El tema de las empresas privatizadas y los servicios catastróficos que brindan es clave para la población de todo el país y también para la Ciudad de Buenos Aires. Pero los principales candidatos gastan millones de pesos en su campaña y ni hablan del tema, mucho menos proponen soluciones...

Charly Platkowski: Es cierto. Esta realidad se expresa en nuestro país desde hace mucho tiempo y se ha profundizado a partir de las privatizaciones en los 90. Y ese esquema lo sigue sosteniendo el gobierno actual. La mayoría de los servicios sigue privatizados, y la fórmula “grandes ganancias y malos servicios” para el pueblo trabajador se mantiene vigente. En el sector aeronáutico la primer medida tomada por Kirchner fue la privatización de LAFSA. Después se asoció con Eurnekian, a quien le renovó la concesión de los aeropuertos a pesar de tener una deuda millonaria con el estado. Luego aprobó los balances truchos de Aerolíneas Argentinas que sigue haciendo negocios a través del vaciamiento. Pero además, durante estos 4 años los aeropuertos y el control del tráfico aéreo siguieron controlados por la Fuerza Aérea y las mismas mafias que en los ‘90 hacían negociados con el contrabando de valijas y cargas. La denuncia de los controladores y pilotos muestra que nada ha cambiado.

Carlos Artacho: Con respecto al transporte cotidiano de la población, los subterráneos, los ferrocarriles, el caos que muestran los medios de comunicación, devela que esto es una consecuencia inevitable de la gestión capitalista. Y el Estado, no es que ‘no controla’ o ‘está ausente’, sino que es absolutamente cómplice de los negociados. Kirchner arrancó su gobierno subsidiando a los empresarios del transporte en 2 millones por día, y termina dándole 6 millones diarios. Y en la Ciudad de Buenos Aires, ese caos que empieza en el aire sigue hasta debajo de la tierra, con los subtes. El servicio de transporte está colapsado.

Los candidatos que hoy se disputan la Jefatura de Gobierno: Filmus y Telerman vienen siendo parte de las distintas gestiones que crearon esta situación. Macri directamente fue uno de los beneficiados, porque tiene negocios en el sector y ha estafado al Estado. A las dos semanas de gobierno vas a tener a uno de ellos entregándole la línea H al Grupo Roggio.

Los partidos patronales y los distintos grupos empresarios no van a solucionar esto, porque son parte del problema. No tienen ninguna salida para la crisis de los servicios y el sistema de transporte.

En los últimos años se han dado luchas de los trabajadores de estas empresas privatizadas y muchas veces los medios de comunicación quieren enfrentar a trabajadores y usuarios. ¿Cómo la ven ustedes?

CH.P: Es cierto, los trabajadores de los servicios hemos dado luchas muy importantes en los últimos años. Desde el 2001 para acá ha habido ‘huelgas salvajes’, como le gusta decir al Ministro del Interior, que han conmovido toda la zona metropolitana. La huelga de 9 días de los trabajadores de Aerolíneas, la lucha del subte por las 6 horas o contra las tercerizadas. O los ferroviarios, que han hecho huelgas por salarios o piquetes en las vías. Llegó a haber un paro solidario de trabajadores del subte cuando el gobierno nos reprimió a los aeronáuticos que luchábamos por nuestra fuente de trabajo. Hemos demostrado que tenemos la fuerza para mover las palancas de todos estos servicios, y debimos superar a las burocracias sindicales para lograrlo. Si podemos coordinarnos sería mucho más poderoso.

Pero mientras los medios de prensa al servicio de las patronales intentan dividir a los trabajadores que luchamos de los usuarios, la verdad es que somos los trabajadores de esas mismas empresas los únicos que hemos venimos denunciando los subsidios, la complicidad oficial y las condiciones en que se viaja.

C.A.: Lo que pasó la otra vez en Constitución mostró el cansancio de los usuarios ante los abusos de las empresas. Ni las empresas ni el gobierno les interesa el drama que vive la mayoría de la población. En estas elecciones pero también todos los días desde nuestro puestos de trabajo, venimos impulsando que sean las organizaciones de los trabajadores las que levanten la propuesta de que estas empresas sean reestatizadas y que funcionen bajo gestión de los trabajadores y el pueblo, puestos en función de las necesidades de la población. Porque los trabajadores tenemos la fuerza para parar la ciudad, sino que somos los únicos que podemos asumir una solución que contemple a las mayorías y no a los intereses privados. Por eso la unidad con los usuarios populares es fundamental.

Desde el PTS peleamos por esta perspectiva pero teniendo en claro que esto se puede lograr sólo luchando por la nacionalización bajo gestión de los trabajadores y el pueblo, ya que ningún capitalista, ni De Vido y su gente, llevarán adelante un plan donde las empresas estén al servicio de las necesidades populares.

Esto permitiría además mejorar los servicios públicos. En Buenos Aires hay que modernizar, extender y reorganizar el sistema de transporte. Con tarifas más baratas y mejores servicios. No puede ser que el pueblo viaje así. Y la solución tiene que ser de fondo, las medidas que plantea la centroizquierda como Lozano no sirven. No puede ser que las condiciones en que trabajamos miles de trabajadores y viajan millones, están en manos de 15 o 20 familias. Por eso, la única salida es expropiar a los privatizadores, para reestatizar cada uno de esos transportes.

CH.P.: Por ejemplo, en el sector aeronáutico, hay que pelear por la reestatización sin pago de Aerolíneas Argentinas conformando una Línea Nacional Única de Bandera, que esté administrada por los trabajadores. La experiencia misma te muestra que no pueden quedar en manos de este gobierno, con gente como Ricardo Jaime, que tiene denuncias penales por negociados con los subsidio y es cómplice de la entrega.

Quisiera dejar una última idea. La administración obrera de los principales servicios sería, por su enorme peso en las grandes ciudades, una inmensa escuela de planificación para los trabajadores para apuntar a la reorganización de la sociedad sobre otras bases, la única salida al caos y la barbarie capitalista.