Ayer murió Rubén, una victima más de la violencia policial. La tele, inundada de reclamos de más policía y mano dura, dejaba entrever el terrible caso del pibe que nunca pudo volver de aquel recital de Viejas Locas. No se podía ocultar. Con 17 años, Rubén estuvo en la brutal represión que se desató en las puertas de Vélez antes del show. Pasaban las horas, los heridos y detenidos se recuperaban de la golpiza, pero Rubén no aparecía.

Recién el domingo 16 de noviembre, su cuerpo golpeado y con marcas de balas de goma por la represión policial, aparecía inconciente en las cercanías del Estadio. Ayer, fallecía luego de días de coma profundo. Rubén se suma a la larga lista de las víctimas de la policía. Mes a mes, el gatillo fácil, la represión y las golpizas de esta maldita policía atacan a la juventud. Luciano Arruga, uno de los últimos casos más conocidos, todavía espera justicia.

Los medios le llenan la cabeza a millones con su campaña sobre la “seguridad”. Los políticos de turno, los opositores como los K, se pelean para ver quién es más facho. Baja de la edad de imputabilidad, más policía, menos libertad para la juventud (como el horario para los boliches) y más capacidades para la cana son las discusiones de moda. Esta enorme campaña, es la que fomenta y respalda a la yuta y su sanguinaria vocación por perseguir a la juventud. ¡Como si los jóvenes tuviéremos la culpa de todas las miserias de este sistema injusto y criminal!

Esta campaña por fortalecer el aparato represivo del Estado, del que forma parte la Policía, se choca diariamente con la verdadera cara de esta institución. Luego del caso de la familia Pomar, un nuevo escándalo sacude a la fuerza. 24 días de supuesta búsqueda, y nada. Quieren sacar a la cúpula de la Bonaerense, como sorprendidos por el desempeño de los oficiales azules. La verdad es que esta institución, está al servicio de mantener el orden, que quiere decir cuidar los enormes beneficios de los empresarios y poderosos. Los Pomar no interesan. Reprimir a Kraft o un corte de calle, sí.

Por otro lado, ese enorme aparato represivo, corrupto y degenerado hasta los huesos, es hoy una enorme maquinaria delictiva. Los secuestros extorsivos, grandes robos y estafas, están ligados siempre a la Policía. La gran mayoría de robos, por los que salen a pedir pena de muerte son los robos de autos. Robos que están impulsados por el enorme negocio de los desarmaderos; controlado nada más y nada menos que por la Policía. “Atención, atención, no es un policía es toda la institución”, es el cantito de las marchas que tan bien refleja la realidad.

Hay que pararle la mano a la Policía asesina. En los barrios, los colegios y los lugares donde laburamos, tenemos que iniciar una gran campaña contra la represión e impunidad. La justicia es cómplice, dejando en libertad a los policías y gendarmes asesinos. El caso de Rubén no puede quedar impune.

Queremos justicia, y sólo con la organización y coordinación de todos los familiares, amigos, víctimas de la represión y las organizaciones que levantemos la bandera de pararle la mano a los ataques a la juventud, sólo así, y con la movilización en las calles, lo podremos conseguir. Estamos iniciando, desde el No Pasarán, En Clave Roja y el CeProDH, una enorme campaña contra el gatillo fácil, el avance represivo y justicia para Rubén Carballo. Tenemos que ser miles en las calles y conseguir que se encuentre y castigue a todos los culpables de la golpiza a Rubén y de la represión de Viejas Locas, así también como los miles de casos que han quedado sin justicia. ¡Castigo a todos los policías que reprimieron el sábado 15/11! ¡Justicia por Rubén! ¡Queremos a Luciano Arruga!