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Mundo obrero

CRECEN LOS DESPIDOS Y LA LUCHA OBRERA

Crisis y resistencia en Santa Fe

Una Santa Fe silenciada por los medios viene emergiendo con fuerza: numerosos conflictos obreros confirman que la crisis no es un concepto abstracto sino una realidad que comenzó a descargarse sobre los trabajadores. A fines de 2008 vimos a los metalmecánicos de General Motors enfrentar el chantaje de cierre de esta multinacional y a los metalúrgicos de Paraná Metal en una gran lucha con toma de fábrica, que fue culminada con la firma por parte de la conducción de la UOM Villa Constitución de un acuerdo que incluyó rebajas salariales y suspensiones, aceptado con bronca por los trabajadores.

PTS

30 de abril 2009

Una Santa Fe silenciada por los medios viene emergiendo con fuerza: numerosos conflictos obreros confirman que la crisis no es un concepto abstracto sino una realidad que comenzó a descargarse sobre los trabajadores. A fines de 2008 vimos a los metalmecánicos de General Motors enfrentar el chantaje de cierre de esta multinacional y a los metalúrgicos de Paraná Metal en una gran lucha con toma de fábrica, que fue culminada con la firma por parte de la conducción de la UOM Villa Constitución de un acuerdo que incluyó rebajas salariales y suspensiones, aceptado con bronca por los trabajadores.

Hace pocos meses salían a la ruta los trabajadores metalúrgicos de maquinaria rural, en localidades del sur santafesino, aunque en unidad con sus patronales y con los patrones rurales. Actualmente los metalúrgicos de Mahle (ex Dana) apelan a la toma y los piquetes para frenar las intenciones de cierre y vaciamiento, y el 1° de mayo se prepara un acto unitario en las puertas de la fábrica tomada.

Pocos días antes culminó la primera etapa del conflicto en EB neumáticos en Fighiera; en Patito (Molinos) y Dreyfus, por su parte, los combativos trabajadores del Sindicato de Aceiteros de Rosario consiguieron la reincorporación de despedidos y la igualdad salarial entre efectivos y contratados, respectivamente, y aumento de sueldo en ambas empresas. En Cotar y las empresas lácteas hay conflictos en curso también.

Hay en Rosario y sus alrededores un importante ciclo de luchas de resistencia a las consecuencias concretas de la crisis, que golpean con violencia y se expresan en más de 500 empresas con preventivos de crisis, en los planes de suspensiones y en despidos.

La centroizquierda y la crisis

El neoliberal y sojero Partido Socialista, ante la crisis, y empujado por su sentido de la oportunidad electoral parece tomar una “estética” a lo Alfredo Palacios y se presentó, a través del intendente Lifschitz y el ministro de Trabajo Rodríguez, en la ocupación de Mahle. Cínicamente “descubrieron” que la empresa quería cerrar, hallazgo de perogrullo, ya que los obreros ocupaban por esa razón la planta, y mucho más porque el Ministerio de Trabajo (sucio) santafesino viene avalando desde hace meses las suspensiones y despidos por persecución gremial en Mahle.
La propia Viceministra de Trabajo, Alicia Ciciliani, admitió que se producen, en promedio, cinco despidos diarios, en la provincia que el diario Crítica denomina la “capital de la crisis laboral”.

Todas las fracciones de los partidos burgueses (PS-UCR, reutemanismo y Rossi-K), aunque lloran lágrimas de cocodrilo, coinciden en que hay que seguir subsidiando a los grandes empresarios y aceptar que cuando deciden cerrar, los trabajadores deben poner el lomo. Centroizquierdistas como los del Proyecto Sur de Pino Solanas y Carlos del Frade, no solamente mantienen sus simpatías con la Federación Agraria, sino que no dicen qué proponen frente a las empresas que despiden o cierran.

¿Qué hacen los sindicatos?

Los sindicatos santafesinos, lamentablemente, no están preparados para la guerra que las patronales vienen declarando a los trabajadores.

La CTA Rosario y la UOM Villa Constitución prometen un congreso de trabajadores y delegados pero el tiempo (y los despidos) sigue pasando y esa convocatoria sigue sin concretarse. Los trabajadores necesitamos pegar como un solo puño, organizarnos democráticamente y levantar un programa frente a la crisis, que incluya la prohibición de los despidos y el reparto de las horas de trabajo; aumento de salarios; expropiación de las exportadoras y aceiteras, y de los grandes terratenientes; toda empresa que despide o cierre debe ser expropiada y puesta a producir bajo control obrero.

Estas medidas deben ir de la mano de un cambio radical de la relación entre los sindicatos y “la política”. Basta de que referentes de la CTA y la UOM Villa participen de las listas del Frente Progresista de los “5 despidos diarios”, del ARI o del PJ: los trabajadores enfrentan los ataques patronales y los dirigentes proponen que apoyen a los partidos que los avalan. Los trabajadores tienen que participar en política, pero construyendo un partido propio, para levantar con fuerza el programa para que la crisis no la paguen los trabajadores, sino los capitalistas.

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