En PO 860 (27-7), se afirma que, con el triunfo de la Lista de Delegados (Negra) en el Astillero Río Santiago, otra burocracia sindical fue “barrida”. Allí dicen que “el PO votó esta lista”. Salvo que se refieran a la acción individual de ir a votar de su militante en el ARS (y el voto es secreto), el PO no hizo nada por el triunfo de la Negra. No sólo no sacaron ningún volante sino que en el número anterior de PO del 15-7 publican un extenso artículo sobre el ARS donde ¡no hablan de las elecciones que se realizaban ese mismo día! Hay que tener en cuenta que estamos hablando de una de las fábricas más grandes del país con 2200 obreros.
Este no es un hecho aislado. En la lista opositora del gremio de la Alimentación, que en reiteradas oportunidades Néstor Pitrola considera como una lista “impulsada por el movimiento piquetero”, no sólo no han sido parte de su formación, sino que ni el Polo Obrero ni ningún miembro de la ANT presentó ni uno de los 173 candidatos, superando las trabas ultraburocráticas del estatuto. Hay que tener en cuenta que estamos hablando del Sindicato Capital y Gran Buenos Aires, el gremio de Daer, y donde la lista opositora se ha conformado a partir de las comisiones internas y activistas de Terrabussi, Stani, Pepsico, Bagley y otras, fábricas que reúnen más de 4000 obreros.
En las fábricas ocupadas, el PO no interviene cotidianamente “desde adentro” para batallar por lo que escribe Pablo Heller en sus artículos. En Zanon, la fábrica ocupada políticamente más importante, nunca plantearon sus posiciones en asamblea a pesar de contar con varios compañeros ex desocupados y dirigentes universitarios del PO que ingresaron a la fábrica gracias a la iniciativa del Sindicato Ceramista.
El PO debería reconsiderar su “estrategia piquetera” que los lleva a sobrevalorar el movimiento de desocupados (por lo “vistoso” de su colateral partidaria) y a despreciar la importancia de las principales concentraciones de los trabajadores ocupados, sin lo cual es imposible resolver la verdadera necesidad estratégica: unir ocupados y desocupados tras una política de independencia de clase, contra el clientelismo del PJ con el renovado apoyo de la burocracia sindical.