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Editorial

LOS EMPRESARIOS ATACAN, LA BUROCRACIA SINDICAL TRAICIONA Y EL GOBIERNO K AVALA

Empezó el pacto social

El tan anunciado “Pacto Social”, en los hechos, se ha puesto en marcha. Es un acuerdo entre los empresarios, los gobiernos y las cúpulas sindicales para asegurar las fabulosas ganancias de los patrones y disciplinar a la clase obrera Por eso, con el aval del Ministerio de Trabajo, y en muchos casos, con el acoso de la “patota” sindical, los empresarios aprovechan para atacar y despedir en las fábricas y establecimientos donde hay comisiones internas y delegados combativos que le pueden hacer frente a sus planes.

Comité de Redacción

10 de enero 2008

El tan anunciado “Pacto Social”, en los hechos, se ha puesto en marcha. Es un acuerdo entre los empresarios, los gobiernos y las cúpulas sindicales para asegurar las fabulosas ganancias de los patrones y disciplinar a la clase obrera Por eso, con el aval del Ministerio de Trabajo, y en muchos casos, con el acoso de la “patota” sindical, los empresarios aprovechan para atacar y despedir en las fábricas y establecimientos donde hay comisiones internas y delegados combativos que le pueden hacer frente a sus planes. Es el caso de los trabajadores del Casino Flotante de Puerto Madero, de los textiles de Mafissa de La Plata, de las trabajadoras del laboratorio Fresenius de Pilar en la provincia de Buenos Aires, de la autopartista Dana de la zona norte del gran Buenos Aires, de los textiles de Pagoda en San Luis, entre tantos otros.
El acta firmada entre el político empresario Mauricio Macri y los dirigentes Datarmini y Genta del gremio municipal SUTECBA es un ejemplo de esta dinámica política contra los trabajadores. Tras el brutal ajuste lanzado por el Jefe de Gobierno porteño que implica 2400 despidos, la cúpula sindical se sentó a negociar con Macri un ajuste pactado sin que se reincorpore a ningún despedido. Una traición abierta.
Pero lo novedoso es que a estos ataques se le opone una intensa resistencia de sectores de la clase obrera que apelan a los piquetes y a las huelgas duras para enfrentar los despidos. Hay que avanzar en la coordinación obrera y rodear de solidaridad a los que luchan. La pelea contra el Pacto Social tiene que ser nuestro norte político.


Las patronales han tomado nota del verdadero contenido político del segundo mandato de los Kirchner. Recordemos que el plan maestro de Cristina Fernández es el tan anunciado “Pacto Social” promocionado hasta el cansancio para mejorar la productividad y atraer inversiones. Este pacto no es otra cosa que un acuerdo entre los empresarios, el gobierno y las cúpulas sindicales para asegurar las fabulosas ganancias de los patrones y disciplinar a la clase obrera.
Con el aval del Ministerio de Trabajo, y en muchos casos, con el acoso de la “patota” sindical, aprovechan para atacar en las fábricas y establecimientos donde hay comisiones internas y delegados combativos. Es el caso de los trabajadores del Casino Flotante de Puerto Madero, de los textiles de Mafissa de La Plata, de las trabajadoras del laboratorio Fresenius del parque industrial de Pilar, de los obreros de la autopartista Dana de la zona norte del gran Buenos Aires, de los textiles de Pagoda en San Luis, de los trabajadores del ajo de Campo Grande de Mendoza. No hay que olvidar que esta política de “poner en caja” a los sectores combativos tiene por objetivo “educar” al resto de la clase obrera, en un año de discusión de paritarias y convenios, donde el objetivo –Pacto Social mediante- es achatar el salario, otorgando aumentos muy por debajo de la inflación real.
Incluso, habiendo crecimiento récord, hay patronales que tienen el descaro de despedir trabajadores, como en los frigoríficos Swift Armour, Friar y otros, aprovechando la eliminación de la doble indemnización, como forma de presión por el cupo de las exportaciones.
Como era de esperar, el empresario devenido en Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, fue más allá, lanzando un plan de ajuste que implicó el despido de 2400 trabajadores municipales en la perspectiva, además, de echar a otros 17.000. Un ataque brutal que cuenta con el aval de la Coalición Cívica de Elisa Carrió y Patricia Bullrich.

