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Mendoza

Mendoza, octubre 2004

Declaración de PAN y ROSAS ante el XIX° Encuentro Nacional de Mujeres

8 de agosto 2004

América Latina se enfrenta a la desocupación, la miseria y el hambre con las que las trabajadoras y trabajadores y el pueblo pagamos la deuda externa que contrajeron las dictaduras y todos los gobiernos “democráticos” que les sucedieron. Esa deuda externa que sirve para financiar las guerras imperialistas, como la actual ocupación de Irak, donde la clase trabajadora y el pueblo son las víctimas de la brutal agresión, especialmente miles de mujeres y niños/as.
Las mujeres somos el 70% ¡la inmensa mayoría! de los 1300 millones de pobres que hay en el mundo. Sin embargo, con la cuarta parte de lo que cada año se paga en concepto de deuda externa, alcanzaría para garantizar que todo ser humano tenga acceso a la educación, la electricidad, el agua potable, la salud y una alimentación adecuada.

Mientras tanto, en Argentina, el presidente Kirchner negocia con el FMI un acuerdo que significa más hambre y miseria y dice que quiere “un capitalismo en serio”. Así lo hizo en una reunión con empresarios que facturan más de 40.000 millones, los mismos que piden mano dura contra los movimientos piqueteros, los mismos que nos explotan, que nos dejan sin trabajo y que ahora, además, nos quieren negar el derecho a reclamar y protestar. Los mismos empresarios que llegan al punto de “escatimar” algunos pesos de sus millonarias ganancias en medidas de seguridad laboral, cobrándose las vidas de los trabajadores como resultó en Río Turbio, con la muerte de 14 mineros.

Ellos, además, tienen la policía que nos reprime en las manifestaciones, que asesina a luchadoras como Sandra Cabrera, y mata a nuestros hijos con el gatillo fácil. Este régimen político donde siguen procesados 4000 luchadores a los que se sumaron recientemente las durísimas causas contra las y los detenidos en la Legislatura de Buenos Aires, es funcional a sus intereses.

En cambio, de nuestro lado existe una profunda división. En primer lugar, la división que nos imponen (y que es aceptada por la burocracia sindical) entre ocupados/as y desocupados/as y, en el trabajo, entre efectivos/as y contratados/as. Las mujeres trabajadoras ¿qué podemos esperar de una sindicalista menemista como Susana Rueda?¡De qué nos sirve que pongan ahora una mujer al frente de la CGT unificada si la burocracia nunca ha movido un dedo por las condiciones de trabajo de las mujeres, condenadas a los contratos más precarizados, afectadas por la flexibilización y el desempleo!

En los movimientos de desocupados, lamentablemente, también existe la división. Algunos movimientos como Barrios de Pie, con su Red de Mujeres Solidarias, se pasaron al oficialismo y hoy son los principales aliados del gobierno de Kirchner. Los que se enfrentan al gobierno, también están divididos y esto debilita la lucha por el trabajo genuino.

Las organizaciones feministas también atraviesan los mismos problemas: hay quienes eligieron apoyar las medidas “progresistas” del gobierno, haciendo una gran campaña por la inclusión de Carmen Argibay a la Corte Suprema, olvidando la lucha que habíamos llevado adelante hace tan sólo dos años contra esa institución del régimen que sólo sirve para aplicar las leyes contra el pueblo; muchas de ellas, depositando su confianza en este gobierno, han relegado a un segundo plano la lucha por nuestros derechos, que tuvo su máxima expresión en el XVIII Encuentro Nacional de Rosario. Inclusive, fueron muy pocas las voces que se escucharon públicamente cuando el mismo Kirchner le garantizó al Vaticano que no se va a proponer ninguna ley que permita la interrupción voluntaria del embarazo.

Mientras tanto, estos señores de la curia, los mismos que están acusados de abuso de niños y niñas, son los hoy deciden sobre nuestros cuerpos. Tras las últimas (e increíbles) declaraciones del Papa (publicadas en Página/12 el 31/07/04), que pide acabar con “la ideología de género” de las “feministas radicales”, se esconde la hipocresía que permite que las mujeres mueran por abortos clandestinos, y que legitima la opresión de las mujeres. 

