Los docentes neuquinos llevan ya casi tres semanas de huelga por aumento salarial, el pase a planta permanente de los contratados y en defensa de la educación pública. Es una lucha testigo contra la ley de financiamiento de Kirchner y la conducción de CTERA, pero también contra el gobierno de Sobisch. Los maestros se han ganado la simpatía de la población y su huelga aglutina la oposición social al gobierno provincial que viene de una derrota política en la convención constituyente.
En distintos puntos de la provincia los docentes están realizando cortes de ruta. El más poderoso de ellos es el de Rincón de los Sauces, centro de la cuenca petrolera provincial donde van 15 días de bloqueo total a la producción petrolera por parte de los docentes, los padres y los obreros petroleros. La Repsol, Chevron y Petrobrás pierden 15 millones de dólares por día. Las petroleras amenazan con descontar el 50% de los sueldos a los obreros. Con este pretexto la burocracia sindical de Pereyra intenta azuzarlos y enfrentarlos con los docentes. Impulsado por la interna del partido provincial (MPN) la burocracia petrolera había salido a apoyar a los docentes pero la situación comenzó a escapársele de las manos. Al mismo tiempo la Cámara de Comercio local lanzó una campaña contra los cortes de ruta. Al cierre de esta edición los docentes, los petroleros y la población de Rincón se mantienen firmes y organizados en los piquetes y en una asamblea popular. Una marcha de 7.000 personas, encabezada por los maestros en huelga, rodeó la Casa de Gobierno en la capital provincial.

Ultimo momento
Al cierre de esta edición los obreros petroleros de Rincón impusieron un paro de hecho a la burocracia sindical. Las empresas, en complicidad con los matones de Pereyra, quisieron utilizar la apertura parcial de las picadas (calles de tierra, alternativas a la ruta) para retomar la extracción. Pero la base impidió esta maniobra y bajó nuevamente a los piquetes. “Son las maestras de nuestros hijos” bramaron los petroleros y evitaron la nueva maniobra. Los fogones sobre la ruta mantienen unidos a docentes, petroleros y la población de Rincón.