Esta semana la planta de General Motors de Alvear quedó convulsionada a raíz de un trágico accidente, como consecuencia de los ritmos de producción extenuantes que impone la empresa. Un compañero quedó aplastado por una prensa de la fábrica, y al día de hoy se encuentra en un estado muy delicado.
Entre los trabajadores crece la incertidumbre y la bronca por los ritmos que imponen la patronal y los encargados y por la precariedad de las condiciones de seguridad e higiene en la empresa.
Esta bronca se agranda al mismo nivel que se agrandan las fabulosas ganancias de esta multinacional, producto de la venta récord de autos y de los subsidios millonarios del gobierno de Cristina Kirchner.
¡Basta de dictadura patronal!
Trabajador contratado de la GM