“A mí me contrató Manpower para trabajar en PepsiCo Snacks. Me tuvieron 8 meses con el verso de que podía quedar efectivo, metiendo un montón de extras, trabajando los fines de semana, cobrando menos que los efectivos, sin presentismo ni tickets... No tenía ningún derecho sindical. Para colmo me echaron sin cobrar la indemnización. Manpower quería que le mande un telegrama de renuncia como condición para cobrar la miserable quincena y una liquidación final, desligándose de la relación laboral”. Agustín, obrero, parte del ‘ejército de reserva’ de la agencia de empleo eventual Manpower. 
El gran patrón. Manpower tiene más de 50 años en el mercado, pero fue en los años 90 cuando triplicó sus negocios. Hoy es la principal empleadora de los EEUU, con un ‘ejército’ de 600 mil trabajadores disponibles.
Su filosofía es “anticipar continuamente las dinámicas futuras del mercado y contribuir a diseñar sistemas sociales y laborales a nivel mundial”. Fiel a sus ‘principios’, Manpower forma parte de los engranajes que apuntan a aumentar las ganancias patronales, bajar los salarios y atacar las conquistas obreras. Los trabajadores contratados pierden los derechos sindicales, quedan por fuera de los convenios de su gremio, con salarios inferiores, y son despedidos casi sin costos. El contrato clásico es así: si una empresa paga a Manpower 1.500 pesos por un obrero, una mitad va para el trabajador, y la otra para la agencia. Un negocio redondo.
Dice Mario, trabajador contratado: “por ahí de Manpower me llamaban cuando había algún pico en la producción. Me exprimían.¿Días por enfermedad? Olvidate. Al médico no te lo mandan, pero al día te lo descuentan. Con eso de la salud es un problema, porque los contratados muchas veces somos los más expuestos, como el muchacho que le agarró un brazo la máquina acá en Terrabusi. Era de agencia. Lo que más te revienta es que siempre te pagan mal, pero si reclamás a la agencia te marcan y te echan, si reclamás a la empresa también. No tenés representación”.
La guerra tercerizada. Pero Manpower no es sólo una ‘agencia de empleo’. También es una aliada del gobierno de George Bush en su cruzada imperialista. El ejército de los EEUU complementa sus incursiones en distintos países con los contratistas privados que hacen parte de sus tareas sucias. Manpower Colombia se encargó de reclutar parte de los pilotos que realizan vuelos para el Plan Colombia. Manpower Suisse fue quien se encargó de contratar a 1000 personas para organizar los padrones para las fraudulentas elecciones en Irak. Pero la alianza del gobierno de Bush con Manpower va más lejos. En el 2002, el programa de la agencia fue presentado por Bush en la Casa Blanca. Nancy Brinker, parte del directorio de Manpower Inc, dejó su cargo en la empresa para asumir como embajadora de los EEUU en Hungría, en 2001.
Menem lo hizo. Kirchner también. En la Argentina las agencias se desarrollaron durante el menemismo, pero con la reactivación, empezaron a crecer a un ritmo ‘fenomenal’: de 34.502 trabajadores contratados por mes en 2002 pasó a 80.596 en 2005. Pero Manpower es ambiciosa y no se conforma con estos números. De paseo por Argentina, Jeff Joerres, gerente general de la compañía, aseguró que “para competir con China e India, los países latinoamericanos deben flexibilizar el mercado laboral”. Por las dudas, Manpower tiene 17 oficinas en China, donde el salario obrero es 20 veces inferior al que se paga en Europa.
Juntos por los jóvenes. En la Argentina, la desocupación juvenil duplica la general: más del 34 % de los jóvenes no tiene trabajo. Durante la gestión de Alicia Kirchner al frente del Ministerio de Desarrollo Social, la Dirección Nacional de Juventud impulsó talleres para “trabajar la actitud y disposición al trabajo de los jóvenes”. Los planes ‘Manos a la Obra’ y ‘Juntos por los Jóvenes’ cuentan con el seguimiento del gobierno y Manpower. La agencia es parte también del Club de Empresas Comprometidas impulsado por Carlos Tomada en el Ministerio de Trabajo, donde a cambio de ‘actitudes comprometidas’ las empresas consiguen rebajas impositivas. Será por eso que Alberto Fagalde, titular de Manpower Argentina, define como “comunidad de objetivos” la relación entre la empresa y el gobierno.