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MOVIMIENTO OBRERO

Diecinueve inmigrantes murieron en la masacre del Sarmiento

Por la unión y la organización de trabajadores nativos e inmigrantes.
Ni una muerte más de obreros, obreras, pueblos originarios y pueblo pobre en manos de los explotadores.

PTS

1ro de marzo 2012

Una vez más trabajadores y trabajadoras fuimos testigos de las consecuencias que conlleva la ambición y sed de ganancia de los empresarios, como así también del rol que el gobierno kirchnerista cumple al ser garante directo de esas ambiciones. Una vez más le hemos visto el rostro a la muerte, con la que convivimos a diario en nuestros trabajos. La vida, que debería ser algo hermoso, se convierte en un pesar tortuoso.

Nuestro esfuerzo cotidiano para hacer más llevaderos los días a quienes queremos, nos termina alejando justamente de ellos ya que pasamos hasta 16 horas trabajando, muchas veces hacinados, en negro y con salarios miserables. Otras veces nos alejamos definitivamente de nuestras familias y amigos. Un viaje en tren hasta la fabrica, el taller, la oficina, las casas que limpiamos, el lugar de estudio, nos puede separar para siempre de ellos.

Quienes escribimos esto somos jóvenes trabajadores inmigrantes y militantes del PTS. Llegamos a este país movilizados por aquello que moviliza a cualquier trabajador: tener y brindar una vida más digna a quienes queremos. Compartimos con nuestros compañeros argentinos los mismos patrones, ritmos agotadores, la misma explotación. Muchos también compartimos la distancia de nuestros puestos de trabajo. Vivimos en los mismos barrios y nos subimos al mismo tren, viajamos las mismas horas y nos enfrentamos juntos a la muerte, como hace una semana donde 19 trabajadores inmigrantes murieron junto a 32 trabajadores argentinos.

A su vez somos víctimas de la discriminación, que no solo se expresa en malos tratos, burlas e insultos, lo que nos genera tristeza, bronca e impotencia, sino muchas veces en salarios más bajos. Los patrones y el gobierno estimulan toda una serie de prejuicios contra nosotros con el fin de dividir las filas trabajadoras, debilitando las organizaciones obreras para hacer más sencilla su tarea de enriquecerse a costa nuestra. Con dolor vemos como algunos compañeros obreros replican esos prejuicios haciéndose eco de los burócratas sindicales, que juegan en el mismo bando con los capitalistas. A pesar de esto, encontramos en miles de compañeros y compañeras el respeto y sentimiento de hermandad que nos permite multiplicar fuerzas y organizarnos.

Estamos hartos de ver morir a nuestros hermanos de clase, sean de la nacionalidad que sean. Hartos de perder compañeros hasta en los lugares donde vamos a distendernos, como en Cromagnon. En “accidentes” producto de la desidia capitalista, como en Chubut donde murieron 11 trabajadores bolivianos en 2007 tras el derrumbe de un silo en la fabrica ALUAR. O en el taller clandestino de la calle Luis Viale donde murieron 6 trabajadores, 5 de ellos menores. Luchando contra la precarización laborar, como Mariano Ferreyra o por defender la tierra y territorio, como los Qom de Formosa y en Soldati.

Trabajadores y trabajadoras de todas las nacionalidades nos encontramos unidos por muchas razones. Debemos darle forma y sentido a esa unidad construyendo una organización revolucionaria que enfrente al gobierno, los empresarios y a las fuerzas represivas y abra la perspectiva de un mundo comunista, sin explotación, sin opresión ni racismo, donde la cultura no sea un conjunto de mandatos homogéneos y unilaterales, sino un una explosión de diversidad sobre la base de una igualdad material. Donde la vida sea placer creativo.

No dejemos que los capitalistas nos unan en la muerte, organicémonos.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

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