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Debate Abierto

El PO, la crisis mundial y... la de su corriente internacional

A Rafael Santos le asignaron una difícil tarea: sumarse a los intentos de Rieznik de hacer pasar la crítica del PTS al catastrofismo del PO como una negación de la profundidad de la crisis capitalista mundial. Ya Santos, aunque en otro campo, quedó en ridículo con un intento similar. Pero viendo ahora el último número de la revista de PO, entendemos que el nerviosismo con el que polemizan con nosotros tiene que ver con una nueva crisis de su corriente internacional, por una fuerte disputa con el sector remanente del grupo italiano, llamado PCL, precisamente alrededor del catastrofismo. La soledad no es buena consejera.

Fredy Lizarrague y Paula Bach

27 de marzo 2008

A Rafael Santos le asignaron una difícil tarea: sumarse a los intentos de Rieznik de hacer pasar la crítica del PTS al catastrofismo del PO como una negación de la profundidad de la crisis capitalista mundial. Ya Santos, aunque en otro campo, quedó en ridículo con un intento similar1. Pero viendo ahora el último número de la revista de PO, entendemos que el nerviosismo con el que polemizan con nosotros tiene que ver con una nueva crisis de su corriente internacional2, por una fuerte disputa con el sector remanente del grupo italiano, llamado PCL3, precisamente alrededor del catastrofismo. La soledad no es buena consejera.

El catastrofismo que hemos criticado al PO consiste en su recurrente negación de la alternancia entre períodos de estabilización (o recuperación económica parcial) y crisis, aún en etapas de decadencia, declinación, o crisis general de la acumulación capitalista. En los convulsionados comienzos de la década del ’20, Trotsky y la Tercera Internacional hablaban de la existencia de boom (palabra prohibida para PO) y crisis, como “respiración” o “latidos del corazón” del sistema capitalista que no negaban la tendencia general a nuevas y mayores crisis, dada la ausencia de un nuevo equilibrio capitalista (concepto nunca entendido por PO). De más está decir que determinar la combinación precisa que se daba en cada momento entre tendencias generales de la etapa y ciclos, era fundamental para definir la política y las tácticas adecuadas de aquella internacional revolucionaria.

En Prensa Obrera 1029, critican un artículo referido a nuestro X° Congreso (julio del 2007) donde señalamos las características del ciclo de crecimiento de la economía internacional luego de la recesión norteamericana del 2001, que ahora está llegando a su fin. Apelando al conocido método de “cortar y pegar” cambiando el contenido, PO intenta hacernos decir que este ciclo está basado únicamente en el consumo de nuevas élites burguesas y de clase media y media alta (lo que, dicho sea de paso, señalamos como un límite), cuando en realidad decimos: “la cuestión de fondo que le da base a este ‘mini boom’ es la restauración capitalista en la ex Unión Soviética, el este de Europa y China, transformada esta última en un gran territorio de atracción de inversiones mundiales con millones de nuevos trabajadores como mano de obra barata que deprime los salarios de la clase obrera en todo el mundo; y los efectos devastadores para la clase obrera internacional que significaron los últimos 25 años de ofensiva política y económica neoliberal (…) el actual ciclo sería inexplicable sin el fabuloso endeudamiento de Estados Unidos, que basado en su poder financiero actúa como comprador de última instancia”. Esta discusión la hicimos reafirmando la crisis de la hegemonía norteamericana (cuestión que el catastrofismo economicista del PO desprecia) y la recuperación del movimiento obrero a nivel internacional. Es pueril intentar contraponer este análisis concreto a una negación de las tendencias a la acumulación explosiva de contradicciones en el conjunto del sistema capitalista mundial, y en Estados Unidos en particular, de las que venimos dando cuenta sobradas veces en nuestras publicaciones. Es insólito que el articulista de PO no mencione los artículos de Estrategia Internacional del 2005 y 2006, así como el artículo de LVO 223 de febrero del 2007, cinco meses antes del X° Congreso, donde se afirma que “En EE.UU. los síntomas de una recesión se multiplican” y los describe uno a uno, señalando además que “en China se acumulan los signos de una crisis de sobreacumulación (o sobreinversión) que en los últimos años se ha extendido geométricamente al terreno financiero especulativo”.

