Las elecciones legislativas dejan abierto un escenario que puede llevar en el futuro a importantes crisis políticas. Por un lado, dejan un gobierno provincial marcadamente debilitado. Como se encargan de señalarlo periodistas y analistas, es la primera vez que los candidatos del oficialismo provincial quedan en tercer lugar en una elección. Esto ocurre pese a que el gobierno provincial gastó más de 10 millones de pesos en la campaña. Esto constituye un síntoma del enorme rechazo de la población al gobierno de Schiaretti y su candidato Mondino.

Por su parte Juez, lejos de la enorme diferencia que anunciaban las encuestas de semanas previas, terminó ganando por apenas cerca de 4 puntos sobre el radical Mestre. Esto impide que pueda ser considerado como el futuro gobernador desde hoy mismo como él mismo venía promocionando y anuncia nuevos roces con el gobierno provincial y municipal.

A esta caída de Juez1 contribuyó de manera decisiva el decidido giro a la derecha que significó el apoyo a la protesta de las patronales del campo en el 2008 y la alianza con Carrió, entre otras cosas. A esto hay que sumarle el reciente conflicto de los trabajadores municipales con el intendente Giacomino, ex aliado político de Juez, que se desató en estos días y fue canalizado contra Juez como ex intendente.

Por su parte, la UCR recuperó votos de la mano del amigo del genocida Menéndez, Oscar Aguad y de Ramón Mestre hijo, y se posiciona hacia el 2011 como la representación de los sectores de derecha y centroderecha provincial.

A lo largo de la campaña electoral denunciamos que estos eran los representantes de la oligarquía sojera de Córdoba y de las grandes multinacionales. Todos llevaron en sus listas a representantes directos de las patronales del campo, como lo hizo Juez con Alonso. Para seguir en la misma tónica, hoy Mestre está haciendo del ataque contra los trabajadores municipales una de sus banderas. Estos candidatos defendieron y defienden intereses opuestos a los de los trabajadores y el pueblo pobre.

El fiasco de los candidatos K

Nebreda y Acastello, los candidatos del kirchnerismo, pese a haber gastado millones en la campaña (segundos detrás del monumental despliegue del gobierno provincial) hicieron una pésima elección aunque lograron que la dirigente de la UEPC entrara como última Diputada Nacional con un 9% a nivel provincial que se reduce a un 6.9% en capital2

Algunos de los sindicatos más importantes de Córdoba fueron parte del apoyo a esta campaña. “El movimiento obrero de Córdoba junto a Nebreda” se leía en los afiches publicados por la misma burocracia que deja aisladas a luchas como la de Iveco y CIVE.

Que el movimiento obrero de Córdoba no estaba junto a esta lista lo demuestra el pequeño ejemplo de las más de 600 firmas de docentes que repudian la candidatura de Nebreda en un partido patronal3. Queda claro que aquí tampoco se hallan representados los intereses de los trabajadores.
Tenemos que aprovechar esta fenomenal derrota que sufrieron estos dirigentes para organizar a los trabajadores docentes en primer lugar y al conjunto de los trabajadores de Córdoba. Esta derrota no es sólo de Nebreda, sino de la burocracia sindical de la CGT, en representación de la cuál fue candidata.

Importante elección del Frente de Izquierda

Frente a todas estas variantes políticas patronales, desde el FITAS, levantamos claramente la bandera de que esta crisis la paguen las grandes patronales que ganaron millones en estos años, así como la necesidad de que los trabajadores empecemos a construir nuestra propia herramienta política, un partido de la clase trabajadora que ponga en primer plano nuestros intereses.

En su conjunto la izquierda obtuvo cerca de 70 mil votos, casi duplicando lo obtenido en las elecciones presidenciales del 2007. El Frente de Izquierda y los Trabajadores Anticapitalista y Socialista obtuvo 37 mil votos4 y en Córdoba capital alcanzamos casi el 4% de los votos. Aquí, en algunas seccionales de la ciudad, el Frente superó en votos a los candidatos K.
Esta buena participación electoral nos obliga a redoblar los esfuerzos por avanzar en organizar a sectores de la clase trabajadora para impedir que esta crisis sea nuevamente pagada por nosotros y además en el camino de poner de pie un partido político propio de la clase trabajadora.

Ante los ataques en curso o los que preparan los gobiernos y las patronales, ataques que contarán con el aval de todos estos candidatos, es necesario que los trabajadores demos pasos en organizar una fuerza política que nos permita plantear una salida a la crisis que no signifique más despidos, suspensiones o pérdida del salario y el trabajo. Una fuerza que, en cada fábrica, cada empresa, cada lugar de trabajo, permita que los trabajadores nos pongamos de pie para enfrentar a los capitalistas e imponer nuestras demandas.

Esa es la propuesta que dejamos planteada a las organizaciones que conformaron el frente de izquierda y a quiénes nos apoyaron en estas elecciones.