Decenas de periódicos fueron distribuidos en los colegios de la Ciudad de Buenos Aires. Muchos compañeros y compañeras nos recibieron en las escuelas: ¡ganamos! ¡pasamos! ¡yo conseguí 5 votos más! Y “yo entré al cuarto oscuro y me fijé si había boletas”. Luego... ¿en este periódico está el balance de lo que pasó en las elecciones? Dame uno.

Muchos maestros y profesores fiscalizaron codo a codo con nosotros, y juntos conseguimos votos en las salas de maestros y los recreos. Ahora muchos ya están pensando en Octubre. ¿Y ahora qué vamos a decir en los spots? ¿podemos conseguir diputados? ¿es verdad que si entran van a cobrar lo mismo que nosotros en la escuela? 

Mientras los spots hacían lo suyo “por arriba”, desde las aulas logramos desarrollar una gran campaña militante. Es muy difícil medir realmente la expansión que tuvo una verdadera red que desde las escuelas fue hacia los barrios y de los barrios a otras escuelas, donde padres, alumnos, docentes, auxiliares, secundarios y trabajadores de la cocina (que se llevaron boletas debajo de los platos de comida para que no los agarren los patrones de las tercerizadas) convencieron a otros padres, amigos y familiares para votar a la izquierda.

 Ante la debacle de la centro izquierda de Pino, nos queda por organizar una gran corriente militante de La Marrón y la 9 de Abril con el Nuestra Lucha, mantener los votos obtenidos en agosto y conquistar en octubre bancadas al servicio de nuestra clase.