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Internacional

HISTORICO DIRIGENTE TROTSKISTA BOLIVIANO

Falleció Guillermo Lora

El domingo 17 de mayo murió a una avanzada edad Guillermo Lora, dirigente histórico del Partido Obrero Revolucionario (POR) y una de las figuras políticas más conocidas
de la izquierda boliviana, con una larga trayectoria de seis décadas y media de militancia que, desde su juventud en los años ’40, estuvo indisolublemente ligada a los avatares,
con sus aciertos y errores, del trotskismo en Bolivia1.

Eduardo Molina

21 de mayo 2009

Con su fallecimiento, desaparece una de las últimas grandes figuras de lo que hemos denominado el “trotskismo de Yalta”. Lora fue, junto a Mandel, Moreno o Lambert, entre otros, uno de los que luego de la Segunda Guerra Mundial y en difíciles condiciones (dado el fortalecimiento del stalinismo, las burocracias sindicales y el nacionalismo en los países semicoloniales) tuvieron el mérito de intentar sembrar las ideas del marxismo y el trotskismo en el seno del movimiento obrero, pero que terminaron cediendo a las presiones de los grandes aparatos reformistas y nacionalistas (…)

Hasta sus últimos días, Guillermo Lora mantuvo su voluntad militante, su intransigencia frente al dominio del capital y su defensa de las banderas del marxismo, la revolución obrera y el socialismo, en una época en que no pocos izquierdistas y ex trotskistas han terminado renegando de ellas para sumarse a los partidos burgueses o al populismo masista (…)

Su nombre, su acción y sus escritos están estrechamente ligados a hitos de la revolución y a la historia del proletariado boliviano, a través de acontecimientos como el desarrollo del POR, la primer organización trotskista en Bolivia a mediados de los 40; la adopción de las Tesis de Pulacayo por los mineros en 1946; la formación del Bloque Minero Parlamentario en 1947; la heroica irrupción obrera y la tragedia de la revolución de 1952; el “trienio revolucionario” de los ’70 y la Asamblea Popular; o el ascenso de la lucha de masas contra las dictaduras que culmina en la derrota de las Jornadas de marzo de 1985. No pocas veces conoció el exilio y las persecuciones de distintos gobiernos.

Fue autor de numerosos textos, entre los que merecen destacarse su Historia del Movimiento Obrero Boliviano, la Revolución Boliviana, Revolución y Foquismo, Contribución a la Historia Política de Bolivia, De la Asamblea Popular al golpe fascista y otros, entre innumerables artículos y folletos que hace unos años reunió en los más de 60 tomos de sus Obras Completas (…)

Aportes y revisiones

Lora fue uno de los dirigentes que más contribuyó a hacer del trotskismo, entendido en un sentido amplio, una corriente real en el movimiento obrero boliviano, en especial en los años del gran ascenso que desemboca en la revolución de 1952 (…)

Pero al mismo tiempo, la concepción política, programática y teórica que Guillermo Lora fue forjando a lo largo de décadas de tenaz militancia no fueron la traducción del trotskismo –es decir, del marxismo revolucionario de nuestro tiempo- a las condiciones particulares y especificidades de Bolivia, para elaborar una genuina “teoría de la revolución boliviana” como decía Lora, sino un sensible alejamiento en puntos decisivos de la teoría y la política marxista y trotskista que decía reivindicar.

Así, la estrategia soviética de lucha por la dictadura revolucionaria del proletariado fue reemplazada, en los hechos y en los escritos, por la política frentepopulista de “Frente Revolucionario Antiimperialista” (FRA). La política marxista para que el proletariado logre la más amplia independencia frente al orden burgués y sus agentes, se autoorganice y luche por la hegemonía entre las masas campesinas y populares fue reemplazada por una variante de sindicalismo maximalista y obrerista. La teoría marxista del Estado y la política militar proletaria que se desprende de ella fueron degradadas en nombre de la “excepcionalidad” de las fuerzas armadas en Bolivia para justificar una política oportunista, como se expresó en los intentos de ganar ideológicamente a la oficialidad.

Una adaptación “nacional-trotskista”

El abandono de un internacionalismo consecuente es uno de los rasgos centrales en que se expresó el centrismo de Guillermo Lora y el POR (…)
El nacional-trotskismo de Lora fue una de las claves en la codificación de una peculiar forma de centrismo, de rasgos sectarios-sindicalistas y que tuvo como consecuencias no poder dar respuestas revolucionarias en los momentos decisivos: 1952, 1970-71, 1985, grandes acontecimientos de los que nunca supo sacar lecciones revolucionarias ni aprender de los errores cruciales cometidos, lo que llevó finalmente al POR a una paulatina pero profunda degeneración teórica, política y metodológica.