Veamos la “metafísica de la catástrofe” de PO aplicada a este mismo ciclo. En las “Tesis Programáticas” del 2004 de su corriente internacional, partían de un señalamiento similar al nuestro: “Las características que distinguen a la presente etapa histórica han sido determinadas a partir de la disolución de la Unión Soviética y de la restauración del capitalismo que se encuentra en curso, en distinto grado, en Rusia, en China y en el conjunto de los ex estados obreros degenerados (…) La restauración capitalista ha reforzado la competencia dentro de la clase obrera mundial al reintegrar al mercado mundial a centenares de millones de trabajadores. (…) ha ampliado el radio de explotación del capital internacional”. Sin embargo, en el mismo texto afirman que… “Con la restauración capitalista, la crisis histórica del capitalismo no se ha atenuado sino que se ha agudizado (…) La crisis histórica del capital ha avanzado varios peldaños, y ello ha reforzado la tendencia a la creación de situaciones revolucionarias y de revoluciones sociales. Se pone de manifiesto, de este modo, la tendencia del capital hacia su propia disolución. (…) En el plano de las relaciones políticas internacionales, la nueva etapa se caracteriza por crisis estatales y guerras generalizadas en todos los continentes” (negritas nuestras). Transforman pronósticos para la etapa en inmediatos. En ninguna parte de este documento (¡en el 2004, en medio de la recuperación!) señalan siquiera la posibilidad de recuperaciones parciales, más aún teniendo en cuenta la enorme crisis de dirección de la clase obrera. Tienen un método opuesto al de la Tercera Internacional de Lenin y Trotsky. ¡Nunca explicaron seriamente ni siquiera las características del “boom” de la posguerra! Nosotros ya conocimos este método en el morenismo, que utilizaba la crisis inminente como “zanahoria” para la militancia. El lambertismo, del cual formó parte PO por más de una década es, en este aspecto, morenismo al cuadrado.

Hoy Altamira no puede ocultar los hechos: “Se trata de una crisis que culmina varios ciclos económicos. El primero, que se inicia a mediados de 2002 con la apertura en gran escala del mercado de China y la transformación de ese país en la correa de transmisión del financiamiento de los déficit norteamericanos (comercial y fiscal)” (En defensa del marxismo, marzo 2008).

Este mismo ciclo demuestra que, mal que le pese al articulista de PO, los capitalistas sí sacaron lecciones de las catástrofes por ellos generadas, y utilizan sus instituciones estatales para actuar en las crisis: bajaron las tasas de interés para favorecer el desarrollo del crédito e incrementaron las medidas desregulatorias alentando el mercado de hipotecas y nuevos tipos de especulación financiera. Esto contribuyó a que el estallido de la burbuja de las “punto com” terminara en una corta recesión. ¿Es posible pensar con un mínimo de seriedad que las múltiples medidas adoptadas por los bancos centrales, incomparables en su cantidad y calidad con otras épocas del capitalismo, no han contribuido a evitar que las crisis que se han sucedido desde el fin del boom de la posguerra se transformen en una depresión “como la de los 30”, aunque obviamente no puedan evitar la tendencia general hacia la crisis basada en cuestiones estructurales del desarrollo capitalista que ahora vuelve a aflorar con más fuerza?

En otra nueva maniobra cita un artículo donde afirmamos: “A mediano plazo, la cuestión de si la presente crisis desencadenará una crisis mundial, del tipo de la del ’29, depende de Asia, en particular de China”. Y dice: “Es curioso como este marxismo timorato presenta las cosas al revés, porque no es cierto que el desencadenamiento de una crisis mundial dependa de China, sino que la restauración capitalista y la estabilidad de China deberán estrellarse contra una crisis mundial”. Pero resulta que el artículo citado (LVO 265), afirma a renglón seguido de la cita cortada: “Por el contrario lo más probable es que la crisis norteamericana, con su consecuente desaceleración del comercio internacional, golpee fuertemente a China exacerbando sus crecientes contradicciones económicas, políticas y sociales y su fuerte desigualdad social y regional. Esto podría agudizar la ascendente lucha de clases tanto en el campo como en la ciudad poniendo en cuestionamiento el actual curso restauracionista de la burocracia de Pekín”. Recurrir a procedimientos tan deshonestos denota una “catástrofe”… teórica.

Haciendo una analogía, ya Marx en su tiempo, refiriéndose a la ley tendencial a la caída de la tasa media de ganancia decía “(…) la dificultad que se nos presenta no es ya la que ha ocupado a los economistas hasta el día de hoy - la de explicar la baja de la tasa de ganancia - sino la inversa: explicar por qué esa baja no es mayor o más rápida.”4(Marx ¿deshojando la margarita?). Análogamente, aunque por supuesto en un campo distinto, la crisis capitalista hoy, su curva descendente desde el fin del boom de posguerra es innegable, no obstante, los elementos que la han retardado merecen ser abordados y explicados por los revolucionarios. Por otra parte, dar cuenta de las formas en que el capital ha venido logrando postergar una crisis aguda y generalizada, de la cual ahora vemos los primeros episodios que la tornan crecientemente probable, es la mejor forma de combatir a los evolucionistas y reformistas de todo tipo que la niegan. En última instancia, esos mismos mecanismos retardatarios que implican acumulación de contradicciones, cuando la crisis finalmente estalle, le dará probablemente características más agudas que todos los procesos de crisis vividos hasta ahora. Conocer las “armas” del capitalismo para evitar desencadenamientos catastróficos de las crisis, permite que los revolucionarios nos preparemos concientemente para actuar en las catástrofes.

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