Una derecha “neoliberal” y la traición de Genta, Datarmini y Moyano

Con los despidos masivos y la intervención de la Obra Social (ObSBA) Macri quiso obligar a los dirigentes sindicales del SUTECBA (el principal gremio municipal) a negociar. Les tocaba lo que más les duele: la “caja” de la Obra Social. Surtió efecto. Luego de una masiva movilización de más de 20.000 municipales hacia el Palacio de Gobierno Porteño, encabezada por Hugo Moyano y los líderes del SUTECBA, los dirigentes Genta y Datarmini, firmaron un acta con el gobierno de la Ciudad, sin que se haya reincorporado a un solo despedido. Una traición abierta, un “ajuste pactado” entre el SUTECBA y el macrismo. Hugo Moyano avaló con su silencio.
Macri busca ubicarse como referente de la oposición al kirchnerismo, como un político de mano dura capaz de disciplinar a los trabajadores y a las organizaciones sindicales. Con un discurso contra los “ñoquis” y la necesidad de ajustar el presupuesto municipal, lo que busca es revalorizar las banderas privatizadoras y neoliberales. Porque los supuestos “ñoquis” despedidos de los que habla son trabajadores precarizados que además cobran sueldos de miseria. Y detrás de la intervención a la Obra Social lo que pretende es alentar los negociados para los pulpos de la salud privada.
Pero no está dicha la última palabra. En la base de los trabajadores municipales existe un proceso profundo de movilización. El diario Página 12 refiriéndose a la marcha dice que “Se movilizaron los que no se movilizan nunca, en pleno verano y en período de vacaciones, una fecha evidentemente elegida por Macri para atenuar la reacción que producirían los despidos. O sea que los dirigentes podrán tener sus propias intenciones, pero la reacción masiva de los trabajadores podría poner en aprietos a sus dirigentes y al macrismo”. Está planteado enfrentar la traición de Genta y Datarmini, organizándose en forma independiente, realizando asambleas donde participen afiliados de todos los gremios, y luchar para que ningún despedido quede sin trabajo. Hay que exigirle a ATE, que mantiene las medidas de fuerza, que encabece un plan de lucha hasta conseguir todas las reivindicaciones.

Cristina Kirchner: “gendarme de la rentabilidad empresaria”

Ante los distintos ataques de las patronales en las fábricas y establecimientos, el kirchnerismo ha actuado abiertamente a favor de los empresarios vía el accionar del Ministerio de Trabajo que utiliza arbitrariamente las conciliaciones obligatorias para frenar los conflictos. Frente a los despidos masivos de los municipales, el raquítico kirchnerismo de la Ciudad se opuso discursivamente pero el gobierno nacional dejó pasar el ataque macrista.
En su discurso de asunción Cristina Kirchner había dicho que no iba a ser “gendarme de la rentabilidad empresaria”. Pero esto se demuestra una gran mentira. Una de sus primeras medidas de gobierno fue destinar a la población un tarifazo de transporte público, mientras a esos empresarios el Estado les sigue brindando 600 millones de pesos al año en calidad de subsidios. A las grandes patronales de la industria automotriz el Ministerio de Economía les tiene preparado un verdadero regalo. Se creará un fondo de entre 80 y 100 millones de pesos para conceder créditos a la inversión a tasas subsidiadas. Mientras se siguen manteniendo los fabulosos subsidios a las empresas privatizadas ni siquiera éstas garantizan servicios esenciales como luz y agua, tal como sucede en varios puntos del país. En tanto, los sectores más pauperizados de la sociedad sufren más que ningún otro sector el incremento de los precios de los principales artículos de la canasta básica, el INDEC sigue manipulando los índices ocultando que durante 2007 se registró una inflación superior al 20%, como informó la consultora Tomadato, agencia contratada en su momento por la ex ministra Miceli para saber el estado real de los precios.
Pero hay más. Hace unas pocas semanas el gobierno le entregó el 15% de las acciones de Repsol a un empresario amigo, el banquero Enrique Ezkenazi, mandamás del Grupo Petersen. Y otra de sus amistades, el empresario Cristóbal López, también recibió un presente, esta vez de año nuevo. El 31 de diciembre el Boletín oficial publica el Decreto 1851 por el cual se le prorroga por otros diez años (y con opción a cinco más) la licencia de explotación del Hipódromo Argentino. Cristóbal López es dueño además del Casino Flotante de Puerto Madero, famoso en estos días gracias a sus jóvenes y combativos trabajadores que siguen acampando en la Plaza de Mayo por la reincorporación de los despedidos, luego de haber enfrentado a las patotas de la burocracia sindical y la represión de la Prefectura.

