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Mundo Obrero

UNA RESPUESTA AL PO

Crónica de una capitulación

El ex delegado general del Hospital Británico, del Partido Obrero, que en septiembre de 2007 dirigió un reclamo por aumento salarial que terminó con el despido de 18 trabajadores, publicó una carta en Indymedia respondiendo a la nota de LVO n°411 en que saludamos la reincorporación de Carina Ricciardelli en el Hospital, como un triunfo histórico de los trabajadores.

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10 de febrero 2011

Crónica de una capitulación

El ex delegado general del Hospital Británico, del Partido Obrero, que en septiembre de 2007 dirigió un reclamo por aumento salarial que terminó con el despido de 18 trabajadores, publicó una carta en Indymedia respondiendo a la nota de LVO n°411 en que saludamos la reincorporación de Carina Ricciardelli en el Hospital, como un triunfo histórico de los trabajadores.

Desde el título mismo de la carta, “PTS, del sectarismo a la canallada”, el ex delegado se ubica defensivamente frente al duro golpe que acaba de sufrir la patronal, festejado efusivamente por los trabajadores, producto de la persistente lucha de Carina. De hecho, considera su carta un “descargo a la infamia publicada”.

Extraña que dé un simple saludo a “que Carina haya logrado la reinstalación”, ya que este fallo sienta un gran precedente, no sólo en el Británico. El responsable de la derrota no quiere festejar el triunfo.

Confundido, intenta ensuciar la fuente informativa diciendo que “un medio serio antes de publicar una información debe cotejarla, cuestión que evidentemente no realizó (cuestión de método). Luego, los hechos deben ser relatados -ya que son de interés- de acuerdo a como sucedieron”. Los hechos hablan por sí mismos y LVO se basó, entre otras cosas, en el acta que aquí reproducimos.

Pero, ¿cuál es la infamia? El delegado del PO firmó un acta con la burocracia de Sanidad y la patronal en el Ministerio de Trabajo donde dejaban afuera a cinco trabajadores, entre ellas a la ex delegada Carina. Lo infame no es lo que dice el PTS, sino lo que firmó el PO. Pero con las maniobras típicas de esa corriente, el ex delegado no lo desmiente, sino que lo justifica. Y considera infame (no una mera crítica) que se haga público lo que el PO hace en los pocos lugares de dirección que tiene en el movimiento obrero.

Los trabajadores del Británico saben que “la cabeza” de esa “comisión interna que convocaba asambleas, realizaba petitorios, se mantenía en permanente contacto con el conjunto de los trabajadores, transmitía el contenido de las reuniones que tenía con la empresa, denunciaba sus negocios, etc.” (texto de la carta) y que dirigió el reclamo salarial del 2007 no convocó a una sola asamblea ante el ataque patronal. Ni siquiera planteó una medida de lucha. Su política fue correr al Ministerio de Trabajo tras la burocracia de ATSA a firmar los acuerdos con la patronal, sin consultar en asamblea al conjunto de los trabajadores.

El pez por la boca…

“Antes de la última reunión en el ministerio de trabajo la empresa ofreció a los cinco trabajadores mencionados una cifra a modo de compensación económica”, cuenta el ex delegado; “personalmente consulté a cada uno de los compañeros si la iban a aceptar o estaban dispuestos a llevar adelante la lucha por su reincorporación; la única que sostuvo que iba a rechazar la oferta y que iba a continuar la pelea ‘a su modo’ fue Carina”. Se podría pensar que el ex delegado defendió la posición de la única compañera dispuesta a pelear. Pero no.

En la Carta no existe la más mínima autocrítica del acta vergonzosa firmada con la burocracia y la patronal (¡sin lucha!), tan escandalosa que hasta los jueces la consideraron discriminatoria: “la no concesión de la reinstalación como al resto de los despedidos obedeció a una posición de neto corte de discriminación sindical (...) Todo ello conlleva a declarar nulo el despido”. El ex delegado se justifica diciendo que para él “la situación estaba absolutamente cerrada y la firma no modificaba nada, pues antes que nada los trabajadores del Británico estaban totalmente desmovilizados y luego: los compañeros eran reincorporados, o aceptaban lo que les ofrecía la empresa dejando de lado la continuidad de la lucha, o... no contestan (Carina)”. A confesión de parte, relevo de pruebas. Ningún trabajador votó firmar el acta que dejaba afuera a los despedidos, por la sencilla razón de que el ex delegado consideró que “la situación estaba absolutamente cerrada y la firma no modificaba nada”. Pero, si era así, ¿qué necesidad tenía de firmarla?

Las patas de la mentira, que son cortas…

La cláusula segunda del acta que firmó el ex delegado del PO dice que “la organización Sindical ratifica la inexistencia de causal para los despidos pero acepta el ofrecimiento toda vez que los involucrados expresaron su aprobación al mismo, y como medio de dar fin al conflicto existente”. ¿Pero Carina no le había dicho antes de la reunión que rechazaba la “oferta” patronal? La canallada del PO no la compra el PTS.

La patronal se aferró a esa cláusula en el juicio de reinstalación que Carina inició junto al CeProDH, argumentando que en la negociación colectiva todos (patronal, sindicato, Comisión Interna) habían acordado la reincorporación de trece y los demás cobraran la indemnización. El acta dejaba afuera a cinco trabajadores, pero además pretendía cerrar todas las vías para próximos reclamos de reincorporación.

Lamentablemente tenemos que decir, una vez más, otra del PO.

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