Somos las 400 mujeres que morimos por año en Argentina a causa del aborto clandestino o las 15.000 que sufrimos secuelas graves en nuestra salud por la misma razón.
Somos las que, si tenemos trabajo, sufrimos una doble jornada, porque también cargamos sobre nuestras espaldas el trabajo doméstico.
Somos las que enfrentamos día a día a la burocracia sindical que nos divide, somos las que luchamos por recuperar nuestras organizaciones, como en la huelga del subte, como en las luchas de las trabajadoras de la salud, la alimentación, docentes... 
Somos las que cobramos salarios más bajos que los varones aunque hagamos las mismas tareas.
Somos parte de la clase obrera que ha recuperado las fábricas abandonadas por los capitalistas para ponerlas a producir bajo control obrero, como en Zanon y en Brukman, enfrentando los intentos de desalojo, las maniobras de los jueces y la represión policial.
Somos las que, a diario, enfrentamos la miseria exigiendo un trabajo genuino, enfrentando a la gendarmería y la policía en las rutas y los piquetes, pero también enfrentando al Estado y sus gobiernos que pretenden acabar con nuestra lucha, pero sin dar una solución de fondo a nuestra desocupación.
Somos las que nos movilizamos por nuestros derechos sexuales y reproductivos, consiguiendo algunas leyes que mejoran nuestras condiciones de existencia, pero las que seguiremos luchando por el derecho al aborto libre y gratuito, enfrentándonos a la Iglesia, los sectores más reaccionarios de la sociedad, el Estado, la justicia y los partidos patronales.
Somos las que decimos NO a la violencia contra las mujeres, y nos movilizamos reclamando justicia para las víctimas como Claudia Sosa, de Mendoza, Romina Tejerina de Jujuy y tantas otras con las que nos solidarizamos activamente.
Somos las que defendemos incondicionalmente el derecho de lesbianas, bisexuales, travestis a ejercer libremente la sexualidad, sin la censura, discriminación y silencio al que pretende condenarnos este sistema.

Por eso, queremos aprovechar la presencia de todas ustedes en este Encuentro Nacional de Mujeres para hacerles llegar nuestra propuesta de unirnos en una gran CAMPAÑA NACIONAL POR LOS DERECHOS DE LAS MUJERES TRABAJADORAS Y POR EL DERECHO AL ABORTO LIBRE Y GRATUITO que plantee:
 


  • Igual salario por igual trabajo, equivalente a la canasta familiar. ¡Trabajar menos, trabajar todos/as!

  • Igualdad de oportunidades en la capacitación y el empleo

  • Comisiones de mujeres, en los sindicatos, empresas, fábricas, para luchar por nuestros derechos con independencia de la patronal y la burocracia

     

  • Anticonceptivos para no abortar y aborto libre y gratuito para no morir

  • Por el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, nuestra sexualidad y nuestras vidas.

  • ¡Basta de explotación sexual! Plenos derechos a la capacitación y el empleo para mujeres y travestis en situación de prostitución. Derecho a la organización autónoma, mientras subsistan en condiciones de explotación sexual.

    ¡Basta de violencia contra las mujeres!

  • Hagamos comisiones de solidaridad en cada ciudad y cada provincia en defensa de las mujeres que han sido victimas de violencia, abusos, violaciones.

  • Que los sindicatos combativos, las comisiones internas y los delegados y delegadas, los movimientos sociales, organismos de DD.HH. se pronuncien en defensa de las mujeres víctimas de violencia.

    NO PEDIMOS, ¡EXIGIMOS! NUESTRO DERECHO AL PAN... PERO TAMBIÉN A LAS ROSAS

    Si querés adherir a esta declaración podés escribirnos a [email protected]

Prensa

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Marcela Soler115470-9292

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