Piquetes y huelgas duras

Al cierre de esta edición una nutrida marcha llegaba a la Plaza de Mayo levantando como consignas “Por el Triunfo de Todas las Luchas”, “Basta de Despidos”, “Basta de Patotas”, “Basta de Represión”. La convocatoria había sido resuelta en un plenario donde participaron las principales organizaciones en lucha. En las páginas centrales y en otras de este periódico damos cuenta de los numerosos conflictos en curso y de esta acción obrera.
Lo novedoso es que ha surgido una intensa resistencia de los sectores atacados de la clase trabajadora, en distintas ramas de la industria, de los servicios y de los municipales.
Estas luchas tienen en común varios elementos. Todas enfrentan despidos arbitrarios y en su gran mayoría son dirigidas por comisiones internas y delegados opositores y combativos. La gran mayoría ha sufrido el acoso de la “patota” sindical. Todas enfrentan una “santa alianza” que muestra la comunidad de intereses entre las patronales, la burocracia y el Ministerio de Trabajo. Este frente unido busca debilitar a los que luchan, “barriendo” de activismo y oposición por la base para fortalecer como interlocutor confiable a los viejos burócratas sindicales dispuestos a pactar a espaldas, y contra los intereses de los trabajadores, para favorecer a los empresarios y sus ganancias.
El piquete obrero y las huelgas duras son los principales métodos de lucha de esta nueva avanzada de los trabajadores que comienza a endurecer sus medidas para defenderse y lograr sus reivindicaciones. Otra característica a destacar es la solidaridad obrera. En San Luis los piquetes organizados por Pagoda y delegados solidarios de otras fábricas impidieron el ingreso de los colectivos, paralizando la producción en el parque industrial. A la autopartista Dana y al laboratorio Fresenius se acercaron distintos delegados y trabajadores de las fábricas de la zona norte para brindar su apoyo.
El plenario de delegados realizado el 3 de enero y la marcha a Plaza de Mayo constituyen un paso adelante en la coordinación de los trabajadores en lucha. El próximo plenario a realizarse el 19 de enero es una oportunidad para que desde las organizaciones obreras combativas se impulsen asambleas en las distintas reparticiones de trabajo, se participe con mandato de base en el plenario y se hagan todos los esfuerzos para extender esta convocatoria.
Hay que abrir el camino para profundizar la unidad obrera y poder poner en pie un polo alternativo a las traiciones y pactos de las cúpulas sindicales. La lucha contra el Pacto Social tiene que ser el norte político a levantar. Junto a levantar todas las reivindicaciones de los que luchan y rodear los conflictos de solidaridad para que triunfen y evitar los despidos. Frente a la represión y el ataque de las patotas de la burocracia es necesario actuar con absoluta seriedad y firmeza preparando minuciosamente la autodefensa obrera. A la burocracia sindical que está jugando abiertamente del lado de la patronal hay que darse el contundente objetivo de echarla de las organizaciones obreras.

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