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Debates

Michael Moore y los demócratas

Crítica a "Farenheit 9/11"

13 de agosto 2004

El nuevo documental polémico de Michael Moore recrea la gestión Bush desde su escandalosa asunción hasta la guerra de Irak a través de un divertido y didáctico montaje de imágenes de archivo, entrevistas y material citado de otros films. En él denuncia cómo George Bush llega a la presidencia gracias a la manipulación de la Corte Suprema y cómo a partir de los atentados del 11/9/2001 aplica su ofensiva guerrerista hacia Afganistán, manipulando a la opinión pública y generando una segunda invasión a Irak con el objetivo de controlar el negocio petrolero de la zona. Para esto devela las relaciones mercantiles de Bush con los Bin Laden y las millonarias familias sauditas, el control de los medios masivos, la complicidad del senado y de las multinacionales.
La clara denuncia a la manipulación de las cadenas de televisión es un clásico en Moore, y aquí muestra cómo tras los atentados se inculca terror inventando todo tipo de peligro inminente de un nuevo ataque terrorista, y se levanta una campaña de represión interna contra todo tipo de organización civil. También puede verse la campaña publicitaria del ejército para reclutar soldados mientras después nos muestra cómo dos marines, con todo tipo de promesas ocupacionales, buscan voluntarios entre los jóvenes negros y pobres de los barrios populares. También un imperdible material de archivo como la desencajada cara de Bush y su falta de reacción al enterarse de los atentados a las torres; o las imágenes del recrudecimiento de la resistencia iraquí, luego de que Bush declarara con triunfalismo el fin de la guerra de Irak; o las declaraciones xenófobas de muchos marines que se excitan asesinado civiles, tomadas con equipos de filmación encubiertos.
Si bien su crítica es muy ácida y valedera, planteando los intereses de los grupos monopólicos como Unocal, Halliburton, o el Carlyle Group, no revela profundamente uno de los principales objetivos de Bush y de todo el establishment yanqui que es ganar mayor poder imperial en todo el mundo a partir de la guerra en Medio Oriente. Tampoco se propone buscar las raíces de la guerra en las disputas interimperialistas entre EE.UU., sus aliados y las potencias europeas, esto es un gran vacío ya que la OTAN y la ONU fueron y serán parte de esta disputa del botín de guerra. Habrá que esperar quizás una visión más internacional en su próximo film ya que Moore anunció que lo continuará con uno sobre el primer ministro británico, Tony Blair (el cual tiene sólo una aparición en éste) y la guerra en Irak.
Pero el principal defecto de la película es que, más allá del ataque vehemente a Bush, Moore no es consecuente con su película, porque si bien en ella se ve que los demócratas acordaron con la guerra y que todo el senado fue faldero de Bush, no tiene una actitud clara frente a la complicidad de éstos y su estrategia guerrerista y no dice una sola palabra de John Kerry, candidato presidencial en EE.UU. (ver ¿Cualquiera menos Bush?). Sí lo hizo en “Bowling for Columbine” su anterior película donde mostró el historial imperialista norteamericano, concluyendo en la última invasión hasta entonces que era la del demócrata Clinton a los Balcanes. Además no le da mayor relevancia a las masivas movilizaciones contra la guerra en todo el mundo de las que él mismo fue parte y promotor, cayendo ahora en el apoyo al Voto Util a favor de Kerry. 
Si bien Moore nunca tuvo una visión estratégica revolucionaria, clasista e internacionalista frente al conjunto del régimen imperialista, actualmente está perdiendo su espíritu rebelde y disidente de antaño que llamaba a movilizar y que se oponía al conjunto del establishment norteamericano, para terminar apoyando a Kerry. Veremos qué hará Moore de ganar éste la presidencia, ¿será cooptado totalmente o profundizará su visión crítica? De todas formas, creo que al igual que sus anteriores películas, Fahrenheit 9/11 es un documental imperdible, muy bueno para difundir en todas partes, que ha abierto un debate enorme en amplios sectores y que nos permite avanzar en la lucha contra el imperialismo y en poder discutir una verdadera estrategia revolucionaria.
