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Libertades Democráticas

1976 -2010 : A 34 AÑOS DEL GOLPE

Entre los golpes y la resistencia

En la madrugada del 24 de marzo de 1976, batallones del Ejército se concentraron en las puertas de las principales fábricas y empresas de servicios de la Capital, en zonas de Berisso y Ensenada (La Plata); en Villa Constitución y en la Zona Norte del Gran Buenos Aires, impidiendo el acceso a los trabajadores a sus puestos de trabajo. Esta medida –largamente planificada– buscaba golpear la insubordinación obrera que se extendía en las unidades de producción y anular la mínima posibilidad de respuesta obrera al golpe.

Lucho Aguilar

11 de marzo 2010

En la madrugada del 24 de marzo de 1976, batallones del Ejército se concentraron en las puertas de las principales fábricas y empresas de servicios de la Capital, en zonas de Berisso y Ensenada (La Plata); en Villa Constitución y en la Zona Norte del Gran Buenos Aires, impidiendo el acceso a los trabajadores a sus puestos de trabajo. Esta medida –largamente planificada– buscaba golpear la insubordinación obrera que se extendía en las unidades de producción y anular la mínima posibilidad de respuesta obrera al golpe.

El movimiento militar apuntaba así a dominar la potencialidad que venía desarrollando la clase obrera en los lugares de trabajo.

“Desde hacía varios meses los empresarios clamaban al gobierno para que interviniera en forma más drástica contra la clase obrera.

Responsabilizaban a los trabajadores como la causa principal del ‘estancamiento’ del sector: ‘…el ausentismo ha vuelto a recrudecer, ha caído la producción y la productividad (…) la falta de autoridad y de respaldo político para ensayar cualquier solución de fondo son ingredientes que tienen más importancia que los indicadores económicos…’1.

El golpe militar se concentra en las fábricas

El ataque burgués se concentra y es selectivo. Apunta contra el salario y las condiciones de trabajo y favorece el aumento de los ritmos de producción2. En este marco, la clase obrera se resguarda en los lugares de trabajo, emprendiendo distintas luchas defensivas. Se crean nuevas formas de lucha y se recuperan otras, heredadas de la resistencia peronista y contra las dictaduras anteriores. En algunas fábricas se realizan paros parciales, quites de colaboración, sabotajes y “errores de funcionamiento”. Las duras condiciones y la creatividad dan lugar a nuevos métodos: se aplica el “trabajo a tristeza”, asambleas en iglesias, clubes de barrio y asados; se frenan líneas de producción de forma espontánea y organizada. La dictadura decreta leyes como la de Seguridad Industrial y de Prescindibilidad que agilizan los despidos patronales.

Las respuestas

“En el gremio automotriz, al primer desafío lo llevaron a cabo los obreros de la Ika-Renault de Córdoba el mismo 24 de marzo. Comenzaron con trabajo a reglamento bajando la producción de 40 a 20 unidades y después a 14 el segundo día mientras cubrían las paredes de la fábrica con leyendas: ‘fuera los milicos asesinos’, ‘sabotaje a la superexplotación’”.3 En esos meses hubo paros rotativos en Mercedes Benz y cortes de luz en Chrysler Monte Chingolo y otras empresas automotrices. La dictadura siguió atacando los delegados y el activismo, marcados por la patronal. Aún en esa difícil situación, en varios lugares los trabajadores tomaban medidas para que aparezcan sus compañeros. En General Motors Barracas un paro total logró la liberación de tres huelguistas detenidos por el Ejército.

En Luz y Fuerza, intervenido como la mayoría de los sindicatos, los empleados toman medidas ante la cesantía de más de 200 trabajadores y el avance represivo. “La orden de paro se extendió como un reguero de pólvora hacia otras dependencias. Formamos comisiones (…) reunimos a la gente y le dijimos que la lucha no iba a ser fácil pero que la única salida era responder con el coraje y la unidad de los trabajadores” . “Nosotros decimos que no podemos trabajar porque estamos tristes. Tristes porque echan a nuestros compañeros, porque ganamos poco, porque cercenan nuestros convenios”.

El ejército y las patronales perseguían el objetivo de recuperar el mando de todas las fábricas, cuestionado durante el ascenso de los años previos, liquidando a miles de activistas obreros y militantes. La dictadura asestó un duro golpe a esa generación de luchadores, pero es importante reconocer la resistencia que protagonizaron los trabajadores ante ese feroz ataque. En el próximo número de La Verdad Obrera reflejaremos algunos de esos hechos de resistencia, realizados en las principales empresas automotrices, siderúrgicas y de servicios. El coraje y las banderas de aquellos compañeros deben ser retomados por las nuevas generaciones de trabajadores clasistas.

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