puta madre, y no estamos en una situación grave, porque todos saben que cuando la situación es grave nos jugamos a morir...” El clima después de la asamblea era bastante “festivo”, todos los compañeros haciendo “números” y sacando cuentas para ver si les daba la antigüedad para pasar de categoría.