El gobierno no pudo pasar por el Congreso su proyecto de ley de “tierras rurales”, que presenta como un freno a la extranjerización. La oposición de la UCR y el peronismo disidente la tildó de “inconstitucional” y no “limitar la concentración de tierras”.
¿Raro? Puede ser. Será cuestión de acordar algunos números. Eduardo Buzzi, de FAA, algo adelantó: no se opone, pero que hay que ajustar la cosa; “debatir”.
Y es que el proyecto kirchnerista no cuestiona la matriz agropecuaria ni la concentración de la tierra y menos a los terratenientes y “chacareros” (que con absoluta argentinidad) no ven con desagrado la ley.
Lo mismo ocurre con el capital foráneo, ya que poco limita la participación de extranjeros en fondos de inversión o fideicomisos destinados a la explotación de tierras de terceros en arrendamiento, y menos se ocupa del uso ni cuestiona la siembra directa y el reino de los agrotóxicos.
A la vez, el texto no afecta “derechos adquiridos”. Lo que deja a buen resguardo desde el vamos a la oligarquía y las familias patricias nacionales, como también a los hermanos Benetton, Ted Turner, Douglas Tompkins o George Soros. Similar trato y protección reciben las 300.000 hectáreas que China acaba de ocupar en Río Negro, para extender un poco más la sojización en la Patagonia.
H.E.