por Santiago D.

Hoy leo Prensa de Frente y me encuentro con este artículo de Martin Azcurra, de la revista Sudestada1 (…) El artículo de Martín se encuentra atravesado por ese gran debate que circula alrededor del kirchnerismo y su rol dentro del campo popular. Gran debate gran, querida lectora, querido lector. La llamada Izquierda Independiente, si bien viene de antes, es tal vez una de las mejores hijas que nos ha dejado el 2001 en donde todas sus corrientes convergen y se identifican no solo entre ellas mismas sino también con los agrupamientos trotskistas, maoístas y, por supuesto, sectores de base del kirchnerismo y demás etcéteras. Porque en aquel gran remolino caótico y luminoso fuimos miles los que entramos a la vida política repudiando al modelo neoliberal de expoliación haciéndolo saltar por los aires. El “que se vayan todos” era una genuina y hermosa expresión del sentir popular, de un planteo que detrás de un discurso “contra la política y los políticos” ponía en pie nuevas prácticas para articular la construcción del campo popular y, oh paradoja, hacer política. En esa gran ola se monta-surge-se construye el kirchnerismo y sobre la base de las medidas más antipopulares del duhaldismo (represión de la protesta social, devaluación de la moneda y los salarios) pone en pie un modelo productivo que, gracias a una coyuntura internacional más que favorable, permite un crecimiento histórico de la economía. Y como dice una amiga: “las masas aman las reformas”. Esta vez no hizo falta bombardear la Plaza de Mayo, ni llenarla de tanques, ni cavar miles de tumbas sin nombre para desviar toda esa energía desplegada el 20 de diciembre ¿Cómo no hay derrota hay un triunfo? Ojo al piojo con esta pregunta, porque a la Izquierda Independiente siempre le costó responder esto.

(…) Hay una suerte de eterno coqueteo entre esta izquierda y el kirchnerismo (…) La Izquierda Independiente le teme a la marginalidad, le gusta la masa, el pueblo irrumpiendo en la historia, siendo sujeto y ¿a quién no? Pero una cosa es que te guste y otra muy distinta es fumártela como viene por miedo a la marginalidad. Y acá seguro, Martín, es donde no nos podremos poner de acuerdo. Yo creo que lo importante pasa por poner en pie una alternativa independiente de los trabajadores y el pueblo pobreque que sea capaz de disputar poder. Pero sobre todo que sea capaz de vencer. Y la victoria sólo es posible delimitando amigos de enemigos en el terreno de la lucha de clases. Nadie dice que eso sea sencillo, hasta te pueden matar por eso. Y no es cuestión de montarse en un caballo, pero hay fenómenos como el sindicalismo de base o este nuevo movimiento estudiantil que toma los colegios y las universidades que, si bien es pequeño (minúsculo) en el mapa político nacional es el lugar donde la izquierda debe activar y desarrollar sus iniciativas. La enorme cantidad de paros que suscitó el asesinato de Mariano Ferreyra impulsados por decenas de comisiones internas combativas que enfrentan a la burocracia sindical que este gobierno apaña marcan un camino, como hace 10 años lo marcaban los cortes de ruta y las asambleas populares. Un camino que la Izquierda Independiente debe emprender si no quiere ser olvidada por la Historia, o convertirse en patita izquierda de un capitalismo “menos peor” aportando cuadros políticos al régimen, como tan bien le viene saliendo a La Mella en Filo que en un año se le fueron dos dirigentes al Evita. Ojo con esa anécdota, compañeros, que hacen falta más brazos en este bote para seguir remando contra la corriente, desde abajo, y a la izquierda.