Ante los grandes acontecimientos de la lucha de clases

Puede decirse que la prueba decisiva fue la revolución de 1952. Allí, el POR no estuvo a la altura del programa trotskista y se desbarrancó en un “apoyo crítico” a la izquierda del MNR representada por Lechín (…)
Así, entró mal preparado teórica y políticamente en el gran ascenso revolucionario de 1970-71, por lo que recayó en los momentos decisivos en la capitulación centrista ante el lechinismo y el stalinismo. Si en la Asamblea Popular el POR aparecía como una alternativa ante sectores de la vanguardia, no levantó ninguna política para desarrollar a la Asamblea en sentido soviético (confundiendo los deseos con la realidad, la consideraba ya como el soviet), limitándose a presionar a su dirección. Al mismo tiempo, abandonó una verdadera política de armamento obrero y de masas actuando como la “extrema izquierda” de la política de presión sobre el gobierno del general Juan José Torres (…)

Pero además, como decimos líneas arriba, forjó la teoría frentepopulista del FRA para justificar el bloque con Lechín, los stalinistas y los militares nacionalistas, firmando en el exilio chileno un acuerdo estratégico con “el socialismo como objetivo político” nada menos que con el stalinista PCB, los maoístas del PCML, el PRIN de Lechín, las “Fuerzas Armadas Revolucionarias” del Mayor Sánchez e incluso, en un primer momento el propio Torres, es decir, con los responsables políticos de la derrota ante el golpe banzerista (…)

Nuevamente bajo el gobierno de la UDP y en las Jornadas de Marzo de 1985, el POR fracasó en dar una orientación revolucionaria. No planteó ninguna política de poder, salvo las ocasionales referencias abstractas a la “dictadura del proletariado” y se concentró de manera sindicalista en la agitación de la consigna de salario mínimo vital y móvil cuando los mineros ocupaban La Paz y era imprescindible plantear una salida política, con lo que de hecho dejó el campo libre a Lechín para que maniobrara hasta la derrota de la acción obrera.

En estos tres grandes episodios de la lucha de clases, las ideas y acciones de Lora no pasaron la prueba y mostraron su adaptación ante las direcciones traidoras del movimiento obrero y de masas, lo que más allá de las intenciones subjetivas y el esfuerzo militante de los poristas, llevó a su partido a jugar un papel lamentable en los acontecimientos, indigno de un verdadero partido trotskista, en lo que Guillermo Lora, como máximo dirigente, tuvo la mayor responsabilidad.

Los últimos años

(…) A pesar de la participación del POR en la resistencia contra los gobiernos neoliberales de los 90, donde el magisterio paceño y dirigentes poristas como Wilma Plata jugaron un importante papel, Lora y sus concepciones ya no pudieron mostrar un camino ante el nuevo ascenso de la lucha de clases en Bolivia que se iniciaría con la “Guerra del Agua” (…)

Así, cuando en plena crisis de mayo-junio de 2005, estaba planteado impulsar una Asamblea Popular, lejos de apoyarse en su rol de dirección del magisterio urbano paceño para alentar la elección de delegados, no sólo escolares sino de los barrios alrededor de las escuelas, lo que hubiera contribuido a construir una gran fuerza social y política en torno a la Asamblea Popular y originaria, se limitaron a ver ésta como un ampliado de la COB, cediendo a la burocracia.

Posteriormente, frente al desvío electoral que la burguesía puso en marcha con la colaboración de reformistas de todo pelaje agrupados en el MAS, lamentablemente el POR se negó a enfrentarlo con un proyecto político clasista y socialista para reagrupar a la clase obrera, con el argumento de que las “ilusiones democráticas estaban superadas” (…)
No es extraño entonces que el POR haya quedado cada vez más relegado y reducido, salvo por su inserción en el magisterio de La Paz y la universidad en Cochabamba.

Guillermo Lora dedicó su vida entera, y desde muy joven, a la construcción de un partido, reclamándose del proletariado, el trotskismo y de la revolución (…)

Hoy, cuando el comienzo de una gran crisis capitalista mundial pone al mundo en los umbrales de un nuevo período de crisis, convulsiones y lucha de clases (…) aprender de los aportes y errores de los dirigentes que como Guillermo Lora actuaron ante los mayores desafíos revolucionarios del proceso de la lucha de clases en Bolivia es la mejor manera de ayudar a forjar el gran partido revolucionario de trabajadores, socialista e internacionalista, sección de la Cuarta Internacional, que necesita el triunfo de la revolución obrera y socialista en Bolivia, América latina y el mundo.


1 La versión completa de este obituario puede leerse en www.ft-ci.org

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