logo PTS

Neuquén

La crisis energética

Desde hace cuatro años se empezó a discutir en amplios sectores sobre la llamada “crisis energética”; es decir, la incapacidad de la infraestructura energética actual de satisfacer la demanda en las horas de mayor consumo.

PTS Neuquén

20 de agosto 2008

La estructura energética

Desde hace cuatro años se empezó a discutir en amplios sectores sobre la llamada “crisis energética”; es decir, la incapacidad de la infraestructura energética actual de satisfacer la demanda en las horas de mayor consumo. En lo que concierne a electricidad, el déficit es de un 5% a un 10% y el de gas ha sido aún mayor.
Actualmente, del total de la energía primaria que se consume en el país, el 85% proviene de combustibles fósiles (petróleo y gas), lo que genera una gran inestabilidad frente a lo que sería una matriz energética más diversificada y no tan dependiente de un recurso no renovable y, además, hoy en manos de empresas privadas.

La depredación de los recursos hidrocarburíferos, a pocos años de agotarse, ha sido realizada en función de las ganancias de las petroleras. La producción ha ido disminuyendo en los últimos diez años y no hay perspectiva de que arriesguen capital en buscar nuevas reservas, por lo que el horizonte es realmente pésimo. Pero aunque la producción aumentara, la capacidad de transporte (en caso de fríos intensos) no daría abasto ya que habría que aumentar por lo menos un 0% la capacidad de transporte de gas. Los gasoductos que podrían satisfacer ese aumento se han hecho, pero para venderlo al exterior (9 gasoductos) a precios bajos y revenderlo en esos países a precios cuatro veces mayores.

La producción de electricidad

Mientras que la producción hidroeléctrica aumentó un 73.6% entre los años 9 y 006, las centrales de ciclo combinado, que queman gas (casi insignificantes hasta mediados de los noventa, hoy representan un tercio del total) crecieron porque este tipo de obras requieren menor inversión que las hidroeléctricas y nucleares.

Se genera un gran cambio en la matriz energética y casi dos terceras partes de la producción de electricidad hoy proviene de la quema de combustibles fósiles, especialmente gas. Si bien la capacidad instalada es de unos 24.000 Mw., sólo son utilizables unos 18.000; el resto es infraestructura obsoleta y de costoso funcionamiento, aunque en realidad es la que en gran parte le ha “salvado las papas” al gobierno en los momentos de mayor demanda. Según un informe de CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima), en sus previsiones 2005- 2007, consideraba que se necesitarían 1.600 Mw. de potencia instalada en lo inmediato e incluso 2.500 para salir satisfactoriamente del cuello de botella en que se encuentra el sistema eléctrico.

Las inversiones anunciadas por el gobierno no revierten la dependencia del gas sino que la profundizan ya que gran parte son centrales de ciclo combinado; y las obras hidroeléctricas en estudio están aún en veremos.

Sin embargo si se hubieran realizado sólo algunas obras hidroeléctricas del total de las posibles, sumado a una serie de parques eólicos para los que ya existe tecnología nacional (INVAP), hoy se habría aumentando de conjunto la oferta eléctrica casi un 50%. Lo cual de por sí es preservar un recurso no renovable, contaminante y caro, sustituyéndolo, en parte, por su opuesto.
Con lo que se pagó el año pasado en deuda externa, el Estado podría haber construido estas obras. Es equivalente además a la renta petrolera apropiada por las empresas del sector desde el año 2002 al 2004. Si hubieran sido re estatizadas; el Estado las podría haber construido con las ganancias de sólo
tres años.

¿Energía para los ricos o al servicio del pueblo?

Si bien el gobierno insiste en negar la profunda crisis y la escasez en los momentos pico, atribuyendo el déficit a problemas de “coyuntura” como sería el clima y el crecimiento económico que generó mayor demanda, esto tiene más de mentira que de verdad. Si bien el clima puede tanto disminuir la producción de hidroelectricidad por las sequías como aumentar la demanda de gas por el frío o de electricidad para refrigeración por el calor y “se depende del régimen de lluvias; de que Atucha I funcione más o menos bien; de que no se caiga ninguna torre de transmisión; de que las centrales térmicas obsoletas no salgan de servicio; de la importación de energía eléctrica de Brasil y de gas oil de diversas procedencias”1; el origen del problema es la falta de inversión por parte de las empresas (todas privatizadas en los ’90) que manejan el negocio energético, especialmente las empresas petroleras (que a su vez son las que manejan el del gas). Repsol controla el 38% del petróleo y casi el 30% del gas a nivel nacional.