El nuevo documental polémico de Michael Moore recrea la gestión Bush desde su escandalosa asunción hasta la guerra de Irak a través de un divertido y didáctico montaje de imágenes de archivo, entrevistas y material citado de otros films. En él denuncia cómo George Bush llega a la presidencia gracias a la manipulación de la Corte Suprema y cómo a partir de los atentados del 11/9/2001 aplica su ofensiva guerrerista hacia Afganistán, manipulando a la opinión pública y generando una segunda invasión a Irak con el objetivo de controlar el negocio petrolero de la zona. Para esto devela las relaciones mercantiles de Bush con los Bin Laden y las millonarias familias sauditas, el control de los medios masivos, la complicidad del senado y de las multinacionales.
La clara denuncia a la manipulación de las cadenas de televisión es un clásico en Moore, y aquí muestra cómo tras los atentados se inculca terror inventando todo tipo de peligro inminente de un nuevo ataque terrorista, y se levanta una campaña de represión interna contra todo tipo de organización civil. También puede verse la campaña publicitaria del ejército para reclutar soldados mientras después nos muestra cómo dos marines, con todo tipo de promesas ocupacionales, buscan voluntarios entre los jóvenes negros y pobres de los barrios populares. También un imperdible material de archivo como la desencajada cara de Bush y su falta de reacción al enterarse de los atentados a las torres; o las imágenes del recrudecimiento de la resistencia iraquí, luego de que Bush declarara con triunfalismo el fin de la guerra de Irak; o las declaraciones xenófobas de muchos marines que se excitan asesinado civiles, tomadas con equipos de filmación encubiertos.
Si bien su crítica es muy ácida y valedera, planteando los intereses de los grupos monopólicos como Unocal, Halliburton, o el Carlyle Group, no revela profundamente uno de los principales objetivos de Bush y de todo el establishment yanqui que es ganar mayor poder imperial en todo el mundo a partir de la guerra en Medio Oriente. Tampoco se propone buscar las raíces de la guerra en las disputas interimperialistas entre EE.UU., sus aliados y las potencias europeas, esto es un gran vacío ya que la OTAN y la ONU fueron y serán parte de esta disputa del botín de guerra. Habrá que esperar quizás una visión más internacional en su próximo film ya que Moore anunció que lo continuará con uno sobre el primer ministro británico, Tony Blair (el cual tiene sólo una aparición en éste) y la guerra en Irak.
Pero el principal defecto de la película es que, más allá del ataque vehemente a Bush, Moore no es consecuente con su película, porque si bien en ella se ve que los demócratas acordaron con la guerra y que todo el senado fue faldero de Bush, no tiene una actitud clara frente a la complicidad de éstos y su estrategia guerrerista y no dice una sola palabra de John Kerry, candidato presidencial en EE.UU. (ver ¿Cualquiera menos Bush?). Sí lo hizo en “Bowling for Columbine” su anterior película donde mostró el historial imperialista norteamericano, concluyendo en la última invasión hasta entonces que era la del demócrata Clinton a los Balcanes. Además no le da mayor relevancia a las masivas movilizaciones contra la guerra en todo el mundo de las que él mismo fue parte y promotor, cayendo ahora en el apoyo al Voto Util a favor de Kerry. 
Si bien Moore nunca tuvo una visión estratégica revolucionaria, clasista e internacionalista frente al conjunto del régimen imperialista, actualmente está perdiendo su espíritu rebelde y disidente de antaño que llamaba a movilizar y que se oponía al conjunto del establishment norteamericano, para terminar apoyando a Kerry. Veremos qué hará Moore de ganar éste la presidencia, ¿será cooptado totalmente o profundizará su visión crítica? De todas formas, creo que al igual que sus anteriores películas, Fahrenheit 9/11 es un documental imperdible, muy bueno para difundir en todas partes, que ha abierto un debate enorme en amplios sectores y que nos permite avanzar en la lucha contra el imperialismo y en poder discutir una verdadera estrategia revolucionaria.

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