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Según Marx...

Democracia burguesa y Democracia obrera (Parte III)

31 de agosto 2006

En los artículos anteriores vimos como la Comuna de París había demostrado, que la clase obrera no podía valerse del Estado burgués tal cual era para sus propios fines, sino que debía destruirlo y poner en pie sus propias instituciones. En primer lugar, Marx destacaba la sustitución del ejército permanente por el pueblo en armas, pero también la revocabilidad y el salario equivalente al de un obrero para todos los funcionarios, la unidad entre poder ejecutivo y legislativo, la elección y revocabilidad de los jueces, etc.
Todas estas características hacían de la Comuna de Paris un gobierno mucho más democrático que cualquier república burguesa. Sin embargo, lo más destacado de este gobierno obrero estaba para Marx en que era “la forma política al fin descubierta para llevar a cabo dentro de ella la emancipación económica del trabajo. Sin esta última característica –decía-, el régimen de la Comuna habría sido una imposibilidad y una impostura [porque] la dominación política de los productores es incompatible con la perpetuación de su esclavitud social.” (La Guerra civil en Francia)
¿Qué significaba esto? Que la Comuna tomó medidas que iban en el sentido de abolir la propiedad privada, de expropiar a los expropiadores. Así fue que el gobierno obrero expropió todas las fábricas y talleres que habían cerrado, o que sus patrones habían abandonado, o simplemente aquellos donde los capitalistas paraban la producción como forma de resistencia, todo sin ninguna indemnización. También terminó con lo que hoy llamaríamos la “flexibilización laboral” aboliendo el trabajo nocturno, las “multas” que los burgueses solían imponerle a los obreros como sanción arbitraria para disminuir el salario, etc.
Las medidas radicales que tomó la Comuna, tanto en el terreno social como en el democrático hicieron que cuente con gran apoyo popular: “era ésta la primera revolución en que la clase obrera fue abiertamente reconocida como la única clase capaz de iniciativa social incluso por la gran masa de la clase media parisina” (Carlos Marx, La Guerra Civil en Francia). A pesar de todo esto el gobierno obrero no logró extenderse nacionalmente. Sin embargo, fueron necesarios dos ejércitos para derrotarlo (lo que quedaba del Francés con el apoyo del Prusiano). Como límite de esta experiencia Marx señaló la indecisión de la dirección del movimiento en marchar sobre el Palacio de Versalles que era el refugio de lo que quedaba del gobierno burgués y sobre el Banco de Paris para hacerse de las reservas de oro de Francia.
En su mes y medio de vida la Comuna dejó una lección invalorable: solamente la clase obrera en el poder podía generar una forma de democracia que uniera la dominación política de los trabajadores con su emancipación social. Ahora bien, en la Comuna los delegados a los organismos de gobierno todavía se elegían por distrito, con lo cual seguía habiendo una distancia entre “el productor” y “el ciudadano”, ya que el obrero no participaba en tanto miembro de una unidad de producción sino en tanto habitante de un determinado distrito territorial.
En el siglo XX la clase obrera volvió a dar muestras de nueva creatividad, generando una institución donde los organismos básicos del gobierno y los organismos básicos de la producción estaban unidos. Esta institución era el Consejo Obrero (Soviet). En el soviet participaban los representantes elegidos por los obreros en cada fábrica. Según Trotsky, que fue su presidente, el primer soviet surgido en Petrogrado en 1905 tenía 562 miembros, que representaban a 147 fábricas, 34 talleres y 36 sindicatos. Ahora bien, los soviets no fueron sólo organismos de autodeterminación de los obreros en base a las unidades de producción, como en 1905. En efecto, durante la revolución triunfante de 1917 en Rusia, junto con los consejos obreros, surgieron en todo el país consejos de campesinos y soldados, de forma tal que los soviets combinaron el carácter fabril y el territorial. Primero en tanto organismos de frente único para la lucha y la insurrección, y luego como base del nuevo Estado obrero. Pero esa es otra historia.

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