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Ninguna colaboración de Argentina con la cruzada imperialista contra Irán

KIRCHNER LE DA UNA MANO A BUSH

15 de febrero 2007

Los enviados de Bush que la semana pasada estuvieron en la Argentina –tres de las más importantes diplomáticos de los EE.UU.– sostienen que han mejorado, y mucho, las relaciones con el gobierno de Kirchner. Uno de ellos, Tom Shannon, subsecretario de Estado para América Latina declaró que “Nuestra visita demuestra que una relación que tuvo sus problemas en el pasado y las diferencias que tuvimos, quedaron atrás”. Por su parte Nicholas Burns, el número dos en el Departamento de Estado Norteamericano, elogió “lo que está haciendo su gobierno, en particular sobre las víctimas de la última dictadura”. El cinismo es doble: lo dijo en un conferencia del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) ante la presencia de Juan Aleman, Secretario de Hacienda de la dictadura militar que, emocionado, casi aplaude ante tan brillante actuación. Y para completar el tándem de los “derechos humanos”, el tercero de los enviados de Bush fue nada menos que el secretario de “Justicia” de los EE.UU., Alberto Gonzales que saltó a la fama por justificar la situación de los prisioneros en la base militar de Guantánamo y la aplicación de torturas en la prisión de Abu Ghraib en Irak (ver recuadro).

Ofensiva diplomática
Los enviados norteamericanos son parte de un giro político de EE.UU. hacia latinoamérica, una ofensiva diplomática de la Casa Blanca para tratar de reganar apoyo en su “patio trasero”. Desde la derrota electoral de Bush en las elecciones de medio término en noviembre pasado y, fundamentalmente tras su empantanamiento y crisis en Irak (incluso con la revitalización del movimiento antiguerra que reapareció con una multitudinaria movilización en Washington) se ha profundizado la crisis de hegemonía norteamericana. La táctica de los “neoconservadores” parece ser la de “huir hacia adelante”: el plan de Bush ha sido el de incrementar en 20 mil hombres las tropas norteamericanas en Irak y ha recrudecido sus amenazas de ataque militar a Irán (ver artículo página 13).
En este marco, el imperialismo yanky trata de conquistar apoyo político en América Latina para su cruzada internacional contra Irán. La estrategia norteamericana incluye aislar a Venezuela de sus hasta ahora socios latinoamericanos, ya que si bien Chávez garantiza los negocios de las empresas norteamericanas es contrario a sus planes por ser un fuerte aliado político de Irán en el continente. La gira que en las semanas siguientes hará Bush por Colombia, Guatemala, Chile, Uruguay y, en especial, el Brasil de Lula al que Bush ha dispensado los mejores elogios, tiene ese contenido. Bush no vendrá a la Argentina adaptándose, de alguna manera, a las necesidades del gobierno de Kirchner, cuya táctica pareciera tomar la definición que le ha dado el periodista Morales Solá de La Nación: “mejor es la amistad sin hablar de la amistad”. Pero el verdadero estado de las relaciones de Kirchner con Bush lo muestra el resultado de la gira de sus “tres mosqueteros” y el nuevo rol del embajador norteamericano John Earl Wayne quien se reúne asiduamente con los ministros del gabinete nacional, en especial con el cajero Julio De Vido, con quien además busca negocios para las empresas norteamericanas en las obras públicas. La sobreactuación de Kirchner denunciando las “presiones” del lobby norteamericano para lograr la concesión de la distribuidora de electricidad Transener, mientras da vía libre para que Bush utilice la causa Amia en su cruzada imperialista contra Irán, es el mejor ejemplo de la táctica del encubrimiento kirchnerista de un curso cada vez más pronorteamericano del gobierno nacional.

Ninguna colaboración de Argentina con la cruzada guerrerista de Bush
Si este alineamiento con EE.UU. que ubica a la Argentina como ariete para la cruzada imperialista contra Irán es un muestra de cipayismo, es doblemente servil tratándose de un gobierno debilitado y repudiado mundialmente como el de Bush.
Por el contrario, es el momento para que la clase trabajadora y los pueblos de Argentina y el continente aprovechen para movilizarce contra de la nueva ofensiva norteamericana que prepara nuevas guerras. La función de los gobiernos llamados “progresistas” en América Latina, posando de opositores a la política de Bush, es la de adormecer el masivo odio de masas al imperialismo, mientras prestan colaboración como la misión de tropas argentino–brasileras al servicio de los EE.UU. contra el pueblo de Haití.
La perspectiva de más y peores masacres que prepara Bush y los imperialistas contra los pueblos del mundo, como amenazan contra la nación y el pueblo iraní, serán acontecimientos que pondrán nuevamente, en el próximo período, en vigencia las acciones de masas, como los levantamientos que desde en el año 2000 se manifestaron en Ecuador, Bolivia, Argentina o recientemente en la Comuna de Oaxaca en México. Esto acelerará la experiencia de masas con los gobiernos que como el de Lula, Tabaré, Evo Morales, Chávez o Kirchner que han usufructuado esos levantamientos en beneficios de las burguesía locales y sin romper las reglas de juego impuestas por los neoliberales en los ‘90. Las organizaciones obreras combativas del continente y la izquierda que se reivindica clasista y socialista, debemos preparar ese momento, mediante una campaña sistemática antiimperialista e internacionalista que esté hermanada al incipiente movimiento antiguerra que despierta en el corazón del imperialismo. Los sindicatos y organizaciones estudiantiles combativas de Brasil y Argentina debemos exigir, en primer lugar, el retiro inmediato de las tropas al servicio de la la misión de la ONU en Haití. En Argentina, el PTS propone la más amplia unidad de acción para impedir toda colaboración con la cruzada guerrerista en Irak y la que prepara Bush contra el pueblo de Irán. En la marcha nacional a Plaza de Mayo del próximo 24 de marzo, a 31 años del golpe militar, estas demandas deberán inscribirse junto a la lucha por la aparición con vida de Julio López, la derrota de los secuestradores y el castigo a todos los genocidas que impusieron a sangre y fuego los planes imperialistas sobre el país.

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