Las empresas productoras de energía argumentan la falta de inversiones en que las ganancias son muy reducidas o nulas como para encarar inversiones a largo plazo. Se basan en que no se han actualizado las tarifas en dólares desde la devaluación. Pero nada dicen sobre que la misma devaluación les licuó sus deudas (estaban en pesos) a un tercio y redujo los salarios, lo que les permitió recomponer ganancias a partir del 2002 , muy especialmente las petroleras (ver La Verdad Obrera Neuquén y Alto Valle N° 2). Además, muchas de ellas participan en la distribución de la energía, y han descargado el aumento del precio de la energía a nivel internacional sobre el bolsillo de los trabajadores y el pueblo pobre.

En la provincia, Sapag, el nuevo lobbysta de las petroleras (como bien supo serlo ayer Sobisch) anda llorando porque a las “pobres” empresas imperialistas les estamos pagando, según él, muy poco por el gas. Nada dice, sin embargo, que las saqueadoras de nuestros recursos le cobran a los sectores más pobres del país más de 10 veces el precio que paga cualquier empresa. Me refiero al gas envasado, que consume el 40% de la población. Y mientras que estas mismas empresas desabastecen de combustibles, el gobierno le subsidia el gasoil a las patronales agrarias.

Combustible que el resto pagamos al mismo precio que en EEUU, cuando el costo es de una quinta parte del precio final y el precio debería ser como máximo un peso el litro de nafta. Incluso las grandes industrias, para sortear el aumento futuro de la energía ya han desarrollado dos estrategias. Unas les compran directamente a las productoras de energía a precios bajos; otras empezaron ha construir sus propias plantas de electricidad, comprando el gas barato, abasteciéndose de electricidad, evitando los cortes, y vendiendo el excedente a precios altos en el marco del plan Energía Plus. Este plan con un nombre tan pomposo no es otra cosa que el aumento de la tarifa, que el gobierno nos quiere vender como beneficioso para el país.

El Plan describe que el aumento es sólo para los grandes consumidores (las grandes empresas), sin embargo ellos ya están preparándose no sólo para sortear este aumento sino para ser parte del nuevo negocio; siendo un arma de doble filo ya que se considerarán las distribuidoras (CALF, por ejemplo) como grandes consumidores y estas nos trasladarán el aumento. Es lo que esta sucediendo hoy en la provincia de Buenos Aires; ya sucedió en Neuquén y Río Negro y sucederá en el resto de las provincias a pesar de que están fuertemente subsidiadas.

También como por progresista nos quieren vender la llamada Ley Corta, sancionada en el 2006, que es la transferencia de la potestad de extender las concesiones de los yacimientos hidrocarburíferos a las provincias. Esta extensión de los contratos, que en su mayoría vencen en el 2017, se hizo en Chubut con el principal yacimiento del país y en Santa Cruz. Y ya lo está intentando hacer Neuquén. Una reivindicación en los hechos y profundización de la política privatizadora del menemismo.

A la inversa de un proyecto elemental de soberanía nacional y un plan energético sustentable en el tiempo, el gobierno nacional, en complicidad con los provinciales, profundizan una política de entrega y extranjerización de los recursos naturales, a la vez que nada están haciendo por diversificar las fuentes de energía. Y el aumento de los precios internacionales de la energía los va a hacer pesar sobre el pueblo trabajador.

Desde el PTS planteamos la expropiación de todas las fuentes de energía para ponerlas a producir bajo control obrero, en el marco de un verdadero plan energético nacional que incluya la construcción de un gasoducto que abastezca la zona NE del país, paralelamente a una reducción sustancial del precio del gas envasado. Además, la inmediata construcción de nuevas centrales hidroeléctricas, plantas eólicas, solares, y nucleares, siempre que sean seguras, así como la urgente reactivación de la exploración de nuevos yacimientos de petróleo y gas.

1 Prologo de Lucita, E; en “Saqueo Petrolero”, ediciones IPS 2007.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: