por Gastón Ramírez

“No quiero hacer rehén de mi firma a mi bloque”. Con estas palabras Guillermo Jenefes dio su voto para el avance del proyecto de Ley de Medios y cerró una primera escena del espectáculo en el Senado. Un cambio para muchos inesperado. ¿Habrá habido “banelco” para cambiar el voto del Senador que proponía 22 modificaciones al proyecto kirchnerista? Quizás nunca lo sepamos. Los K dicen “todo sea por la libertad de expresión”, mientras ordenan a 300 policías rodear a los trabajadores de Terrabusi acallando su manifestación.

Algunos denunciaron que Jenefes es accionista mayoritario del grupo jujeño Radiovisión, que tiene Canal 7, AM 630, FM 97.7, Radio Perico, Libertador, Codivisión (circuito de TV codificada para la zona tabacalera); además de 15 repetidoras en Jujuy y Salta. Intentaban advertir al gobierno sobre otro posible Cobos.

Jenefes es conocido en el norte por ser empresario de medios y parte del PJ gobernante. El diputado Rivarola, por su parte, es el dueño del diario El Tribuno. Pero también es el jefe de cientos de trabajadores, mujeres y niños que recorren los surcos de sus plantaciones de tabaco en jornadas de sol a sol. Trabajando en negro, sufren los abusos y superexplotación de estos patrones, que se amparan en la Ley Laboral de Videla y que los K premian con subsidios millonarios cada año.

¿Por qué ocultan esta realidad?

No es la primera vez que un político K tiene vínculos directos con el campo. Recordemos al Senador cordobés Roberto Urquía (FPV) y directivo del monopolio Aceitera Gral. Deheza. Hasta Página/12 lo denunció una vez avanzado el conflicto con el campo.

Quienes apoyan la Ley de Medios del gobierno convocan “a escuchar otras voces” y dicen que “vamos a tener libertad para apretar el botón”. Pero cuidan con silencio de radio que se conozca a los Jenefes que monopolizan la tierra. Sus informes no hablan de la colaboración del gobierno con los monopolios y los terratenientes, como los nuevos subsidios al biocombustible que les entregará a latifundistas como Blaquier, del monopolio azucarero de Ingenio Ledesma. Y a pedido del monopolio Kraft el gobierno “apretó el botón” junto con Scioli y reprimió bajo las órdenes de la embajada yanqui.

Los que impulsan la Ley de Medios se conforman con disminuir el peso de grupos como Clarín, pero dejan pasar que el gobierno busca darle más participación a monopolios amigos. Mientras, los trabajadores no tienen acceso pleno a los medios y para hacerse oír deben apelar a cortar rutas y ser reprimidos para salir en los diarios y en la TV.

Los olvidados de siempre saben quiénes son sus jefes y qué hacen. Se trata entonces de que conquisten con su lucha los medios y hagan oír su voz a los millones de explotados y oprimidos del país y el mundo.